Las organizaciones de productores de atún congelado y ultracongelado han reaccionado a la cláusula del reglamento de control de la Unión Europea y aprovechan un estudio que se ha encargado para denunciar la limitación al 10% el margen entre el volumen de atún consignado y el desembarcado.
Orthongel, de Francia, la organización de productores de atún congelado y ultracongelado, vuelve a dar la voz de alarma ante «la imposibilidad de las empresas de aplicar la cláusula del reglamento de control de la Unión Europea relativa al margen de tolerancia en las estimaciones de capturas y desembarcos por especies». Esta cláusula exige un margen del 10% por especie entre los volúmenes de atún registrados a bordo y los desembarcados y, según los profesionales, es inaplicable, colocando «a las navieras en una situación involuntaria de infracción sistemática». Orthongel encargó a la empresa Rinzen, especializada en análisis económico, la evaluación del impacto socioeconómico de esta normativa en la pesquería. Este estudio indica que de los 1.600 puestos de trabajo franceses directos e indirectos del sector, 500 se verían amenazados en 2025, y las tres empresas navieras (CFTO, Sapmer, Via Océan) podrían desaparecer en 2026, «si no se adapta la normativa».ha
La federación francesa de la industria atunera Orthongel mantiene que las regulaciones de control de la UE podrían hacer que la flota quede fuera del negocio. Por ello, Europêche ha declarado que el resto de operadores de túnidos tropicales de la UE, es decir, la flota atunera española de cerco también se puede ver perjudicado.
Según Europêche, el peso de la regulación que se aplica solo a los buques de la UE y no a los de otras naciones podría ser suficiente para detener las operaciones de los cerqueros atuneros de la UE en los océanos Índico y Atlántico en muy pocos años.
El meollo del problema es la dicotomía según la cual los patrones deben proporcionar una evaluación precisa del volumen y la composición por especies de cada captura de atún, mientras que también se espera que transfieran esas capturas a los tanques de congelación lo más rápido posible, como es requerido para embarcaciones que operan en aguas que están por encima de 30°C.
Esto presenta dificultades, ya que solo hay minutos para que se realicen estas evaluaciones de especies que son notablemente similares en apariencia, y existen sanciones significativas por equivocarse.
Actualmente se están estudiando soluciones tecnológicas para abordar este problema, pero llevará varios años desarrollarlas.
“Por eso la flota atunera tropical solicita poder aplicar este margen de tolerancia del 10% no por especie sino sobre el total de la captura a bordo. Si bien el Parlamento Europeo ha adoptado una posición que tiene en cuenta las características específicas de las operaciones de pesca en la pesquería de cerco, la Comisión Europea se niega a flexibilizar la norma”, dijo la directora del Europêche Tuna Group, Anne-France Mattlet.
“Como consecuencia, las embarcaciones y los patrones están siendo sancionados una y otra vez, acumulando puntos en sus licencias. Esto conducirá inevitablemente a la suspensión de las licencias de pesca y la inmovilización de los buques de la UE. Mientras tanto, los buques extracomunitarios seguirán faenando ya que no están sujetos a las mismas normas de control, ambientales, sanitarias y sociales. Algunos países no pertenecientes a la UE ni siquiera aplican los límites de captura decididos a nivel internacional”.
Orthongel encargó al especialista en análisis económico Rinzen que evaluara las consecuencias socioeconómicas de esas sanciones. El veredicto es inequívoco: si nada cambia, para 2026, el peso de estas sanciones hará que la pesca sea antieconómica, con la desaparición de 1600 puestos de trabajo franceses como resultado.
Europêche afirma que estas conclusiones se aplican igualmente a la flota española, ya que las duras sanciones impuestas por las autoridades españolas obligan a muchos barcos a permanecer amarrados durante más de dos meses, lo que pone en peligro 2500 puestos de trabajo españoles.
“La situación podría ser aún peor, ya que el estudio no considera los crecientes costos de los combustibles ni el déficit acumulado durante el COVID. Incluso durante estos períodos de crisis, los atuneros de la UE siguieron pescando, sin poder generar ganancias, para abastecer a las fábricas de conservas y mantener el empleo”, dijo Anne-France Mattlet.
“Este es un efecto directo de la imposibilidad de que la flota de túnidos tropicales de aguas lejanas de la UE cumpla con esta regla. El Europêche Tuna Group está presionando para tener un margen de tolerancia del 10 % para toda la captura, al menos hasta que la tecnología pueda resolver la complicada clasificación de los túnidos tropicales por especies”.