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sábado, abril 20, 2024
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La ingesta de microplásticos pone en peligro la seguridad alimentaria

En la última década, la producción mundial de plásticos para una gran variedad de usos ha aumentado exponencialmente, alcanzando unos 310 millones de toneladas al año. El campo de aplicación de los plásticos, como es sabido, es muy amplio. Encontramos plásticos en los envases, la construcción, el transporte, la ropa, la electrónica, la agricultura y muchos otros aspectos de la vida moderna. El crecimiento sostenido de la producción y la aplicación de plásticos ha provocado un aumento de la cantidad de residuos plásticos que se liberan en el medio ambiente, con la continua fragmentación de los plásticos debido a la intemperie, y la consiguiente liberación de microplásticos.


Se calcula que cada año se liberan en todo el mundo unas 245 toneladas de partículas microplásticas que acaban en el agua y se distribuyen en casi todos los hábitats acuáticos, por lo que son ingeribles por una amplia gama de organismos y, debido a su pequeño tamaño y similitud con los alimentos naturales, por los peces.

La ingestión de microplásticos no sólo puede causar efectos físicos a los peces, como daños mecánicos por obstrucción del tracto digestivo, sino que también representa un vector potencial para la introducción de algunas sustancias peligrosas: aditivos plásticos, productos químicos tóxicos que son absorbidos por las matrices ambientales, microorganismos patógenos que colonizan su superficie. Dado que el pescado es una importante fuente de proteínas para los seres humanos y los animales, la presencia y los efectos ecotoxicológicos de los microplásticos en muchas especies de peces pueden tener consecuencias para la seguridad alimentaria mundial. En los últimos años, se han realizado muchos estudios sobre la ingestión, y los efectos asociados, de los microplásticos en los peces. Una revisión de los trabajos más relevantes para el tema de este artículo revela importantes consideraciones.

¿Qué tipos de microplásticos existen?


Los microplásticos pueden dividirse en dos categorías principales según su origen: microplásticos primarios y secundarios.
Los microplásticos primarios se liberan directamente en el medio ambiente en forma de pequeñas partículas durante su procesamiento y por el uso cotidiano de objetos y artefactos. Se calcula que esta categoría representa entre el 15 y el 31% de los microplásticos presentes en el océano.
Los microplásticos secundarios son el resultado de la degradación de objetos de plástico, como bolsas, botellas o redes de pesca, y representan entre el 68 y el 81% de los microplásticos presentes en el océano.


¿Cuáles son los efectos ecotoxicológicos de los microplásticos en los peces?

Hasta la fecha, los estudios sobre los efectos de los microplásticos en los peces se han realizado principalmente en condiciones de laboratorio. Se han estudiado muchas especies de peces, la mayoría de ellas del medio marino.
La ingestión de microplásticos provoca un bloqueo mecánico del sistema digestivo al reducir la alimentación debido a la sensación de saciedad que experimenta el animal, así como alteraciones estructurales y funcionales del tracto gastrointestinal, lo que a su vez provocaría problemas nutricionales y de crecimiento en los peces. Los microplásticos también podrían inducir respuestas inflamatorias en el animal, cambiar los perfiles metabólicos y/o alterar el sistema inmunitario.
Sin embargo, hay que recordar que la mayoría de los estudios sobre los efectos se han realizado en escenarios de laboratorio, por lo que se cuestiona la eficacia de las pruebas de toxicidad utilizadas en estos estudios. Por ejemplo, la mayoría de los estudios utilizaron un solo tipo de microplástico para la exposición, mientras que en el medio acuático natural los microplásticos existen en forma de mezcla; aunque las fibras son la forma dominante de los microplásticos ambientales, la mayoría de los estudios seleccionaron microesferas en los experimentos de exposición; y algunos estudios expusieron a los peces a concentraciones de microplásticos que no eran realistas para el medio ambiente. También hay que señalar que a menudo se han subestimado los efectos de las características morfológicas de los microplásticos en la selectividad alimentaria de los peces.

Hay que recordar que la mayoría de los estudios sobre los efectos se han realizado en escenarios de laboratorio y, por lo tanto, se cuestiona la eficacia de las pruebas de toxicidad utilizadas en estos estudios. Por ejemplo, la mayoría de los estudios utilizaron un solo tipo de microplástico para la exposición, mientras que en el medio acuático natural los microplásticos existen en forma de mezcla; aunque las fibras son la forma dominante de los microplásticos ambientales, la mayoría de los estudios seleccionaron microesferas en los experimentos de exposición; y algunos estudios expusieron a los peces a concentraciones de microplásticos que no eran realistas para el medio ambiente. También hay que señalar que a menudo se han subestimado los efectos de las características morfológicas de los microplásticos en la selectividad alimentaria de los peces.
Hasta la fecha, la ingestión de microplásticos por parte de los peces se ha demostrado mediante análisis en el tracto gastrointestinal y no en otros órganos, por lo que aún no se ha confirmado el hecho de que los microplásticos puedan distribuirse a otros órganos y sistemas. Es necesario realizar más análisis para comprender el impacto real sobre los peces y la salud humana.

¿Cuáles son los efectos en la salud humana?


Por el momento, estamos lejos de comprender si los microplásticos suponen un riesgo sustancial para la salud humana, pero basándonos en los estudios realizados hasta ahora, que demuestran que los microplásticos del pescado se encuentran en el tracto gastrointestinal, que no suele ser consumido por los humanos, no se puede acusar al consumo de pescado como arriesgado. Se necesitan más investigaciones y análisis específicos sobre los órganos y tejidos del animal para comprender realmente si los microplásticos son capaces de pasar del intestino a los tejidos, así como investigaciones y análisis médicos para confirmar un efecto nocivo de los microplásticos en el cuerpo humano.

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