Los salmones salvajes que aparecen en las redes de pesca son más jóvenes y su tamaño es menor. Los ejemplares adultos miden hasta 1,5 m y pesan 30 kilos. Aunque, suele haber excepciones como, por ejemplo, una pieza capturada que alcanzó los 46 kilos, unos números que cada vez son más infrecuentes.
«Las conversaciones con pescadores indígenas sami, con décadas de experiencia en la captura con redes, indican la tendencia a apresar salmones más jóvenes y pequeños», señalan investigadores noruegos y finlandeses en un estudio científico publicado esta semana.
Uno de los autores del informe es Craig Primmer, biólogo de la Universidad de Helsinki (Finlandia), ha dedicado toda su vida a investigar la vida y los cambios en los salmones. «Nuestra investigación aprovecha las oportunidades únicas que brinda la arquitectura genética simple de la edad de estos animales en la madurez como un rasgo importante de la historia de vida», señala en su blog oficial.
El salmón del Atlántico está evolucionando rápidamente y el resultado es que no está creciendo tanto como antes
Una mirada a un punto concreto de ese entramado genético: el gen vgll3. Este aparece relacionado con «la edad en la que los salmones regresan de su migración marina, maduran y se reproducen», señalan los responsables de la investigación. En 2018, las conclusiones eran claras: el salmón del Atlántico está evolucionando rápidamente y el resultado es que no está creciendo tanto como antes.
El equipo de Primmer descubrió que los salmones pasan menos tiempo en el mar creciendo y, en cambio, regresan a sus ríos para desovar antes. «Son malas noticias para los pescadores que quieren capturar salmones grandes y unirse al club de los 20 kilogramos», alertaba Yann Czorlich, científico del Instituto de Recursos Naturales de Finlandia y la Universidad de Turku (Finlandia). Sin embargo, quedaba una pregunta sin responder: ¿cuál es la razón?
La respuesta ha llegado cuatro años más tarde, esta semana. «Hemos identificado un importante impacto sobre dos tipos diferentes de pesca», explica Primmer. Este último informe ha estudiado 1.319 salmones en el río Teno (Noruega y Finlandia) que desemboca en el fiordo de Tana, en el mar de Barents (océano Ártico).
Comer para crecer
Desde pequeños, siempre se ha oído la frase: «Si no comes no crecerás». Una frase que encaja una verdad, pero no del todo exacta. Nutricionistas y endocrinos aseguran que lo que hay que hacer es llevar una dieta equilibrada y suficiente.
En los salmones, la teoría es la misma, pero el caso es que sus alimentos escasean. «Demostramos que se trata de un efecto indirecto en la maduración tardía de los salmones», revela Primmer.
Los nutrientes de estos famosos peces son el capelán, los arenques y el krill, cuyo hábitat se encuentra en el mar de Barents. «La pesca de capelán es un factor importante que contribuye a la disminución de la edad de maduración y, por tanto, del tamaño de la población de salmones», concluye el autor del informe. Aunque, asegura que «también puede haber otros factores que no hemos detectado, pero nuestros resultados sugieren esto».
«Es importante identificar fuentes de proteínas alternativas y sostenibles para la industria de la acuicultura»
Esta especie vive a unos 300 metros de profundidad en el Atlántico y el Ártico y es el ingrediente fundamental de los salmones en su etapa de madurez en aguas abiertas, antes de volver a su lugar de origen para desovar. El capelín, que también tiene este nombre, es famoso, concretamente, sus huevas en Japón donde se sirve como «caviar de wasabi».
Según la investigación firmada por el equipo de investigadores finlandeses y noruegos, el 90% de las capturas de estos peces se utiliza para aceite de pescado y harina de pescado para alimentar a los peces de las piscifactorías. «La acuicultura de salmónidos es el cuarto consumidor más alto», advierten. «Es importante identificar fuentes de proteínas alternativas y sostenibles para la industria de la acuicultura», añaden.
Piscifactoría en aguas noruegas. / AFP
La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) define esta actividad como el cultivo en condiciones controladas de especies que se desarrollan en el medio acuático (peces, moluscos, crustáceos y plantas) y que son útiles para el hombre. Añade que «va ligada a la intervención humana para incrementar la producción a través de la concentración de poblaciones, su alimentación y la protección frente a los depredadores». Un proceso que, en muchas ocasiones, se ha visto como protección a las especies para no sobre explotarlas.
«En torno a 50 millones de toneladas de pescado salen cada año de piscifactorías»
SOCIACIÓN EMPRESARIAL DE ACUICULTURA DE ESPAÑA (APROMAR)
En torno a 50 millones de toneladas de pescado salen cada año de estas instalaciones, según datos de la Asociación Empresarial de Acuicultura de España (APROMAR). «La producción mundial de pescado y mariscos cultivados se ha más que duplicado en los últimos 15 años», denuncian los científicos Naylor, Goldburg y Primavera en el estudio Efecto de la acuicultura en el suministro mundial de pescado. «En 2012, se utilizaron 75.800 toneladas de capelán en la alimentación del salmón en la acuicultura noruega, esto es el 15% de los ingredientes marinos», apostilla el equipo de Primmer. «Es necesario buscar un modelo más sostenible», aclaran