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jueves, marzo 28, 2024
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Científicos vascos comienzan el marcaje del bonito

Científicos vascos han comenzado el marcaje del bonito en el Golfo de Vizcaya El organismo vasco de investigación Azti, en colaboración con Ifremer, está llevando a cabo una campaña de implantación de marcas electrónicas en el atún blanco

Realizada en el marco de las investigaciones subvencionadas por la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (CICAA), esta campaña no es la primera para esta especie, pues ya se han producido algunas marcas desde Canarias. Sin embargo, con 85 operaciones de marcado previstas, esta es la primera de este tipo del Golfo de Vizcaya.

Hay un claro desconocimiento de las migraciones del atún blanco fuera de la temporada de pesca, entre noviembre y junio», explica Nicolás Goñi, investigador del equipo de gestión de recursos atuneros de Azti, organización con sede en Pasaia (Gipuzkoa). Los palangreros asiáticos que solían capturar grandes peces en el Atlántico central no los buscan desde hace 40 años, sino que buscan el atún rojo o el rabil.

Las operaciones de marcado, junto con una veintena de marcas de atún rojo, se llevarán a cabo este verano desde embarcaciones de recreo en aguas costeras, como las primeras que se realizaron en Bizkaia, o desde barcos de cebo que trabajan más lejos de la costa. Esto encarecerá la operación, ya que el coste de traer a los científicos a bordo se sumará al coste de las etiquetas.

Dos tipos de marcas

Cada individuo será marcado con dos tipos de herramientas: una marca externa coloreada, conocida como marca convencional y colocada en la base de la segunda aleta dorsal, y una marca de archivo interna, que debe implantarse en la parte ventral y que proporciona la información más valiosa, registrando la presión (que da la profundidad), la temperatura del agua y los datos de luz, lo que permite encontrar la posición (latitud y longitud). Como cada etiqueta de archivo cuesta 800 dólares (680 euros), su implantación requiere una estricta selección de los individuos y un cuidado casi quirúrgico durante la operación, que debe realizarse preferentemente en mares tranquilos.

Aunque el objetivo es recuperar las marcas una vez que hayan viajado durante varios meses o en los próximos años, ya se han colocado avisos en los puertos y han sido distribuidos por los comités de pesca, ya que los investigadores cuentan con que los pescadores informen de las recapturas, lo que les dará derecho a una recompensa de 1 000 euros por atún marcado (entero, sin tocar las marcas).

«Lo ideal sería tener la ubicación precisa de la captura», espera Nicolás Goñi. Pero en el caso de las grandes capturas, como las realizadas por los arrastreros pelágicos franceses, no se puede descartar que las marcas sólo se descubran cuando el pescado está en la bodega, o incluso en el momento del desembarco. En cualquier caso, el investigador pretende recuperar el mayor número posible para llenar el vacío de conocimiento sobre esta especie, que es menos apreciada que el atún rojo o el patudo, y da menos volumen que el rabil o el listado.

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