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sábado, mayo 4, 2024
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Jelly-FAD, los FADs biodegradables de menor peso y flotabilidad neutra que otorgan un mayor rendimiento y vida útil

Un novedoso paradigma, una idea más que un diseño, revoluciona los FAD biodegradables para hacerlos más duraderos, sostenibles y efectivos. Se trata del Jelly-FAD fabricado íntegramente con materiales orgánicos, sin plástico ni redes, pero en menor tamaño con el fin de aumentar su vida útil y abordar la contaminación marina, la pesca fantasma y el enredo de especies marinas. EUROPA AZUL presenta cómo se ha logrado y las claves de este nuevo dispositivo inspirado en las medusas.  

Texto: Teresa Montero
Imágenes: ISSF/Nando Rivero


El uso de dispositivos de concentración de peces a la deriva (DCPd, FAD en ingles) convencionales, no biodegradables y enmallantes, dentro de la pesquería de atún del Pacífico occidental y central, que recoge la mitad de la captura mundial de túnidos, ha generado preocupaciones por la sobrepesca, la captura de atún juvenil, su mayor pesca incidental en comparación con otras artes y la contaminación marina y pesca fantasma.
El despliegue de entre 23.000 a 40.000 FAD cada año en estas aguas ha provocado el desarrollo, en estos últimos años, de diseños mejorados de FAD biodegradables y no enmallantes, sin redes, (conocidos como Bio-FAD). Emplean materiales naturales biodegradables (bambú, algodón. yute…) menos dañinos para el medio marino, que reducen el enredo de especies no objetivo, y la basura marina y la pesca fantasma causadas por los dispositivos perdidos y abandonados.


Hasta ahora, más peso y componentes de flotación en los FAD convencionales significaban un mejor rendimiento, pero soportaban una elevada tensión estructural provocada por olas, viento y corrientes. Por ello, las estructuras de los Bio-FAD se rediseñaron para durar más en el mar, pero su composición de materiales orgánicos, menos robustos y duraderos que los plásticos, hizo necesario idear un nuevo concepto.


Se identificaron modificaciones en las estructuras, materiales y tamaño de los Bio-FAD para solventar esto, pero la mayoría presentaron una durabilidad bastante reducida, Lo ideal es que los materiales biodegradables se degraden lentamente después de aproximadamente 9 a 12 meses de uso y dejen poca huella ambiental.


El diseño más notable hasta la fecha, es el llamado Jelly-FAD, que ha cambiado el paradigma hacia un dispositivo más ligero, con cero plásticos, y de flotabilidad neutra lo que garantiza un mayor rendimiento y vida útil más larga que los diseños convencionales con materiales biodegradables.


100 por 100 materiales biodegradables


El Jelly-FAD está construido 100% con materiales biodegradables, excepto cuatro boyas y la baliza satelital que son de plástico. Cualquier subproducto de la degradación de estos materiales no debe ser tóxico para el medio marino. Se utilizan bloques de arena o arcilla como lastre que se disuelve lentamente una vez que las cañas de bambú de la balsa flotan.
Estos materiales confieren a la estructura del dispositivo una densidad similar a la del agua del mar lo que le permite flotar de forma neutra como una medusa, de ahí el nombre (Jelly es medusa en inglés). Esta flotabilidad era necesaria para la necesidad de flotación plástica adicional y reducir la tensión estructural provocada por viento, olas y corrientes marinas..
Para que los Bio-FAD sean productivos, pescadores y científicos, consideran cruciales una deriva lenta y un efecto de sombra o refugio que atraiga a especies no objetivo. Se detectaron tres retos: la vida útil reducida de estos objetos, la falta de alternativa a los flotadores de plástico, y la tendencia a estructuras más grandes y pesadas.
Para afrontarlos, el Jelly-FAD dio con la clave: minimizar la tensión estructural con un diseño de menor tamaño y cero plásticos, logrando así flotabilidad neutra y mayor vida útil.
El nuevo concepto se inspiró en las medusas, que son estructuralmente débiles, pero aún así fluyen suavemente con las corrientes oceánicas. La evaluación correcta de la flotación y la distribución del peso es crucial para extender la vida útil de este nuevo dispositivo.

Se probaron plásticos de base biológica para las boyas de flotación, pero sus beneficios y toxicidad aún no están claros, pues los plásticos certificados como biodegradables en condiciones marinas aún son escasos y de funcionalidad limitada. Y la elección de un alto coeficiente de resistencia aerodinámica (forma y material adecuados) permitirá que el objeto se mueva con las aguas profundas más lentas (evitando la tensión estructural) sin superficies sumergidas adicionales.


Diseño 3D


El Jelly-FAD fue creado con un diseño simétrico en 3D en forma de cubo en su parte más profunda porque tiene un mayor coeficiente de arrastre que el bidimensional habitualmente utilizado, que necesita estructuras grandes, anchas y profundas para un mejor coeficiente.
La estructura tridimensional es imprescindible para lograr la deriva lenta requerida para que el FAD sea productivo y permanezca en el caladero. La forma de cubo es de fácil montaje y almacenamiento, quedaría plano sobre la cubierta del barco al plegarse y se ensambla para lograr la forma 3D en el mar.
Para 50 m de largo con una cuerda de algodón de 20 mm de diámetro, se agregó una boya de plástico sumergida de 5 a 7 kg para contrarrestar el peso de la cuerda de algodón. Para las boyas de plástico en superficie se estimó necesario un máximo de 25 kg de flotación, dependiendo de los metros y tipo de cuerda utilizada. Y se utilizó una balsa plana en forma de 2D para crear el efecto de sombra a unos 5-7 m de profundidad, con solo la boya flotando en la superficie.


Coste similar


Aunque los materiales biodegradables son más caros que el plástico sintético, el coste de cada Jelly-Fad, entre 180 y 300 dólares, dependiendo del tipo y cantidad de materiales usados, es similar al de los FAD de plástico porque los primeros requieren menos material.
Son incluso más baratos que algunos objetos convencionales que rondan los 600 dólares sin boya de geolocalización.
De lo aprendido hasta el momento, se deriva que no hay evidencia científica sólida (las investigaciones lo certifican) que indique que las diferencias en los componentes o diseños de los FAD (forma, tamaño, color) influyen en el proceso de atracción o agregación de los túnidos.
Se ha planteado la hipótesis de que otros factores, como la trayectoria de los FAD o las áreas recorridas y las agregaciones de peces distintos del atún puedan tener un papel importante en la atracción de túnidos.
El Jelly-FAD ha sido desarrollado por la Fundación Internacional para la Sostenibilidad de los Productos del Mar (ISSF) y oceanógrafos físicos del Institute de Ciències del Mar en Barcelona. El proyecto se inició en septiembre de 2022 y su construcción concluyó en febrero de este año. Fue fundado por la FAO, ISSF, AZTI, la asociación Common Oceans, y el Fondo Mundial para el Medio Ambiente.


Resultados preliminares y futuro
Los resultados preliminares de las pruebas reales en condiciones de pesca en el mar muestran que el Jelly-FAD agrega cantidades comerciales de atún y cuenta con más de seis meses de vida operativa, adecuada para fines de pesca ya que rara vez se opera con FAD de más edad porque la mayoría probablemente están fuera del caladero, robados o hundidos.
Debido al alto número de pérdidas y abandonos de FAD, cambios de manos, hundimientos o desactivaciones de zonas fuera de pesca, las pruebas requieren el despliegue en el mar de muchas unidades de forma continua a lo largo del tiempo para obtener resultados significativos. Capitanes y armadores de otras flotas también probaron el nuevo dispositivo por iniciativa propia, pero no se tienen datos.
El diseño del Jelly-FAD reduciría significativamente el impacto de la pesca en ecosistemas vulnerables en comparación con un diseño convencional que utiliza una gran cola de red de nailon, que permanecerá en el ecosistema indefinidamente.
Tras escuchar iniciativas de los pescadores, los investigadores trabajaron en reducir aún más el peso y la cantidad de boyas de plástico necesarias para la flotación. A medida que avancen los experimentos, la estructura del Jelly-FAD probablemente evolucione en manos de los pescadores. manteniendo los conceptos claves de la oceanografía física sobre flotación y arrastre, pero cambiando la forma del ancla o balsa utilizada para atraer a los peces.

Consejos para la construccción del Jelly-Fad

 +Usar materiales biodegradables o naturales como cuerdas de fibra natural, hojas de palma y troncos. Sustituir redes por paneles de tela. Usar una balsa (o plataforma flotante equivalente) descubierta o parcialmente cubierta con un material que no sea malla.
+A la hora de ensamblar la sección sumergida del dispositivo, usar materiales como cuerdas flojas para que los animales no se enmallen.
+Para desalentar que las tortugas descansen sobre los FAD es bueno utilizar objetos flotantes en forma de tronco (cilíndricos) o esféricos.

El Jelly-FAD fue distribuido a los buques colaboradores de ISSF para su despliegue, uso en la pesca, seguimiento y recogida de datos. El objetivo, monitorear su integridad estructural a lo largo del tiempo para diferentes niveles de peso y flotabilidad y estudiar cómo agrega atún y se desplaza. El conocimiento adquirido se expondrá en informes, talleres y recomendaciones de gestión para la transición a BioFADs y a este nuevo modelo. Estas son las pruebas:

Pruebas en la mar con Jelly-FAD
1. El mar Mediterráneo (ISSF-Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona): Este mar fue seleccionado por ISSF para el primer ensayo controlado con un prototipo de Jelly-FAD en condiciones reales de pesca debido a la falta de flotas que pescaban con FAD a la deriva. Comenzaron en 2021 y tras siete meses, de 10, cuatro funcionaban bien, En mayo de 2022 empezaron con una versión mejorada, más liviana y con componentes orgánicos, que redujo aún más la necesidad de flotación.
2. En el océano Pacífico oriental con la flota Ugavi (ISSF):  500 Jelly-FAD desplegados y un esfuerzo continuo con un 20 % de despliegues regulares de Jelly-FAD sobre el total de FAD. Las pruebas iniciadas en 2021 continuaron hasta 2023.
Hubo dos pruebas. En la primera, la cuerda era de cáñamo de Manila y la lona de yute. En la segunda, la cuerda de algodón y la lona de yute. Profundidad de 50 metros.
Los primeros 150 Jelly-FAD no ofrecieron resultados significativos debido a la escasez de datos por su hundimiento, robo, salida de zonas de pesca o escasas visitas. Gracias al esfuerzo de los armadores para continuar con las pruebas, los nuevos dispositivos comenzaron a funcionar correctamente y a agregar atún, lo que permitió a los barcos aumentar visitas y capturas, y los pescadores aprendieron el manejo del dispositivo y confiaron en su eficacia.
3. Océano Pacífico oriental con la flota NIRSA de Ecuador (ISSF- Comisión Interamericana del Atún Tropical ): Desplegó Bio-FAD de diseño convencional y comenzó a probar el Jelly-FAD con 100 unidades de cuerda y lona de algodón y a 50 metros de profundidad a mediados de 2022. Un esfuerzo continuo permitió un despliegue regular del 20% de Jelly-FAD del total de dispositivos.
La vida útil de ambos diseños resultó ser muy corta, alrededor de 50 a 55 días. Los científicos han recomendado una revisión del proceso constructivo para comprobar si la flotación, el peso y los diferentes pasos son apropiados, ya que los resultados de otras flotas muestran una vida útil de cerca de cuatro meses.
4. Océano Pacífico occidental con Caroline Fisheries Corporation (CFC) (Financiado por ISSF-La Comunidad del Pacífico-FAO-AZTI): Desplegó un total de 100 Bio-FAD, el 50% de los FAD experimentales probados eran un diseño que copiaba el convencional, pero con materiales biodegradables (cuerda de cáñamo de manila y lona de yute); y el otro 50% desplegado era el modelo Jelly-FAD, con cuerda: de algodón y lona de yute.
Realizó dos pruebas a 60 metros de profundidad. La primera con 29 Jelly-FAD, 44 diseños convencionales fabricados con materiales orgánicos y 50 FAD convencionales. La segunda con 27 Jelly-FAD.
Los primeros resultados mostraron que el Jelly-FAD duró más y se desplazaba más lentamente que el Bio-FAD de materiales orgánicos. Se capturaron 95 tn con Jelly-FAD y 35 con FAD biodegradable. No hubo capturas con FAD convencionales. El bajo número de visitas y capturas no permite un análisis completo de las posibles diferencias entre FAD biodegradables y convencionales. Los datos de biomasa y trayectoria registrados por boyas ecosondas conectadas por satélite no mostraron diferencia clara en los patrones de agregación de atunes entre los tipos de FAD.
Esta flota seguirá probando únicamente Jelly-FAD con un nuevo proyecto liderado por la Comunidad del Pacífico (SPC)
5. Océano Pacífico occidental y oriental con la flota atunera de cerco estadounidense (ISSF-Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica-SPC): Se desplegaron 216 Jelly-FAD a lo largo de 2022 y las pruebas continuaron en 2023.
Construidos con cuerda y lona de algodón y para 50 metros de profundidad. Los resultados aún no están disponibles.
6. Océano Pacífico occidental con flotas de Silla Group, Carolina Fisheries Corporation, Cape Fisheries, American Tunaboat Association, FCF Fishery y más de 14 empresa pesqueras. (EE.UU.- UE – SPC – ISSF). Las pruebas iniciadas en 2022 forman parte de un proyecto cientifico de tres años de la Comisión de Pesca del Pacífico Central Occidental,(SPC), El primer dispositivo, con cuerda y lona de algodón a 50 metros de profundidad, se desplegó con éxito en marzo de 2023 en Pohnpei (Estados Federados de Micronesia). Se habían construido 100 hasta abril. Al final del proyecto, se habrán desplegado 403. La prueba durará 10 meses.
7. Océano Atlántico con flotas de cerco y caña de Ghana (ISSF-FAO-AZTI): 133 Bio-FAD desplegados, con cuerda y lona de algodón y a 60 metros de profundidad, 35 Jelly-FAD y 95 de diseño convencional con materiales orgánicos. Se realizaron pocas visitas debido a la pérdida de los dispositivos por robo, hundimiento o salidas de la zona de pesca. Para obtener resultados de su rendimiento se requieren más implementaciones. Se analizarán las trayectorias de las boyas ecosonda y la biomasa.
8. Océano Atlántico con la flota Pevasa (ISSF-FAO): Durante 2022-2023 ha probado alrededor de 200 Jelly-FAD fabricados para 50 metros de profundidad con cuerda y lona de algodón. Los primeros resultados muestran un buen desempeño del Jelly-FAD.
9. Océano Atlántico con la flota de Opagac (AZTI-ISSF): Desplegaron 214 Jelly- FAD fabricados con cuerda y lona de algodón para 60 metros de profundidad durante el 2022. Los resultados no mostraron diferencias significativas entre el Jelly-FAD y el Bio-FAD convencional. Sólo se realizaron 10 visitas, por lo que se necesitarían más implementaciones para obtener resultados significativos. Continuaron con las pruebas.
10. Océano Atlántico, flota de Vía Océan (Via Ocean-ISSF): Esta flota francesa ha desplegado 60 Jelly-FAD y continua este año. Los resultados aún no están disponibles.

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