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sábado, mayo 4, 2024
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Jesús Arrieta: «Hay que buscar un mecanismo equitativo para un mejor acceso a los recursos genéticos marinos»

Jesus Arrieta:

Jesús Arrieta es investigador científico del Centro Oceanográfico de Canarias, IEO-CSIC. Sus intereses de investigación giran en torno a la ecología microbiana, el papel de los microbios en el funcionamiento de la biosfera y la regulación del clima. Ha trabajado en diversos temas como el almacenamiento de carbono en las profundidades oceánicas, el transporte microbiano a través de los océanos y la utilización de los recursos genéticos marinos. Ha dirigido el primer estudio mundial sobre la utilización de los recursos genéticos marinos y aisló una colección de microbios durante la Expedición Malaspina que se utilizaron para desarrollar productos cosméticos. Una de sus especialidades es el plancton y bacterias marinas, nos explica la importancia de estas especies en el ciclo del carbono en el océano, que participan en la regulación del clima, la composición de la atmósfera y la degradación de contaminantes.

Uno de los ejes de investigación en su trayectoria han sido los recursos genéticos marinos. ¿Qué recursos abarcan los señalados y porque tenemos que conservalos?


Se trata de un concepto muy amplio, que a veces induce a confusión ya que en la práctica no está limitado solamente al uso del material genético. Básicamente se denomina como recurso genético marino a cualquier uso de una especie marina con fines no alimentarios. Esto incluye el uso de cualquier parte del organismo, no solo su material genético. En el caso del material genético puede hacerse a través del ADN extraído de una muestra de agua o sedimento a partir de especies que ni siquiera se han descrito. Los usos son también variopintos ya se pueden obtener desde ingredientes cosméticos hasta medicinas como antibióticos o fármacos para el cáncer, diferentes enzimas de utilidad industrial, suplementos dietéticos o lubricantes. Al final se trata de cualquier uso que pueda ser explotado por la humanidad.Un ejemplo muy conocido es la firma Pharmamar, una empresa española pionera desde hace más de treinta años en el desarrollo de medicamentos de origen marino contra el cáncer.


Los recursos genéticos marinos concitan mucho interés por las numerosas aplicaciones que tienen


Su importancia es notable debido los organismos marinos se enfrentan a problemas diferentes de los que encuentran los organismos terrestres y por esto el potencial de encontrar nuevos productos de interés a partir de organismos marinos es muy elevado. Durante la expedición Malaspina 2010 conseguimos aislar más de 2000 cepas del océano a partir de las cuales se han obtenido 5 ingredientes que han acabado en 7 productos de cosmética en colaboración con una empresa de este sector. Otro ejemplo son las lampreas (Myxine glutinosa) que viven el fondo marino hasta los 1.000 metros cuya mucosidad contiene un péptido que inhibe el crecimiento de muchas bacterias. Es importante evaluar la sostenibilidad de estos usos.


Por ejemplo, se ha descrito la obtención de lubricantes útiles para la laminación de acero a partir de Hoplostethus atlanticus, un pez muy longevo que puede vivir hasta150 años, pero que alcanza la madurez reproductiva a los 30 años. Debido a su lento desarrollo, es poco probable que su uso a sea sostenible. Otro aspecto a tener en cuenta es el volumen de mercado que puedan tener estos productos. El comercio mundial de productos para prevenir la adhesión de organismos al casco de los barcos (bioincrustación o biofouling) mueve 15 billones de dólares anualmente y convencionalmente se ha basado en el uso de metales pesados u otros componentes nocivos para el medio ambiente. En este sentido se ha descrito la formulación de ingredientes contra la bioincrustación a partir de productos bacterias aisladas 5.000 metros de profundidad que además son biodegradables.
También se han formulado con éxito reactivos de laboratorio a partir de la extracción de un gen de una proteína de medusas que produce luminiscencia cuando se activa.
En muchos casos, la utilización de secuencias genéticas que se pueden expresar en cultivos de laboratorio o la generación de moléculas análogas (productos naturales)“copiando” las encontradas en la naturaleza resulta en la producción industrial de estos componentes sin necesidad de volver a extraerlos de los océanos, lo cual hace que estas tecnologías sean sostenibles al evitar la sobreexplotación del organismo original.


¿Quién es el propietario de estos recursos?
La propiedad de los recursos biológicos dentro de las aguas territoriales de cada país están definidas por la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (1982), el Convenio sobre la Diversidad Biológica (1992) y el Protocolo de Nagoya (2010) pero fuera de las aguas territoriales no existía hasta el momento un marco legal aceptado universalmente. Esto está a punto de cambiar, gracias al acuerdo de junio de este año relativo a la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica marina de las zonas situadas fuera de la jurisdicción nacional.
Este acuerdo, pendiente de ratificación por los estados miembros, pretende regular el acceso y el reparto justo de los beneficios del uso de los recursos genéticos marinos en aguas internacionales y a la vez promover la investigación científica marina. Todavía es pronto para saber cómo de efectivo será el acuerdo pero intenta solucionar la situación de desigualdad en el acceso a estos recursos. Dentro de las zonas económicas exclusivas, la propiedad de los recursos se asigna al Estado correspondiente, respetando la soberanía. Esto que parece bastante lógico y sencillo, resulta en una traba importante para la investigación ya que en muchos países, el acceso para investigación se encuentra pobremente regulado y resulta en una negativa por defecto sobre todo en algunos países en vías de desarrollo que temen que se les arrebaten estos recursos genéticos. El resto del océano, en aguas internacionales era, hasta ahora, un territorio pobremente regulado, sin apenas áreas protegidas y con sus recursos disponibles libremente para el primero que llegaba. Así veíamos que el 70 por ciento las patentes de genes de organismos marinos con validez mundial, correspondían a 3 países y que a alargando la lista solo hasta 10 países se abarcaban el 90% de las patentes, lo cual demuestra que el acceso no es equitativo sino altamente dependiente de las capacidades tecnológicas de cada país. Más significativo aún es que el 47% de estas patentes de genes marinos aparecían registradas bajo el nombre de una multinacional (BASF).


Las patentes, un método imperfecto de proteger e impulsar la investigación con falta de transparencia.


Las patentes son el mecanismo utilizado para dar seguridad jurídica a aquellos que promueven la innovación y asegurar que reciben una compensación por su esfuerzo. Existe una cierta polémica sobre si las patentes sirven para incentivar la investigación o por el contrario frenan la innovación, pero ahora mismo son el sistema existente. Uno de los problemas actuales del sistema de patentes en relación con la explotación de material genético es que no hay requisitos para que las patentes detallen en qué país se consiguió el recurso o a partir de qué organismo. Con ello, se lograría tener algo más de control sobre el acceso a estos recursos y una situación más equitativa suavizando los recelos de aquellos países que temen que se utilice su riqueza biológica sin permiso.

Todos estos proyectos exigen unas fuentes de financiación importantes. Existen apoyos para seguir profundizando en las investigaciones de este tipo.


Se están perdiendo muchas oportunidades de extender el conocimiento sobre los recursos naturales marinos debido a estos recelos entre países. También es problemático el hecho de que se puede patentar algo que está presente en varios países a la vez, dando todos los beneficios al país en el que se encontró el recurso y negándoselos a los otros países que también son “dueños” del mismo organismo. “Sobre todo, importa no poner trabas a la investigación, es importante acelerar la investigación sobre los mares. No conocemos la mayor parte de los organismos que viven en los mares y, si dividimos las actuales estimaciones del número de especies marinas por el ritmo al que se están describiendo nuevas especies, estimamos que tardaríamos varios miles de años solo en clasificar y conocer todas las especies que viven en nuestros océanos”.


Está de acuerdo que tenemos que avanzar en la protección de los recursos?


Para proteger lo que no conocemos, es necesario centrarse en la protección de los hábitats en su conjunto y este es uno de los grandes objetivos de los acuerdos alcanzados este año que pretenden establecer áreas marinas protegidas sobre el 30% del océano para 2030. Este es un objetivo que me parece adecuado y que debería poder alcanzarse, tengo más dudas sobre la parte del acuerdo referida a la explotación de los recursos genéticos marinos. La situación actual no es buena en cuanto al acceso y la equitatividad y no tengo claro que este acuerdo vaya a mejorar las cosas sustancialmente, pero es un punto de partida con respecto a la desregulación anterior que puede mejorarse en el futuro. 

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