La inclusión del tiburón marrajo ( Isurus oxyrinchus) dentro del Apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) está siendo un lastre para este sector. Por este motivo, una representación de los armadores se ha reunido con la Administración por la finalización de la cuota. De un cupo de 350 toneladas establecido a principios de año desde el Ministerio de Transición Ecológica, al que fuentes del sector acusan de «suplantar a la Secretaría de Pesca», se trata de lograr una ampliación, tarea harto difícil, que puede llevar a paralizar la actividad hacia le especie, en el Atlántico norte.
La organización CITES aprobó sumar al marrajo dientuso entre las especies que precisaban una protección comercial, apoyado por la Unión Europea, aunque contra el criterio del sector e incluso de expertos de la FAO. Desde la Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI), la patronal Cepesca o la Organización de Palangreros Guardeses (Orpagu) alertaron de las consecuencias negativas que iba a traer esta medida
Pero la flota no pudo transportar numerosos contenedores de capturas de la flota para adaptarse a la nueva normativa, como requería el CITES. Esto se tradujo en pérdidas para la flota, que por incluir aunque fuese un solo marrajo no podía disponer del resto del contenedor formado por pez espada y tiburón tintorera.
Los problemas están en el Atlántico norte, una vez que Transición Ecológica asignó cuotas superiores al resto de caladeros: 862 toneladas al Atlántico sur; 441 al Índico; 1.200 al Pacífico oriental y 420 al Pacífico central occidental.
