Empresas pesqueras han decidido amarrar sus barcos y otras se preparan para grandes golpes financieros, ya que en el caso de la industria de aguas profundas de Nueva Zelanda, es incapaz de conseguir trabajadores extranjeros cualificados en el país. Este hecho ha exigido inmovilizar a varias embarcaciones.
Al menos tres grandes embarcaciones de aguas profundas de arrastreros autónomos refrigerados (BATM) con bandera de Nueva Zelanda asociados con las pesquerías independientes con sede en Canterbury han sido amarradas en Lyttleton mientras se repatriaba a su tripulación rusa y ucraniana tras el final de sus períodos de visado
Es probable que la compañía pesquera con sede en Nelson, Sealord, haga lo mismo el 1 de octubre con sus tripulaciones ucranianas y rusas de Meridian Sealord necesitaba urgentemente 160 pescadores calificados para tripular los dos barcos.
El director ejecutivo de pesquerías independientes, Mark Allison, dijo que su compañía había estado en negociaciones con el gobierno desde abril para permitir la entrada de más tripulantes a Nueva Zelanda. No obstante, dijo que había muy poca respuesta de los ministros del gobierno, a pesar de trabajar en estrecha colaboración con el Ministerio de Inmigración, MBIE y MPI para encontrar una solución.
Sin soluciones para los tripulantes extranjeros
Como resultado, la compañía estaba paralizada hasta que puedan llevar la tripulación a Nueva Zelanda, dijo Allison, «una que nos costa decenas de millones de dólares». Igualmente, aseguró que “también tenemos neozelandeses con empleos remunerados en operaciones terrestres que dependen de la pesca; por supuesto, el hecho de que ahora estamos fuera del negocio pone en peligro estos trabajos, ya que no tenemos forma de ingresos para operar. Estamos desesperados por que el gobierno actúe en consecuencia y permita que la industria primaria opere; en este momento no somos funcionales porque no podemos obtener las respuestas adecuadas de ellos».
El director de operaciones de Sealord, Doug Paulin, estaba «muy preocupado» por la posible pérdida de empleos e ingresos para el país si no se otorgan exenciones fronterizas para las tripulaciones de pesca extranjeras capacitadas.
Se entiende que la situación podría costarle a la economía nacional $ 725 millones con 425 empleos en tierra también en juego.
“Nuestro negocio recibirá un golpe de millones que tendrá un efecto de flujo en muchas empresas locales y nacionales que apoyan a nuestros barcos de pesca, como empresas de catering, farmacéuticas e ingenieros”.
“A pesar del aumento del desempleo, el Gobierno continúa siendo reacios a asumir roles en nuestra flota de aguas profundas incluso en el nivel no calificado, lo que no ocurre con esta tripulación extranjera”.
Sealord acababa de recibir la aprobación para que suficientes tripulantes de guardia extranjeros se ocuparan de los barcos para evitar riesgos ambientales y de seguridad mientras permanecían inactivos. «Nos resulta extremadamente frustrante que las personas de la industria cinematográfica y los jugadores de rugby puedan obtener exenciones de viaje inmediatas, mientras que el gobierno se niega a tomar ninguna decisión con respecto a nuestras solicitudes».
Hablando a principios de mes, el director ejecutivo Jeremy Helson dijo que con las instalaciones de cuarentena en tierra y administradas por el gobierno operando a plena capacidad, la industria estaba trabajando con el gobierno para comprender las pautas y criterios para establecer una instalación alternativa para la tripulación extranjera, en su propio costo.
El diputado de Nelson, Nick Smith, había remitido documentación firmada conjuntamente con las empresas pesqueras afectadas, al ministro de Pesca Stuart Nash, al ministro de Salud Chris Hipkins y al ministro de Inmigración Kris, para tratar de buscar soluciones.
