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domingo, noviembre 24, 2024
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La eólica marina urge al Gobierno lanzar subastas en un mes para que no peligrrn 9.500 millones y 7.500 empleos

Empresas líderes en esta tecnología empiezan a impacientarse y reclaman al Ministerio para la Transición Ecológica una hoja de ruta clara antes de 2023

Incertidumbre e inversión son como agua y aceite. En el caso de la eólica marina, en España, han aprendido a convivir, pero entre las grandes empresas con planes de negocio en esta tecnología empiezan a sonar las alarmas. Los objetivos marcados por el Gobierno en su hoja de ruta para la transición ecológica no se alcanzarán a tiempo si el Ejecutivo no lanza las subastas de esta tecnología antes del próximo año. Peligran 9.500 millones de euros en inversiones y la friolera de 7.500 empleos.

Es el caso del consorcio entre el desarrollador Bluefloat y la ingeniería Sener. Conjuntamente han presentado varios proyectos de eólica marina al Ministerio para la Transición Ecológica, como el de Tarahal en Canarias (255 MW), el de Parc Tramuntana en Gerona (500 MW) y otros en Galicia y Almería.

Las dos aliadas han hecho de la necesidad virtud y han aprovechado los últimos años con una regulación en blanco y un marco temporal de subastas aún por definir para preparar el terreno con administraciones y paisanos de aquellos territorios en los que prevén levantar sus parques eólicos.

«RAPIDEZ Y NO PARTIR DE CERO»

«Hemos llevado a cabo una intensa labor de diálogo con la población local y hemos aprovechado su feedback para adaptar nuestros proyectos a sus necesidades», convienen Carlos Martín, CEO de Bluefloat, y Miguel Domingo Oslé, director general de Sener Renewable Investments, en conversaciones con EL MUNDO.

Desde sortear los enclaves de pesca de la gamba roja hasta desplazar varias yardas los futuros emplazamientos de sus molinos para alejarlos de las zonas de cría de los alevines de merluza. Es por ello que ahora reclaman al ministerio que dirige Teresa Ribera que en los próximos concursos de capacidad se tenga en cuenta lo avanzado y se ponderen criterios socioeconómicos. «La industria española tiene una oportunidad histórica. Pedimos rapidez y no partir de cero«, insisten.

El principal problema para el desarrollo de la eólica marina en España es, en cierto modo, España. O, mejor dicho, su extensión: a diferencia de otros países europeos, su plataforma continental es escasa y el suelo marino alcanza grandes profundidades a muy poca distancia. Esto hace que la tecnología más desarrollada, bottom fix, no pueda instalarse cerca de las costas del país, que tiene que recurrir a las soluciones flotantes. Ya existen muchas, pero no están tan maduras, de ahí que los objetivos de potencia instalada, al menos en los próximos años, sean mucho más modestos que los de otros vecinos europeos.

Así, mientras que el objetivo global de la Unión Europea para 2030 es tener 60 GW instalados de eólica marina, según datos de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), en España la cifra es tan solo entre 1 GW y 3 GW porque deberá ser flotante. Por comparar, Alemania contempla 30 GW, Países Bajos quiere llegar a 11,5 GW y Reino Unido, uno de los bastiones mundiales de esta tecnología, 40 GW -más, incluso, que Estados Unidos y sus 30 GW-; sin embargo, sólo habrá 1 GW de flotante en sus costas.

A cambio, esta localización alternativa permite instalar aerogeneradores de mayores potencias (entre 10 y 15 MW) y acceder a un viento mejor para su funcionamiento: es más regular y más laminar, porque no hay accidentes geográficos que lo modifiquen. Por lo tanto, la torre también puede ser más baja que una de tierra para un mismo tamaño de rotor y potencia, lo que reduce su coste y permite ahorrar material.

Esto también da alguna ventaja a la flotante respecto a la fija. No deja de ser una apreciación optimista, pero es cierto que el hecho de poder buscar cualquier zona con buen viento, independientemente de que el fondo permita la instalación, es algo positivo para un país que depende de sus costas para el turismo y la pesca y que tampoco puede obviar las consideraciones ambientales.

9.500 MILLONES Y 7.500 EMPLEOS

Con todas estas complicaciones en el sector preocupa llegar a tiempo a los objetivos marcados para los próximos años, pero también a la carrera mundial por la eólica marina. Hay empresas especializadas y astilleros, dinero -tanto el Perte de la industria naval como el Perte de las energías renovables- y predisposición, pero falta concretar y el tiempo se va agotando. Del interés por cerrar ya las subastas.

Las consecuencias del retraso administrativo empiezan a aflorar. En su plan estratégico 2023-2025, Iberdrola no recoge la inversión en eólica offshore en España, pese a que esta tecnología se llevará el 46% de sus inversiones previstas para este periodo, es decir, unos 8.000 millones de euros. El mercado español es incierto y la tecnología desaparece de los planes no porque no esté en ellos, sino porque no saben cómo ni cuándo deberán realizar la inversión. La compañía apostará por la eólica marina, pero, a falta de subastas, no hay certezas..

«O lo hacemos el año que viene o no vamos a poder garantizar cumplir la hoja de ruta», resumía recientemente Juan Virgilio Márquez, director general de la AEE, durante la presentación de su libro blanco. En este mismo evento se dieron algunos datos que ilustran la importancia de acercarse lo más posible a las cifras fijadas.

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Según estos cálculos, la contribución directa e indirecta de las fases de inversión, explotación y construcción de buques y exportación de estructuras sería de 9.581 millones de euros para el periodo 2025-2030 en un escenario en el que el 75% de las actividades se desarrollasen en España. Si el porcentaje baja hasta el 50%, también lo hace esta cantidad, que se queda en 6.401 millones. En un escenario del 25%, serían 3.203 millones. La cifra seguiría subiendo en los próximos años hasta llegar a los 10.466 millones de euros en el periodo 2045-2050 en el supuesto más positivo.

Con la creación de empleo ocurriría lo mismo con una escalada aún mayor. Para el primer lustro, se contempla la creación de 7.523 empleos -directos e indirectos- con tres cuartas partes de la actividad desarrollada en España. En el último escenario se dispara hasta los 17.438 trabajos. Sin embargo, si sólo fuese una cuarta parte, se movería entre los 2.518 puestos (2025-2030) y los 5.840 (2045-2050)

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