El PortReport 4 «Cambios en la demanda del comercio marítimo», desarrollado por PortEconomics ofrece una visión a largo plazo de la demanda marítima futura en la que señala que esta seguirá dependiendo en gran medida de los futuros cambios en la economía mundial, en la población mundial y en el PIB. Además, indica que «no es probable que continúen las tasas de crecimiento sustancial del comercio marítimo, que se explicaron por el proceso de globalización y por el aumento del PIB per cápita de los países en desarrollo».
De acuerdo con el informe, a largo plazo, debería producirse una convergencia general entre las tasas de crecimiento del PIB per cápita de los países en desarrollo y los países desarrollados. «En un mundo en el que cada vez hay más demanda de servicios en lugar de bienes, el proceso de globalización basado en diferenciales de bajo costo de la mano de obra y en una externalización masiva de la producción que estimuló los intercambios comerciales ha llegado a su límite», se lee en el informe.
Sin embargo, otros factores tienden a ofrecer un panorama diferente en el futuro. En primer lugar, la tendencia general a la descarbonización de la economía mundial está afectando a los dos commodities más importantes transportados por mar: el petróleo crudo y el carbón. Esta tendencia no es nueva, ya que, según el estudio, la proporción del transporte de energía en el transporte marítimo total ya ha disminuido en los últimos 50 años. Sin embrago, «en un futuro próximo, podríamos esperar que estos commodities estén sujetos a una disminución del volumen de comercio», se indica.
Por otra parte, la nueva demanda de paquetes de bienes físicos más pequeños y de bajo valor, en los que los bienes se agrupan cada vez más con los servicios y requieren un tiempo de tránsito más rápido, «inducirá un nuevo tipo de demanda marítima», apunta el estudio.
En el caso de este nuevo tipo de demanda, el informe califica como cuestionable «el desarrollo del comercio marítimo basado en la ventaja de los costos del transporte marítimo en comparación con otros medios de transporte». Esto porque «la reubicación de la producción cerca de los centros de consumo también podría reducir la distancia media a recorrer, y la competitividad del transporte marítimo frente a otros medios de transporte».
Cabe señalar que este elemento se repite en un informe de Danish Shipping Finance and Rainmaking (2018), donde se subraya que los servicios básicos de los modelos de negocio marítimos tradicionales perderán su valor en un mundo digital: «Se seguirán necesitando buques para realizar la tarea de trasladar la carga de un puerto a otro, pero son los datos que esto genera y no la carga en sí misma los que comenzarán a monetizarse, no sólo de un puerto a otro, sino a lo largo de toda la cadena de valor, desde el origen hasta el destino».
En ese sentido se indica que el avance de las tecnologías digitales trae consigo nuevas oportunidades. De hecho, en algunas proyecciones cuantitativas (OMC 2018) sobre los cambios en el tamaño y las pautas del comercio internacional para 2030 se subraya, por ejemplo, que es probable que la digitalización impulse el comercio, pero que para ello las políticas comerciales de bienes y servicios desempeñarán un papel importante.
El informe concluye señalando que las innovaciones en la industria del transporte marítimo, a través de los buques de vapor y luego la contenedorización, fueron los principales impulsores de la primera y la segunda fase de desarrollo del comercio mundial durante el siglo pasado, pero que ahora «la cuestión clave es si se producirán o no nuevas innovaciones marítimas para hacer frente a los desafíos de la nueva era del comercio habilitado digitalmente».