Un estudio internacional ha analizado la dieta de las orcas subantárticas y ha confirmado que la merluza negra es una de sus presas naturales, lo que explica que estos cetáceos acechen a veces las artes de pesca.
La investigación, dirigida por la Universidad de Deakin (Australia) y en la que han participado biólogos del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC) de Barcelona, ha observado la dieta de la población de orcas del archipiélago de las Islas Crozet (islas subantárticas pertenecientes a Francia).
Los científicos han descubierto, entre otras cosas, por qué las orcas aprovechan el fácil acceso a las presas atrapadas en artes de pesca, ya que no sabían si era un comportamiento oportunista o si la merluza negra forma parte de su dieta natural.
El trabajo ha confirmado que la merluza negra es una presa natural importante para estas orcas, que también se alimentan de una amplia gama de presas, incluyendo focas, crías de elefante marino, pingüinos y ballenas.
La merluza negra (Dissostichus eleginoides) es un gran pez de aguas profundas que también es conocido como bacalao de profundidad o bacalao austral, es de coloración gris oscuro en el dorso y flancos, y más clara la zona ventral.
Muy longeva, puede llegar a vivir hasta 50 años y medir 2,5 metros, y tiene un alto valor comercial, por lo que es objetivo de las pesquerías de la zona, la principal actividad socioeconómica en aguas antárticas.
Según los biólogos, este estudio es importante para una correcta gestión de este recurso pesquero porque ha demostrado que las orcas hacen inmersiones extremadamente profundas, de más de mil metros de profundidad, lo que sugiere que las orcas interaccionan con las pesquerías.
La interacción se da principalmente durante las fases de acarreo del palangre, que es cuando las orcas se sumergen y depredan directamente sobre el arte de pesca, aunque estudios recientes indican que también pueden depredar las pesquerías cuando el palangre está en el fondo.
Joan Giménez, coautor del trabajo e investigador postdoctoral del ICM-CSIC, ha explicado que querían «averiguar si la merluza negra formaba parte de la dieta natural de las orcas o sólo era importante para aquellas que depredan directamente de las pesquerías y era, por tanto, un fenómeno artificial causado por la presencia de presas más fáciles».
Para ello, analizaron los isótopos estables de nitrógeno y carbono extrayendo un pequeño trozo de piel a través de una flecha disparada con una ballesta.
«En ese tejido se analizan los isótopos estables de nitrógeno y carbono, tanto en las orcas como en sus presas potenciales. Gracias a estas biopsias podemos estimar la dieta de estos animales», ha concretado Giménez.
«Para reconstruir la dieta de poblaciones salvajes se suelen estudiar los contenidos estomacales, pero esta técnica clásica es inviable cuando pretendemos estudiar especies marinas como las orcas, ya que deberíamos esperar a su muerte para determinar el contenido estomacal. Por ello se usan métodos indirectos químicos como los isótopos estables», ha detallado el investigador. EFE
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