Los italianos prefirieron el pescado congelado y enlatado, lo que provocó aumentos del 20% y el 12% respectivamente en los primeros seis meses de 2020. Todo ello en detrimento del producto fresco que más sufrió los efectos de la emergencia sanitaria con una caída de la demanda del 6%, casi la mitad del valor de todo el sector; una sanción por el cierre del restaurante, «el lugar adecuado para comer pescado» según casi la mitad de los italianos, pero también por las dificultades para reorganizar las ventas de los grandes minoristas en el primer período de emergencia.
El Anuario Agrícola Italiano 2019 se presentó la semana pasada . El anuario, elaborado por el CREA con su Centro de Políticas y Bioeconomía, ofrece un panorama completo del sector nacional y también está acompañado este año por el Informe sobre el comercio exterior de productos agroalimentarios 2019 con anticipaciones 2020 y por el informe El Covid -19 emergencia y el sector pesquero italiano: impacto y respuestas.
Según Crea, el volumen y el valor de los desembarques de pescado están disminuyendo, al igual que la producción de la piscicultura. Si bien la industria de transformación sigue estando dominada por pequeñas y microempresas, a menudo de gestión familiar, el saldo negativo de la balanza comercial de productos pesqueros mejora ligeramente a 5 100 millones; de hecho, hubo una disminución del 2% para las importaciones y del 4,7% para las exportaciones.
En términos de producción de pescado, la cantidad disminuyó un 10% y el valor un 7% en el semestre. Italia, destaca finalmente Crea, es uno de los principales países de la UE donde más pescado se consume con un consumo interno que aumenta un 2,5% en cantidad y valor, en especial pulpo y calamar.
