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jueves, diciembre 12, 2024
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Las ecoetiquetas funcionan en la elección de menús con alimentos sostenibles

Según una nueva investigación, las ecoetiquetas funcionan en la elección de menús con alimentos sostenibles, y son especialmente eficaces si incluyen información sobre el carácter medioambiental y un logotipo que indique su popularidad entre los consumidores.

Ecoetiquetas en los alimentos

Las ecoetiquetas son un distintivo que certifica el cumplimiento de requisitos medioambientales que establecen las autoridades competentes, por ejemplo, en el caso de Europa el responsable de otorgarlas es el Comité de la Etiqueta Ecológica de la Unión Europea. Pues bien, hoy conocemos un estudio realizado por expertos de la Universidad de Bristol (Reino Unido), que tenía como finalidad saber si estas etiquetas funcionan en la elección de menús con alimentos sostenibles.

Según los resultados obtenidos, una ecoetiqueta que muestra una calificación similar a las de las etiquetas semáforo y colocada junto a los platos de un menú, aumenta significativamente la probabilidad de que los comensales elijan las opciones más sostenibles. Los resultados sugieren que en un futuro sería interesante incluir este tipo de etiquetado y a ser posible de forma obligatoria, ya que contribuiría a promover dietas más saludables y sostenibles.

Los expertos diseñaron una encuesta online donde se pedía a los participantes (personas adultas del Reino Unido mayores de 18 años), que eligieran un menú a base de un burrito de carne de vacuno, un burrito con carne de pollo y un burrito vegetariano, cada burrito se mostró con foto, contenido calórico, un logotipo de comercio justo, un indicador con las especias y finalmente el precio, que en las tres opciones era el mismo.

Las opciones alimentarias se asignaron aleatoriamente a una de las tres condiciones que variaban en el etiquetado, información sobre el carácter ecológico, un “empujón social” representado por una estrella dorada, es decir, un logotipo que alienta a los consumidores a elegir las opciones más sostenibles (en este caso se colocó en el burrito vegetariano) y una tercera opción donde no se proporcionaba información sobre el carácter ecológico o sostenible.

Sobre las ecoetiquetas, hay que decir que su diseño era como una clasificación de la sostenibilidad de los alimentos, pero al estilo del etiquetado semáforo que se utiliza en Reino Unido. Así, el burrito vegetariano se acompañaba del color verde y una puntuación de uno, que indicaba que era la opción más sostenible, el burrito de pollo tenía una puntuación de tres y el de carne una puntuación de cinco.

Ecolabel para promover alimentación ecologica

Los resultados de la encuesta revelaron que las opciones con mayor popularidad fueron los burritos vegetarianos y de pollo, es decir, los burritos que se consideran más saludables. Se constató que la ecoetiqueta con información de sostenibilidad influyó en la elección alimentaria de los participantes de la prueba, en comparación con los resultados del grupo de control al que no se les mostró la información relacionada con este tema. Los investigadores explican que el logo del “empujón social contribuyó también a una mayor elección del burrito vegetariano, aunque fue más efectiva la información sobre el carácter sostenible.

Los resultados sugieren la necesidad de incluir la ecoetiqueta y/o el logo del “empujón social” para favorecer la reducción del consumo de carne, la elección de opciones alimentarias más saludables, y el cumplimiento con los objetivos globales sobre el cambio climático. Hay que recordar que países como Dinamarca ya han planteado el uso de una etiqueta climática para los alimentos que facilite tomar decisiones de compra más respetuosas con el medio ambiente, por lo que este estudio no hace más que reafirmar que la medida del Gobierno de Dinamarca es una buena opción para reducir la huella climática y mejorar la alimentación de la población.

Se puede conocer todos los detalles de la investigación a través de este artículo publicado en la página de la Universidad de Bristol, y en este otro publicado en la revísta científica Behavioral Public Policy.

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