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sábado, abril 27, 2024
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Un nuevo estudio internacional alerta sobre el impacto significativo del calentamiento global en la biodiversidad

En los últimos 40 años, el Océano Atlántico ha experimentado una tropicalización
de sus comunidades, aumentando la abundancia de especies propias de aguas
más cálidas, mientras que el Mediterráneo y el Báltico, con un calentamiento más
rápido, han sufrido una disminución notoria de organismos de aguas frías. Los resultados de la investigación, publicados en Nature Communications, evidencian una redistribución sin precedentes de los ecosistemas marinos que puede tener importantes consecuencias económicas y sociales.


El centro tecnológico vasco AZTI ha liderado un trabajo científico que ha contado con la participación de 39 expertos de todo el mundo y financiación de la Unión Europea a través del proyecto FutureMARES.


En principio, la ciencia continúa alertando sobre el impacto del calentamiento global y el cambio climático sobre los ecosistemas. Este estudio internacional, cuyos resultados se han publicado en Nature Communications, advierten ahora sobre los cambios en la biodiversidad de los mares y océanos europeos a causa de la constante subida de las temperaturas.


La investigación ha analizado en qué medida las tendencias y cambios a largo plazo de las
comunidades marinas europeas (zooplancton, bentos, invertebrados pelágicos y
demersales y peces) han estado vinculadas al calentamiento oceánico.


Para ello, el grupo de investigadores ha empleado el Índice de Temperatura de las
Comunidades (CTI), un indicador estandarizado que proporciona información cuantitativa
sobre el estado de una comunidad con respecto a su composición y la respuesta de las
especies al calentamiento según su afinidad para aguas cálidas o frías.
Los análisis han abarcado series temporales de hasta cuatro décadas de 65 programas de
seguimiento que incluyen datos históricos de un total de 1.817 especies en el Atlántico
nororiental, el mar Mediterráneo y el Báltico.

Tropicalización y desborealización
Los resultados del trabajo científico evidencian que la mayoría de las comunidades y
hábitats de estos mares europeos han respondido al calentamiento oceánico mediante dos
fenómenos ecológicos conocidos como tropicalización y desborealización.
“El incremento de la abundancia de especies de aguas cálidas, proceso denominado
tropicalización, predomina en el Atlántico, mientras que la desborealización, proceso de
disminución de la abundancia de especies de aguas frías, es especialmente notable en
cuencas semicerradas como el Mediterráneo y el Báltico, que además experimentan las
tasas más rápidas de calentamiento del mar”, explica Guillem Chust, investigador del
centro tecnológico AZTI y autor principal del estudio.


Según los expertos, estas tendencias se deben, por un lado, a la mayor facilidad de
dispersión y colonización de especies en ambientes abiertos, aunque también existen
casos de invasión en los mares semicerrados. “Un ejemplo notable es el aumento de
especies de aguas cálidas procedentes del Indo-Pacífico en el este del Mediterráneo,
llegadas a través del Canal de Suez y que compiten con las especies autóctonas,
alterando las redes tróficas y los ecosistemas marinos”, añade Chust.


Por otro lado, la desborealización refleja la vulnerabilidad de la biodiversidad de las
cuencas del Mediterráneo y el Báltico ante el aumento de la temperatura oceánica. Las
barreras físicas limitan la conectividad y por tanto la migración de especies de aguas frías
hacia hábitats más adecuados para adaptarse al calentamiento.


Entre las especies de peces afectados que están disminuyendo en número se encuentra la
sardina europea en el Mediterráneo y el bacalao en el Báltico, importantes recursos tanto
ecológica como comercialmente. “El aumento de las temperaturas puede provocar
colapsos poblacionales o extinciones locales funcionales, afectando a las pesquerías y las
economías locales que dependen de ellas. En particular, las especies diádromas, que
migran entre el agua dulce y el mar como el salmón o la anguila, son vulnerables a los
cambios climáticos, ya que experimentan efectos a lo largo de diferentes etapas vitales y
hábitats”, destaca el experto de AZTI.


Otros habitantes de las comunidades marinas europeas, como el coralígeno y el
zooplancton, también se ven afectados por el creciente ascenso de la temperatura del mar,
impactando en la biodiversidad y la estructura del hábitat en estos ecosistemas, así como
en la disponibilidad de alimento para peces y otros organismos.


El calentamiento oceánico y los cambios asociados en la biodiversidad marina podrían
afectar también a los servicios ecosistémicos y los recursos marinos. “Las pesquerías
necesitarán adaptarse incluyendo ajustes en las zonas de pesca, las temporadas de
pesca, así como la diversificación hacia nuevas especies que podrían aumentar en
abundancia debido al cambio climático”, subraya Myron Peck, coautor de la investigación.

Además, serán cruciales una gestión y regulación eficaces basadas en datos científicos.
Esto incluye la adaptación de cuotas de captura y esfuerzos de pesca a las poblaciones
cambiantes de abundancias, así como la implementación de medidas de conservación
para proteger las especies y ecosistemas vulnerables.


La investigación publicada en la revista Nature Communications ha sido liderada por AZTI
y ha contado con la colaboración de 39 expertos de todo el mundo y financiación de la
Unión Europea a través del proyecto FutureMARES, coordinado por el Instituto Holandés
de Investigación Marina NIOZ.

Citation: Chust et al. 2024. Cross-basin and cross-taxa patterns of marine community
tropicalization and deborealization in warming European seas. Nature Communications
15:2126. https://doi.org/10.1038/s41467-024-46526-y

Copyright de la foto: peterwirtz2004@yahoo.com

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