El fuerte crecimiento de las energías renovables en España tenía hasta ahora un límite: el mar. La culpa la tiene la orografía de las costas de la Península, con aguas muy profundas a poca distancia de las playas, que impide instalar energía eólica marina tradicional (bottom fixed), que requiere de cimentaciones fijas imposibles a partir de 50 metros de profundidad. “La tecnología eólica flotante es muy disruptiva y permite instalar parques a mayor profundidad y distancia de la costa”, ha explicado este jueves Juan Virgilio Vázquez, director de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), la patronal del sector. Según sus datos, ya hay 15 proyectos de este tipo presentados a consulta pública en España, una fase muy inicial. Los empresarios urgen a Transición Ecológica a aprobar cuanto antes la regulación —que el ministerio prevé para inicios del año próximo— para lograr que los primeros estén en funcionamiento en 2029 y se llegue al objetivo de que al año siguiente haya entre 1 y 3 gigavatios (GW) instalados.
“Hace 15 años se presentaron muchos proyectos con cimentación fija que al final no se pudieron hacer porque estaban demasiado cerca de la costa”, ha apuntado por su parte Tomás Romagosa, director técnico de AEE, durante la presentación de El Libro Blanco de la industria Eólica Marina en España. “La eólica flotante [floating offshore] nos permite alejarnos de las playas, construir parques más grandes que produzcan más, y además limitar los impactos sobre los paisajes, el turismo y la pesca”, ha añadido, tras constatar que el 85% de los recursos eólicos del mar están a más profundidad que la que permitía la tecnología hasta ahora.
Según la patronal, ya se han presentado 15 proyectos de eólica marina a consulta pública, una fase anterior al estudio de impacto ambiental. Eso no quiere decir que todos ellos se lleven a cabo, pero demuestra el interés de la industria y el potencial del sector. Para que arranquen se necesita que el Ministerio de Transición Ecológica actualice el marco regulatorio específico, desarrolle los Planes de Ordenación del Espacio Marítimo (POEM) y saque las primeras subastas para esta energía. Todo ello debería hacerse entre finales de este año e inicios del siguiente, dado que los parques, muy complejos, tardan al menos siete años en ponerse en marcha. Si todo va según lo previsto, los primeros podrían comenzar a funcionar en 2029. El ministerio explica que se sigue el plan previsto y espera que la normativa esté aprobada a inicios del año próximo.
El departamento de Teresa Ribera aprobó a finales del año pasado una hoja de ruta para el sector en la que puso como meta que en 2030 el país cuente con entre 1 y 3 gigavatios (GW) de esta renovable, lo que supondría que en el mejor de los escenarios el 40% de toda la potencia instalada en la UE a finales de esta década estaría en España, según los planes que tienen las instituciones europeas.
Referencia en cuanto a tecnología
La patronal cree que se puede conseguir. “España no tiene por ahora ningún parque eólico marino, pero es una referencia en cuanto a la exportación de esta tecnología”, ha señalado Márquez, de AEE. En su opinión, la gran longitud de costas, la preparación de la industria y los puertos y astilleros del país son puntos a favor de esta nueva tecnología, que además permite obtener más energía. “El viento de alta mar es de mayor calidad, más estable, y la duración de las máquinas es mayor, lo que abarata la tecnología”, ha continuado. En el mundo hay instalados 57 GW de eólica marina (con datos de 2021), 17 de los cuales los ha colocado China en tan solo un año.
El reto es conjugar la nueva tecnología con los impactos sobre el paisaje o el medio ambiente, como ha ocurrido ya con otras energías renovables. De hecho, el sector turístico y el pesquero, así como asociaciones vecinales, han manifestado sus dudas con respecto a los futuros parques. “Estamos trabajando con diferentes sectores en el Foro Eólico Marino para buscar modelos de coexistencia. La pesca artesanal es perfectamente compatible estos parques eólicos, y el impacto visual y paisajístico es mucho menor porque se encuentran a mucha mayor distancia de la costa”, ha dicho Romagosa.
Ese temor explica en parte la moratoria que aprobó Transición Ecológica el pasado junio: ya no admite más solicitudes de autorización administrativa y de reserva de zona en el mar territorial para estos proyectos, un paso previo imprescindible para que arranquen. Un portavoz del departamento señala: “La moratoria está pendiente de la regulación de los parques eólicos marinos y de la reglamentación de las conexiones a tierra. La idea es promulgar la normativa en los próximos meses y sacar el primer semestre la primera subasta de dominio público marítimo”.