Esto está muy lejos del espectáculo del Mar Báltico en ebullición por las fugas de metano en los oleoductos Nord Stream. Pero las imágenes de Ifremer muestran el meticuloso trabajo de un buceador que, equipado con un muestreador, mide el caudal de una salida de gas natural que tiene un 98% de metano. Fue tomada durante una campaña científica en septiembre de 2022 en Varna, en la costa búlgara del Mar Negro, como parte de un estudio sobre el impacto del metano en el clima y los ecosistemas marinos.
Menos conocido que el dióxido de carbono (CO2), el metano es un gas de efecto invernadero 20 veces más potente a escala de un siglo y 80 veces más potente a escala de 20 años. Es comúnmente aceptado que el 60% de las emisiones de metano en la Tierra están relacionadas con las actividades humanas (agricultura, energía, residuos, etc.), y que el 40% son de origen natural.
Estas emisiones naturales se producen principalmente en los humedales (tuberías, manglares, pantanos, etc.), en las zonas donde se funde el permafrost, pero también en los fondos marinos. Esta es la zona de interés para el equipo de la campaña METZE, que recientemente ha tenido lugar en el Mar Negro.
Metano disuelto en el mar
El Mar Negro es la mayor cuenca de metano disuelto del planeta: es el receptáculo de varios grandes ríos de Europa y Asia (Danubio, Dnieper, Dniestr, Don, Kizilirmak, etc.) y de toda la materia orgánica natural del mar. Toda esta materia orgánica se deposita en el fondo, se sedimenta y se descompone, generando metano con el tiempo.
Varios estudios demuestran que existe una alta densidad de emisiones de gas natural en el Mar Negro, desde la línea de costa hasta las zonas más profundas (más de 2000 metros). En la actualidad, nuestro equipo trata de cartografiar estas zonas, contar las salidas de gas, medir su caudal y averiguar qué ocurre con este gas en el agua y en el aire. En efecto, una vez emitido en el agua de mar, el metano reacciona con el oxígeno disuelto y lo consume para producir bicarbonato (un ion poliatómico, HCO3-).
Esto puede causar la acidificación local así como la desoxigenación del agua de mar. Éstas repercuten en los ecosistemas y amenazan la biodiversidad marina si el ciclo natural del carbono se ve perturbado por las actividades humanas (por ejemplo, el aumento de la materia orgánica) o el cambio climático. En el Mar Negro, los peces están condenados a vivir en los primeros 150 a 200 metros de agua, por debajo de los cuales el agua carece de oxígeno.
El Mar Negro es el mar más pobre en oxígeno del mundo y las emisiones de metano podrían acentuar esta tendencia. Por lo tanto, el estudio de las emisiones de metano también es útil para comprender mejor los procesos físico-químicos que causan la desoxigenación del Mar Negro y para evaluar sus consecuencias en las poblaciones de peces.
A la atmósfera
Según la intensidad de las emisiones, una mayor o menor proporción del metano se transfiere a la atmósfera y contribuye a su calentamiento. Para entender todos estos fenómenos en cascada y sus impactos, necesitamos evaluar las emisiones de metano en estas zonas y comprender cómo y en qué medida ciertos factores ambientales (estaciones, eventos extremos como tormentas, etc.) afectan a la variabilidad de los flujos y a la transferencia a la atmósfera.
Esta información contribuirá a mejorar los modelos climáticos, pero también a evaluar mejor la capacidad de recuperación de los ecosistemas marinos y, por tanto, a poner en marcha procedimientos adecuados para su preservación, en particular limitando el aporte de materia orgánica antropogénica.