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viernes, julio 26, 2024
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“El Brexit es un ejercicio populista, especialmente en el tema de la pesca”

Iván López Van der Veen es el presidente de la Asociación Nacional de Buques de
Pesca de Bacalao (Agarba), miembro del comité ejecutivo de Cepesca y presidente
del Consejo Consultivo de Flota de Larga Distancia (LDAC). Su voz es una de las
que más se ha escuchado en los últimos meses con motivo de la negociación del
acuerdo del Brexit y sigue siendo uno de los más críticos con el convenio sobre
pesca alcanzado con Reino Unido. López Van der Veen sabía que el ‘status quo’
que demandaban desde el sector era una ilusión, pero confiaba en el buen hacer de
Michel Barnier, el negociador europeo, que había sido Ministro de Pesca en
Francia. No obstante, y a pesar de los esfuerzos del galo, el acuerdo se precipitó en
los últimos días cuando él ya no estaba al mando de la delegación comunitaria. Es
por ello que, asegura, ni Santiago, ni Madrid tienen culpa del documento
finalmente aprobado y considera que es necesario remar todos en la misma
dirección para ir de la mano a Bruselas, “donde está la tribuna del debate”.

SANTIAGO/M.BEREA

El acuerdo del Brexit no ha contentado a los pescadores comunitarios, pero los británicos también están muy decepcionados.
Por algo nosotros, desde la EUFA (Alianza Pesquera de la UE), decíamos desde el
principio que la única solución al Brexit en pesca era el ‘status quo’, que cualquier otra iba a ser perniciosa y negativa para todos. Y no lo decíamos por defender una postura cómoda de que nos dejen como estamos, algo que nos achacaban desde algunos medios británicos. La pesca no es como otras industrias. Yo no conozco ninguna otra actividad que esté tan regulada, tan controlada… Y hablamos, además, de empresas que a la vez extraen el pescado, lo procesan y tienen que ir a un sitio lejano. La evolución de los últimos 40 años de la pesca en Europa ha sido, para mí, una política de éxito europea.


¿Eso quiere decir que todos estamos contentos con ella?

No, pero de la misma forma que tampoco lo estamos con ninguna política de cualquier Gobierno en general. En la pesca europea lo que sí se consiguió es una gran integración, a pesar de todos los pesares. Y los barcos gallegos que pescaban en Escocia, por ejemplo, estaban descargando en el norte de Escocia todo el pescado.
Lo cierto es que con este acuerdo se ha roto un equilibrio de 40 años y seguro que en
cinco o diez habrá una situación completamente diferente. Habrá centros logísticos que cambien y, desde un punto de vista económico, haremos números y veremos si nos va mejor o peor. Lo que es indudable es que va a haber ciudades muy afectadas como Pertersen, porque las grandes inversiones que se hicieron allí para manejar grandes descargas de pescado se van a quedar en nada.


¿Entiende entonces que los pescadores británicos tampoco estén contentos?


Ahí influyen las grandes expectativas que se crearon. El Brexit es un ejercicio populista. Y en la pesca, especialmente. Se hicieron grandes promesas y cuando tú prometes la luna, por mucho que lleves un satélite, la luna queda muy lejos. Y eso es lo que le está pasando a los pescadores británicos. A mí no me sorprende nada el resultado. Y la ironía es que desde este lado no nos sorprende, no estamos satisfechos, pero sabíamos que íbamos a llegar a esta situación. También hubo reacciones peripatéticas de gente muy bien informada del lado británico, que ahora deberá reflexionar si ha merecido la pena.


¿Hay alguna posibilidad, dado que en ninguna parte están contentos, de volver a la situación de antes del Brexit en virtud de acuerdos bilaterales?


No, yo creo que no. Pero te hablo como sector. Si mañana hay un referéndum en
Escocia y entra en la UE, le diríamos: “Muchas gracias, devuélvannos lo que se llevaron con el Brexit”. No puede ser eso de ahora salgo, cojo los beneficios y vuelvo a entrar. Todo país que entra en la UE, y eso lo he estudiado mucho en la carrera, renuncia a ciertos privilegios nacionales. En pesca, concretamente, cedes la gestión y
representación de tu sector pesquero literalmente a Bruselas, por poner un ejemplo.
Podemos quejarnos mucho pero se han ganado cosas y algunas, probablemente, no se ven. Es irónico que ahora se hable tanto de aranceles y no se hablara en el momento en el que nos los quitaron. Lo triste de todo es que en el Reino Unido no se ha interiorizado esto. Recuerdo una reunión con eurodiputados británicos en Bruselas que decían que no era tan malo, que lo del comercio ya se vería. Lo que ellos no le estaban diciendo a su gente es que en el momento en que se fueran, las barreras comerciales de la UE iban a estar allí, puesto que ya no eran miembros. No pueden irse, llevarse consigo las cuotas que habían puesto conjuntamente y pretender que no pase nada. Esto no funciona así. Así que no deberían quejarse porque, para empezar, la mayoría de sus quejas no están fundamentadas. Y, después, ellos votaron a favor de esto, de salir de la Unión Europea.

Teniendo en cuenta el trato que le ha dado históricamente la UE a la pesca, ¿no se esperaban un acuerdo aún peor?


De una cosa estoy seguro: si en EUFA no hubiéramos trabajado como lo hicimos, codo con codo y mostrando una alianza importante unidos todos por un mismo objetivo, y si, además, el señor Barnier no hubiera sido el negociador -no hay que olvidar que fue un buen ministro de Pesca en Francia- esto sería diferente. Hubiéramos estado mucho peor. Y prueba de ello es que en un 20% del acuerdo de pesca, en la parte no técnica, se notan diferencias con respecto a otros artículos. Esto se debió a que estos aspectos se decidieron en los últimos 7/10 días y, sobre todo, en las últimas 24 horas, justo lo que no queríamos que pasara. Y, además, en ese momento Barnier ya no estaba al mando de la negociación. Ahí se falló. Ahí la presidenta de la UE falló porque da la sensación de que querían quitarse esto del medio de una vez. Y para conseguirlo, llevaron la realidad pesquera a una hoja de Excell para cuadrar los números, sin tener en cuenta que detrás de esos números había una estabilidad relativa, una normativa europea, una obligación de desembarque… Y no lo tuvieron en cuenta, cosa que Barnier sí lo tenía porque
estaba muy integrado con la DG Mare.


¿Y esto qué provoca?


Pues que al final nos encontremos con un tremendo carajal dentro de la UE, que a ver cómo lo encajamos. Porque el acuerdo no es un reflejo de la estabilidad relativa y eso es un problema. Hay países que pierden más y países que pierden menos


Cuando pase este periodo transitorio de cinco años y medio, ¿tendremos la misma flota que ahora o habrá empresas que se queden por el camino?


Supongo que sí, pero hay ese riesgo. De todas formas, también hay que tener en cuenta que no es lo mismo este Brexit con Covid que el Brexit cuando ya no lo haya. Quizás eso es algo que también se debería haber tenido en cuenta en los periodos transitorios y no se tuvo porque Reino Unido no quiso. Eso hay que decirlo: la mayor parte de los problemas que surgen del Brexit es porque Reino Unido tomó la decisión de irse y porque en la mesa de negociación rechazó la mayor parte de las propuestas de la UE encaminadas a mantener una relación comercial y arancelaria mucho mayor.


La pandemia no ayuda a ver las cosas con perspectiva. Cierto, no se ha tenido en cuenta la COVID y hay muchas empresas que ya están al límite, así que no es descartable que haya alguna que prefiera cerrar.

Más que nada, este acuerdo puede precipitar decisiones de fusión, de venta o de salida. Obviamente, el panorama es el mismo y todo dependerá un poco de cómo evolucionen ahora las relaciones con el Reino Unido. Hay que asumir lo que ha pasado, quitarse un poco el Brexit de la cabeza y ver cómo se negocia con Reino Unido, de la misma forma que se hace con Noruega, Faroe… Año a año, viendo cosas… Evidentemente, no porcentajes nuevos de cuotas pero sí otras cuestiones como medidas técnicas, alineación de normativas e, incluso, intercambio de cuotas. Lo que está claro es que hemos pagado el 25% de nuestras capturas en aguas británicas a cambio de un acceso de cinco años y medio y lo demás está por ver. Es verdad que, en el futuro, si el Reino Unido se pone bravucón, la UE tiene maneras de paliar y hacer que ese pescado de los británicos no vuelva al mercado europeo en forma de producto. Veremos si la UE lo hace y veremos también qué hace el Reino Unido, pero no será para mejorar ninguno de los dos lados. Y eso es preocupante.


En el caso de Malvinas, ya sabemos que queda fuera del acuerdo, pero habrá
aranceles. ¿En qué situación quedan los barcos españoles que faenan allí?
Yo tengo mucho respeto por todas las flotas.

Con lo único que tengo problema es con la argumentación que ha hecho el representante de la flota malvina en algún momento.
Aquí hablamos de dos flotas: la que pesca en Malvinas pero que tiene bandera española, que son 23 barcos, y la que tiene bandera de Malvinas, que es la que va a tener quepagar aranceles. La flota con bandera española no los tiene que pagar, igual que no lo hace la flota atunera que pesca fuera o los barcos españoles que pescan en agua de Noruega. Esto lo sabe todo el mundo, no es nada nuevo. Por eso me da rabia esa identificación errónea de barcos malvinos o barcos españoles. Es más, yo te pediría que cogieras a cualquier armador que ha perdido cuota y le preguntaras si prefieren eso o pagar aranceles. No tengo ninguna duda de que preferirían pagar.
También hablan mucho de un acuerdo, que sería la única forma de que la UE levantase los aranceles a la flota de Malvinas. Es posible porque, a efectos pesqueros, Malvinas es independiente como Faroe o Groenlandia. Y fue Reino Unido el que no quiso incluir ningún territorio externo. No hizo ningún esfuerzo al respecto, así que me parece increíble que esta flota se queje a Galicia, Madrid o la Unión Europea cuando no lo está haciendo a Londres. La asociación que la representa, en vez de salir tanto en los periódicos, a lo mejor debería haber trabajado algo más. Asimismo, también hay que tener en cuenta que, si se inicia mañana una negociación, desde ese momento quedan prohibidos todos los acuerdos privados de barcos de la UE para poder pescar en esas aguas. O sea, los 23 barcos españoles que faenan ahora en aguas de Malvinas perderían inmediatamente el acceso y nunca más tendrían opción de tener acuerdos privados. Porque esa prohibición queda en vigor hasta que caiga totalmente el acuerdo firmado. Ni tan siquiera sería válido que ese convenio estuviera en desuso y que no lo utilizara nadie para volver a suscribir acuerdos privados. Así que yo me pregunto: ¿Qué están pidiendo, que la UE negocie un acuerdo que favorezca a los barcos malvinos y deje fuera a la flota española que está faenando ahora?

Porque si la UE negocia, lo hará por toda la flota europea y habrá barcos que no sean españoles que seguramente ahora mismo estarían interesados en ir. Hay que pensar un poco las cosas y me da a mí que la dirigencia de Acemix es muy acomodada y le gusta mucho pedir y pedir. Pero hay que hacer cosas y hay que ser consciente de quién eres. Y Acemix es una asociación donde todas las empresas, por definición, son extranjeras, así que tendrás que empezar hablando por el Gobierno del país en el que estás establecido, digo yo. Ahora, también te digo que los aranceles tienden a desaparecer o a perder su importancia. Es un tema comercial. Y ojo, no se paga arancel por todo, sino sólo por el producto que se quede en la Unión Europea, así que no dramaticemos tanto. Hagamos números porque, además, es una flota que tiene unos beneficios tremendos, que no va a tener tanto problema por absorber ese coste, sobre todo a medio y corto plazo que es de lo que estamos hablando.

Preside el Consejo Consultivo de la Flota de Larga Distancia. Entiendo que para estos barcos todavía ha sido peor el problema generado por la COVID 19.

Es una situación muy complicada, lo ha sido en 2020 y lo va a ser en este 2021 incluso más, porque estamos viendo restricciones que no vivimos el año pasado. La actividad pesquera tiene la excepcionalidad reconocida internacionalmente, pero eso luego no se aplica de ninguna manera, lo que resulta muy complicado. La situación requiere un sacrificio tremendo por parte de las tripulaciones que, antes, a lo mejor hacían dos mareas de tres meses. Veremos si eso se puede hacer este año, porque a lo mejor los marineros tienen que quedarse a bordo cinco o seis meses. También habrá que estar vigilantes con estas nuevas variantes de la COVID, que no son ninguna coña y parecen mucho más contagiosas. Eso hace que viajar o el hecho de entrar en un puerto, que antes era muy seguro, ahora no lo sea tanto. Lo que no hemos tenido todavía han sido positivos a bordo y esto, más que a la suerte se debe a mucho trabajo y tesón. Aquí quiero ensalzar la labor, sobre todo, de Opagac y de la flota de Vigo, que mueven a tripulaciones por todo el mundo. Hay un trabajo detrás tremendo y, de forma particular, la coordinación de Edelmiro Ulloa en Arvi, que es la que conozco, es casi de dedicación religiosa. Estas cosas sacan lo bueno de la pesca, que muchas veces se nos conoce más por lo que protestamos que por lo que hacemos. La logística de una empresa pesquera ni nosotros mismos somos conscientes de lo compleja que es. Así que, respondiendo a tu pregunta, va a ser un año muy complicado porque la pesca es un negocio a nivel internacional y no de grandes multinacionales, sino de pequeñas empresas familiares, lo cual multiplica mucho los trámites burocráticos.

Y para terminar como empezamos, hablando del Brexit, da la impresión de que hay una nueva y buena sintonía entre Galicia y Madrid con respecto a este tema.¿Es así?


Yo creo que sí. Hay una cosa que me gustaría que aprendiésemos todos, y digo todos e incluyo a la pesca: tenemos una tendencia de ir siempre a protestarle al que tenemos más cerca, que en nuestro caso es Santiago y Madrid. Con el Brexit hubo ahí una pequeña polémica desafortunada entre las partes, pero yo quiero dejar claro que el Brexit me parece un mal acuerdo. No es culpa de Madrid, que ha hecho todo lo que ha podido por la pesca española, y Santiago ha hecho todo lo que ha podido por la pesca gallega y, por extensión, por la española. Ha sido Bruselas la que no ha estado a la altura. Centrémonos todos en decirlo. Y no lo ha estado porque se ha saltado a quien sí lo estaba, que era el señor Barnier. Eso lo deberíamos poder decir todos juntos. Así que me alegra muchísimo ver que se ha recuperado la sintonía entre Santiago y Madrid. Es fundamental la colaboración de ambos para la pesca. Y aquí sí que hay un hecho diferencial. Galicia no es una comunidad autónoma cualquiera en este tema. Es la mitad de la pesca española, mucho más si hablamos de pesca exterior, y yo creo que eso tiene que ser reconocido. Debería tener un status parecido al que tenía Escocia cuando el Reino Unido estaba dentro de la Unión Europea. Y ojo, esto no tiene que ver con la política, porque los desencuentros más famosos se dieron cuando había coincidencia ideológica, por decirlo de alguna forma, en Madrid y Santiago. Hay que dejarse de tonterías y tener muy claro dónde está la tribuna de debate, que está en Bruselas. Y necesitamos el apoyo de todos. No sólo de Santiago y Madrid, sino también de todos los partidos políticos y de las ONG’s. Que esto se vea como algo de estado: aquí ganamos todos o perdemos todos.

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