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viernes, abril 26, 2024
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El cultivo de espirulina presenta un gran potencial de desarrollo en Nueva Zelanda

El cultivo de espirulina cuenta con gran potencial de desarrollo en Nueva Zelanda, para crear nuevas oportunidades de empleo y, por lo tanto, bienestar para la comunidad y el medio ambiente.


Nueva Zelanda se centra en la cría de espirulina. La espirulina es la especie de alga en la que que existen proyectos de inversión a través del SFF Futures Found del Ministerio de Industrias Primarias (MPI) con la intervención de NZ Algae Innovations Ltd. Es por tanto una coinversión de casi medio millón euro para evaluar la viabilidad de la producción a gran escala de espirulina.

El proyecto contempla la reducción de la producción, actualmente gestionada por NZ Algae Innovations Ltd bajo la marca Tahi Spirulina, con el fin de analizar nuevos sistemas de cultivo, cosecha y procesamiento y probar su producción a escala comercial.

La idea principal es poner en el mercado un producto sostenible y más «apetecible» que pueda satisfacer las demandas del consumidor. Con la intención de penetrar en nuevos mercados, ya se han producido granos enteros secos de espirulina, que tienen sabor a nuez. La investigación de mercado muestra que los consumidores de todo el mundo tienden a agregar cada vez más proteínas de origen vegetal a sus dietas, y la espirulina se adapta bien a esta tendencia.

El proyecto, durante los dos años de ejecución, tiene como objetivo establecer un nuevo modelo de negocio. El cultivo de algas en Nueva Zelanda tiene un enorme potencial y podría ser la columna vertebral de un nuevo sector de industrias primarias con un valor estimado de casi 84 millones de euros al año.

Como argumentó Steve Penno, director de programas de inversión de MPI, la idea de invertir en proteínas de algas podría tener importantes beneficios para Nueva Zelanda. Según Penno, el cultivo de espirulina tiene todo el potencial para crear nuevas oportunidades de empleo y, por lo tanto, bienestar para la comunidad y el medio ambiente.

Dado que el cultivo de espirulina tiene una huella hídrica y de carbono muy baja, cumple con todos los estándares de sostenibilidad, también respaldaría la ambición del gobierno de ser carbono neutral para 2050, ofreciendo una nueva opción de uso de la tierra económicamente viable y sostenible.

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