Los acuerdos de pesca que mantiene la UE con Africa han experimentado una evaluación que Mauritania quiere dar mayor valor al producto en el propio país y, con Guinea, reclama asesoramiento en acuicultura.
Anaïs Demaille, jurista adscrita al área de negociaciones comerciales y acuerdos de asociación para la pesca sostenible de la Dirección General de Asuntos Marítimos y Pesca (DG-Mare), en la jornada sobre «La dimensión social en los acuerdos de pesca en África del oeste organizada por Anacef (Asociación Nacional de Buques Cefalopoderos)» remarcó el cambio en materia social y la importancia creciente del aspecto social de los acuerdos en los últimos suscritos.
Una perspectiva que, sin duda, cobrará más peso en pactos sucesivos. Lo advirtieron en ese foro los representantes de los países con los que la UE tienen acuerdos de asociación pesquera, como Mauritania, Guinea Ecuatorial y Guinea Bisáu, que ayer hicieron un repaso las mejoras que han traído los pactos de colaboración y los que deberán traer en el futuro.
Mauritania, que aprendió a pescar de manos de los comunitarios, principalmente gallegos, ya advirtió de que el nuevo protocolo tendrá que recoger el compromiso de transformar y dar valor añadido a las capturas en el propio país. Y como ya han aprendido a pescar, ahora necesitan aprender a cultivar. El asesoramiento en el despegue de la acuicultura es otra de las condiciones que podrán los países africanos, como Guinea y Mauritania, a cambio de abrir sus aguas a la flota comunitaria.
Bisáu se encuentra en un otro estadio. Sin apenas barcos de pesca y todavía menos infraestructuras para desembarcar, sus demandas van más en el sentido de lograr franquear las puertas del mercado comunitario. En este sentido, Henrique António Da Silva, administrador de Bissau Pesca e Serviços, puso énfasis en la «paradoja» de que su país no pueda exportar sus productos pesqueros a la Unión Europa, «pese a que sí puede hacerlo nuestro país vecino, con lo que son los vecinos que se benefician de este extremo».
.
Una idea que ya adelantó en la inauguración de la jornada el ministro de Pesca de Bissau, Orlando Mendes, quien pidió un sello para las capturas realizadas en sus aguas, que les permita vender en la Unión Europea y no perder los ingresos que reportarían esa comercialización. A los cargos de alta responsabilidad en la política pesquera de España y de los países africanos se unieron armadores, expertos juristas y representantes de los trabajadores con el fin de conocer el punto exacto en el que se encuentra tanto la legislación como la puesta en práctica de esta cláusula de dimensión social. Y precisamente fue en la exposición de Anaïs Demaille, jurista Unidad B3.
Negociaciones comerciales y acuerdos de asociación para la pesca sostenible de la DG Mare, donde quedó patente el cambio en materia social y la importancia creciente de este aspecto en los últimos convenios suscritos.
Algo en que se mostró de acuerdo Juan Manuel Trujillo, responsable de Pesca de Comisiones Obreras y Presidente de la sección de Pesca de la Federación Europea de Trabajadores del Transporte (ETF), quien destacó las ventajas de apostar por un modelo social, al tiempo que destacó la contribución de la Norma Anacef a la sostenibilidad regulando aspectos como la remuneración a los trabajadores, las horas de descanso, la atención médica y la seguridad y salud en el trabajo. Trujillo defendió la responsabilidad social del propietario del buque, poniendo como ejemplo a la OPP43 y apostó por una Comisión Europea “preocupada de la misma forma por la sostenibilidad del medioambiente que de la parte económica y social”.
Otro de los aspectos tratados en la sesión fue el de la formación, una acción incluida dentro de la cláusula social y que es de vital importancia para las tripulaciones, sobre todo los profesionales de los países de África del Oeste. En esta línea, Alesandre Rodríguez, secretario del Consejo Consultivo de la Flota de Larga Distancia, recogió el guante de Anacef y solicitó la posibilidad que las organizaciones de productores puedan incluir esta formación dentro de las acciones de sus planes de producción financiados por la UE.
Práctica pesquera sostenible
Al equilibro de la actividad y a la seguridad en el trabajo, como dos de los importantes aspectos sociales de la pesca se refirieron en el acto de inauguración el presidente de la OP Anacef, Francisco Freire, y el director de Casa África, José Segura. Freire defendió los
acuerdos de pesca “porque son un instrumento de cooperación fundamental para garantizar una práctica pesquera sostenible, estoes, una actividad que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones,
garantizando el equilibrio entre el crecimiento económico, el cuidado de los recursos marinos y el bienestar social”.
Por su parte, José Segura apostó por una colaboración conjunta para minimizar los riesgos del trabajo en el mar y recordó, con datos oficiales de la UE, que entre 2011 y 2022 se perdieron en el mar un total de 180 buques :“Todos debeos minimizar los riesgos y evitar
que se produzcan más accidentes por lo que la protección se debe e incluir siempre en los acuerdos de pesca”.
Los dos directores de la Secretaría de Pesca apoyaron la jornada
Ignacio Gandarias, director general de Ordenación Pesquera, e Isabel Artime, directora general de Pesca Sostenible, participaron en la inauguración y clausura de la jornada celebrada en Las Palmas. Si Gandarias destacó el papel de organizaciones como Anacef en el buen desarrollo de los acuerdos pesqueros, Artime reconoció los avances realizados en materia social en relación a estos convenios y recordó que varios de ellos están a punto de
expirar. También intervino en la apertura de la jornada el viceconsejero de Sector Primario del Gobierno Canario, Álvaro de la Bárcena, quien destacó la importancia del tema elegido por la Organización de Productores, así como la calidad de todos los ponentes.
Por último, Juan Martín Fragueiro, director gerente de Anacef, recalcó la transcendencia de la dimensión social de la actividad, destacando que la misma se inicia a bordo de la propia flota para alcanzar aplicaciones vitales para el desarrollo de los países cuyos caladeros acogen a la flota europea, en su mayoría española. Por tanto, animó a todos los participantes, tanto por parte de las administraciones como de las organizaciones, a seguir trabajando conjuntamente para mejorar estos tratados.