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viernes, abril 19, 2024
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La flota de bajura muestra su potencial «por su tecnología avanzada, renovada y por sus buenos barcos»

Miren Garmendia, directora de la Organización de Productores de Bajura en Gipuzkoa (OPEGUI) cree que este sector goza de buena salud en el territorio

Gipuzkoa siempre ha sido un territorio íntimamente ligado a la pesca. Desde tiempos inmemoriales nuestros arrantzales se han echado al Mar Cantábrico en busca de pescado con el que alimentar al pueblo. Nuestras aguas han ofrecido casi siempre capturas generosas. Cada una en su temporada, diversas especies surcan nuestras aguas y la flota de bajura de nuestros diferentes puertos ha estado siempre preparada para regresar a puerto con el pescado demandado por la población.

En estos momentos descansa en nuestros puertos una flota de 80 barcos de bajura, que dan empleo a 654 tripulantes. Tal y como explica Miren Garmendia, directora de la Organización de Productores de Bajura en Gipuzkoa (OPEGUI), «en España hablamos de flota de bajura cuando nos referimos a barcos que están adscritos a una cofradía, que son empresas familiares y pescan determinadas especies con artes que no son de arrastre». Dentro de la flota de bajura «está la de cerco y la de artes menores. Todos ellos pescan cerca de la costa, salvo cuando van a túnidos». En Gipuzkoa, 43 de los 80 barcos de su flota de bajura son de cerco, mientras que el resto pescan empleando las denominadas artes menores. Los principales puertos de bajura en nuestro territorio son Hondarribia y Getaria, aunque también se concentran muchas embarcaciones de artes menores en Pasaia.

Miren Garmendia considera que la flota guipuzcoana de bajura goza de buena salud: «Está tecnológicamente muy avanzada, renovada y tiene buenos barcos». Recalca que «a nivel de cuotas es escasa, como para todo el mundo, pero hay una capacidad importante de pesca que se gestiona a nivel conjunto con Bizkaia y está siendo un buen oficio y se está ganando bien». El principal problema lo sitúa la directora de OPEGUI en « el relevo generacional», sobre todo en la profesión de patrón: «La edad media de los patrones va para arriba y el relevo que antes se daba en las familias no está asegurado. Es difícil conseguir un buen patrón, que es quien hace que el equipo funcione y que las capturas sean las que tienen que ser».

La importancia de la formación dual

Por eso Garmendia le da una trascendencia capital a la formación. En Euskadi hay tres escuelas náutico-pesqueras: una en Bermeo, otra en Ondarroa y otra en Pasaia y «para embarcar hay que hacer el curso de marinero-pescador, un curso de tres semanas que hay que tener y lo ofrecen las escuelas». Pero más allá de eso, la directora de OPEGUI hace hincapié en la trascendencia de la formación dual: «Hay grados medios y superiores de formación a los que se puede acceder a través de la ESO. Puede ser de máquina o de puente y ahora se está empezando a trabajar en la formación dual». Para Garmendia «ahí está la clave porque se necesitan patrones, no taxistas». Y para eso «lo importante es que la escuela esté en la mar. El sistema educativo tiene la responsabilidad de formar a nuestros futuros profesionales y durante mucho tiempo se ha creado un sistema de formación en la mesa o en el ordenador y hay que formar en el medio en el que vas a trabajar. Por eso hay que compaginar la formación con la práctica».

Miren Garmendia anima a los jóvenes a apostar por una profesión que tiene unas condiciones mucho mejores que las de hace unos años: «Es importante que los jóvenes se acerquen a conocer la pesca y que vean que hay buenas condiciones económicas, que ya no es lo que era. Obviamente todo depende de lo que se pesque, pero en los periodos de cerco se descansa en casa, hay muchas veces que los pescadores tienen fiesta el viernes y el periodo más duro es el verano, pero muchas veces para mediados de agosto ya está agotada la cuota». Hoy en día, los contratos en la pesca de bajura «son fijos discontinuos. Se trabaja nueve meses y se para en los meses de invierno», con lo que «las condiciones de trabajo han mejorado mucho con respecto a hace unos años».

¿Impacto del cambio climático?

El cambio climático está afectando a todos los sectores y obviamente el de la pesca es sensible a las variaciones que se puedan experimentar en las temperaturas de las aguas, las inclemencias meteorológicas o en las diferentes especies. Miren Garmendia asegura que «es difícil de determinar» si el cambio climático está impactando en el comportamiento de las especies: «Observamos algunos cambios, pero siempre se han dado picos. No lo sabemos. Quizá la anchoa se aleje cada vez antes hacia las costas gallegas por la temperatura del agua o por algo se acerque tanto el bonito a la costa, pero ni siquiera los científicos son capaces de contestar a estas preguntas. No tenemos ninguna certeza». 

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