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jueves, marzo 28, 2024
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Los barcos movidos por GNL no suponen ninguna ventaja para la atmósfera

Los barcos movidos por Gas Natural Licuado (GNL), que es presentado como un combustible limpio y no contaminante, no suponen en realidad ninguna ventaja para la atmósfera e incluso pueden ser más contaminantes que los propulsados por fuel oil, según una investigación dada a conocer por la entidad Transpor & Environment, especializada en el impacto del tráfico marítimo.

El transporte marítimo internacional supone en la actualidad el 3% de las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera a nivel global, una proporción similar a la que arroja la aviación. La ONU ha alertado de que, si no se toman medidas, para 2050 ese porcentaje habrá escalado hasta el 17%.

Con esta advertencia sobre la mesa, así como con las exigencias -no vinculantes- de Europa para que la industria naval recorte un 40% las emisiones de CO2 de todos los barcos en 2030 (en comparación con los niveles de 2018), el sector se encuentra en un período de reconfiguración de su actividad, empezando por algo tan básico como el combustible que la mueve.

Y en esa carrera por sustituir el combustible tradicional de los barcos, el gas natural licuado (GNL) -gas natural en estado líquido- está ganando terreno a pasos agigantados en los últimos años.

Aunque no deja de ser un combustible fósil, al gas natural licuado se le atribuyen beneficios como un recorte de las emisiones de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono, el óxido de nitrógeno o las partículas finas.

El metano es la clave

T&E asegura que, aunque los barcos ‘eco’ que son propulsados con GNL no producen smog -nube tóxica oscura-, son responsables de una grave emisión “invisible a simple vista” de metano no quemado, que se filtra y acaba en la atmósfera, contribuyendo a agravar el calentamiento del planeta.

La organización empleó una cámara infrarroja con un filtro especial para detectar gases de hidrocarburo en el puerto de Róterdam (Holanda), el más grande de Europa. Con este equipo estudió los escapes de metano de los barcos de gases de efecto invernadero más conocidos.

La consultora TCHD Consulting, experta en imágenes ópticas de gas, analizó las imágenes del buque Ecodelta, además del portacontenedores gigantes del Louvre, CMA CGM, con sede en Francia. Según Transport & Environment, ambas embarcaciones evidenciaron que se estaban liberando “intensas” emisiones de hidrocarburos no quemados, pérdidas que se producen en los motores de los barcos

Ante la proliferación del GNL como alternativa ‘verde’ en el transporte marítimo, la organización europea Transport & Environment decidió investigar su impacto real en las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Su conclusión es clara: el gas natural licuado no solo no es la solución al cambio climático, sino que, además, contribuye a acelerarlo. ¿La clave? El metano.

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