La flota asociada en la Organización de Productores Asociados de Grandes Atuneros Congeladores (OPAGAC) ha sido la primera en realizar una operación de relevo de tripulaciones de buques atuneros, concretamente las de sus buques que operan en el Océano Índico. La acción, coordinada por OPAGAC y en la que se venía trabajando desde hacía ya tres semanas, ha culminado este pasado fin de semana con un vuelo especial directo de ida y vuelta entre Madrid y la República de Seychelles, que ha transportado a 189 tripulantes hasta el archipiélago y repatriado a 184.
La operación, que ha cumplido todos los protocolos establecidos, tanto por el Gobierno español como por el de Seychelles, para garantizar la seguridad frente a cualquier posible riesgo de contagio de COVID-19, ha sido de una enorme complejidad. De hecho, y al cierre de fronteras y rutas aéreas como consecuencia de la pandemia sanitaria, se ha sumado la necesidad de buscar un avión de las dimensiones necesarias para poder cumplir las normas de separación entre personas a bordo, dos tripulaciones de pilotos y personal de cabina para que el vuelo fuera de ida y vuelta, tal cómo solicitaba el Gobierno de Seychelles o la necesidad de contratar una flota de una quincena de autobuses para transportar a los marineros directamente desde el aeropuerto a los buques, y viceversa, cumpliendo también las normas de distanciamiento.
La operación ha permitido el relevo de los marineros de 15 buques de la flota atunera española en el Índico y que habían alargado en más de un mes su permanencia a bordo. Cabe recordar que las tripulaciones de los buques atuneros tienen un régimen de cuatro meses de trabajo en el mar y de dos a cuatro meses de vacaciones. La flota está usando las Palmas de Gran Canaria como puerto de relevo para el Océano Atlántico, al permanecer cerrados tanto Abidjan como Dakar, en Costa de Marfil y Senegal, respectivamente, que son los usados habitualmente.
El gobierno de Seychelles, país en el que la pandemia ha tenido muy poca incidencia y que mantiene su aeropuerto cerrado hasta junio, ha exigido que se respeten estándares de salud muy estrictos con las garantías de salud necesarias para evitar cualquier riesgo de contagio. Así, todos los tripulantes que han viajado a Seychelles se han sometido a pruebas PCR para asegurar el negativo de todas las personas que han viajado. Las pruebas han sido facilitadas por el Gobierno Vasco a los tripulantes con base en Euskadi y el resto han sido realizados a través de los laboratorios MEGALAB. Los resultados se han enviado con el tiempo requerido a Seychelles donde el doctor del Instituto Social de la Marina residente allí ha coordinado su verificación por parte de las autoridades sanitarias locales.
OPAGAC comenzó a trabajar en el diseño de la operación desde que comenzó a verificar las dificultades que la crisis sanitaria mundial provocada por COVID-19 iba a plantear a los relevos de las tripulaciones de los buques pesqueros de larga distancia. Según Julio Morón, director gerente de OPAGAC, “siempre hemos tenido muy claro asegurar las mejores condiciones sociolaborales de los marineros a bordo de nuestros buques que, además, es uno de los tres ejes de nuestra norma APR (Atún de Pesca Responsable). En este sentido –apunta Morón–, estamos trabajando también para la repatriación de los tripulantes extranjeros de la flota a países como Senegal.
Esta pandemia –prosigue Morón–, ha querido poner a prueba la robustez de nuestra filosofía de trabajo y a pesar de todos los obstáculos con los que nos hemos encontrado, hemos conseguido vencerlos en un ejercicio de coordinación sin precedentes en el sector pesquero. En este sentido –termina diciendo Morón–, la flota agradece la colaboración de los Gobiernos de España, País Vasco y de Seychelles, así como del Instituto Social de la Marina, y de empresas como Carlson Wangolit Bermeo y Air Europa para que esta operación haya sido un éxito”.
Respeto a las normas jurídicas
Por último, OPAGAC manifiesta que este tipo de acciones sólo son posibles dentro de marcos jurídicos de respeto hacia los trabajadores y de compromisos con su bienestar, en los que OPAGAC viene trabajando desde hace años a través de su norma APR. En este sentido, OPAGAC lamenta que este mismo tipo de actuación no se esté desarrollando en flotas como las asiáticas, en las que el valor de sus tripulaciones es prácticamente inexistente y confía en que las autoridades comunitarias abran un período de reflexión tras esta crisis para abordar los criterios sobre la importación de los productos libres de aranceles procedentes de estas flotas para su posterior consumo por parte de los ciudadanos europeos.