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martes, abril 23, 2024
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El etiquetado de las capturas se erige en una vía para acabar con la pesca ilegal

El Día Mundial de los Océanos ha servido para reflexionar sobre la magnitud de un fenómeno que amenaza gravemente el ecosistema marino: la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR). Las poblaciones mundiales de peces, que parecen estar en gran riesgo hoy en día, son un recurso precioso que puede proporcionar seguridad económica y alimentaria a la población mundial.


El 5 de junio, se celebró el Día Internacional de la Lucha contra la Pesca IUU. La ONU eligió el 5 de junio como Día de la pesca INDNR para conmemorar el aniversario de la entrada en vigor del Acuerdo sobre Medidas del Estado Rector del Puerto (PSMA) en junio de 2016. Se trata del primer acuerdo internacional vinculante para evitar que el pescado capturado ilegalmente entre en los mercados a través de los puertos. Hasta la fecha, 68 países, además de la Unión Europea, se han adherido a la PSMA.

La pesca INDNR se refiere a actividades ilegales en aguas costeras e interiores, pero también en las partes más remotas del océano. Es un fenómeno que afecta sobre todo a los países del sur del mundo, donde todavía no existe una gestión adecuada de las actividades pesqueras y donde los recursos para la vigilancia de las aguas y el respeto de las normas son limitados.

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Uno de cada cinco peces desembarcados es de origen ilegal, según la estadistica que maneja instituciones científicas. Los casos más frecuentes de pesca ilegal se registran en las regiones de África Occidental y el Pacífico Centro-Occidental, pero también son comunes en el Mar de Bering y el Atlántico Sudoccidental.

Al tratarse de una práctica poco transparente, no existen datos fiables sobre la escala global del fenómeno, pero en general se estima que uno de cada cinco pescados desembarcados es de origen ilegal.

La pesca ilegal es un fenómeno complejo y actualmente no existe una solución única para acabar con ella. El problema no recae en un solo país ni en una sola categoría de pescadores, por lo que su resolución es multinivel e implica a todos los gobiernos, la industria, las ONG e incluso los consumidores.

La concienciación, la comunicación y la coordinación de las distintas acciones son esenciales para desenredar todos los nudos de este intrincado asunto. Todos deben asumir su responsabilidad y actuar en consecuencia.

Los consumidores pueden marcar la diferencia

Los consumidores tienen hoy la oportunidad de ayudar a poner fin a este fenómeno generalizado. ¿Cómo lo hacen? Tomando decisiones informadas y conscientes, consultando las etiquetas de los productos pesqueros en el momento de la compra, consumiendo sólo especies de pescado trazables, con una procedencia clara y una sostenibilidad medioambiental demostrada.

Por ello, es necesario que haya una mayor conciencia de lo mucho que afecta este fenómeno al medio ambiente y a la supervivencia de todo un sector. La pesca es una fuente vital de alimentos, empleo, ocio, comercio y bienestar económico para la población de todo el mundo.


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