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martes, diciembre 10, 2024
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La UE quiere «ecologizar» el sector pesquero.


La Comisión Europea presento un plan para claramente «ecologizar» el sector pesquero. En un plan presentado, la Comisión Europea expone sus ambiciones para el sector pesquero de aquí a 2030: más zonas marinas protegidas, prohibición de la pesca de arrastre en ellas, mejor explotación de los recursos pesqueros y barcos que consuman menos combustible.

Diez años después de la gran reforma de la Política Pesquera Común, son indispensables «transformaciones estructurales» señalan para reducir el impacto medioambiental del sector, garantizando al mismo tiempo su rentabilidad y la neutralidad en carbono de aquí a 2050, reconoce el Comisario europeo de Medio Ambiente, Virginijus Sinkevicius. Se trata de una intención loable, pero carente de ambición, según las ONG de conservación de la naturaleza.

Para ello tergiversan los datos y dicen que un tercio de las poblaciones -la parte explotable de una población de peces- sigue siendo objeto de sobrepesca en el Atlántico nororiental, frente a alrededor del 70% en la década de 2000. Del mismo modo, alrededor del 85% de las poblaciones del Mediterráneo siguen sobreexplotadas en la actualidad. Aunque los pescadores están obligados a desembarcar todas sus capturas, incluidas las que no cumplen los criterios de tamaño, para limitar las capturas «accidentales» devueltas al mar, esta «obligación de desembarque» sigue sin cumplirse debidamente, según Bruselas.

30% de zonas marinas protegidas para 2030
Por ello, el nuevo «plan de acción» de la Comisión pide a los Estados miembros que fijen sus cuotas anuales de capturas de forma más transparente, de acuerdo con los niveles máximos recomendados por los científicos. Sobre todo, los Estados deberán ahora adoptar medidas para «eliminar progresivamente» la pesca de arrastre de fondo en las zonas marinas protegidas de aquí a 2030, es decir, el 12% de las aguas europeas en la actualidad, y un objetivo del 30% de aquí a 2030, independientemente de su profundidad. Cada país tendrá que elaborar su hoja de ruta antes de marzo de 2024. Bruselas las evaluará, antes de proponer nueva legislación si es necesario.

La UE ya ha prohibido la pesca de arrastre por debajo de los 800 metros desde 2016, para ayudar a restaurar ecosistemas de fondos marinos vulnerables con una rica biodiversidad. Pero el uso de artes de fondo móviles (redes de arrastre, dragas, redes de enmalle, palangres, nasas, etc.) «sigue estando muy extendido», entre el 80% y el 90% de las zonas explotables del Atlántico nororiental y «en muchos lugares de la red Natura 2000 y otras zonas protegidas», lamenta el Ejecutivo europeo. Esto compromete los objetivos de los Veintisiete en materia de clima y biodiversidad: Bruselas denuncia una práctica que consume mucho combustible y emite mucho CO2, que, al rascar los fondos marinos, destruye ecosistemas que constituyen sumideros de carbono, debilita las poblaciones de peces que allí se reproducen y favorece capturas accesorias «desproporcionadas» por falta de selectividad.

«zonas marinas protegidas»
La Comisión también pide a los Estados que amplíen las para alcanzar el objetivo del 30% de la superficie marina fijado en el plan europeo de biodiversidad, y que establezcan límites a las capturas accesorias de determinadas especies vulnerables (delfines del Golfo de Vizcaya, marsopas, rayas, etc.). Por último, Bruselas detalla su ambición de que los barcos y artes de pesca consuman menos combustible y fomentar su paso a energías limpias (hidrógeno, biocarburantes, electricidad, etc.), una «transición difícil y gradual» que se debatirá «en coordinación» con los Estados miembros y los pescadores.

El objetivo es también reducir la dependencia de los combustibles fósiles: «El precio del gasóleo marino se habrá más que duplicado en 2022, con una factura energética equivalente al 35% de los ingresos del sector, frente al 13% en 2020», subraya Virginijus Sinkevicius. Bruselas pide a los Estados miembros que «utilicen mejor los fondos europeos» disponibles para compensar los «impactos socioeconómicos a corto plazo», modernizar los buques y financiar la investigación.

«Es demasiado poco, demasiado lento
Las asociaciones de pescadores, en cambio, tacharon el plan de demasiado restrictivo. La European Bottomfish Alliance (EBFA), que representa a 20.000 pescadores de 14 países, considera que la prohibición de la pesca de arrastre en zonas protegidas pondrá en peligro a «7.000 buques», lo que corresponde al «25% de los volúmenes desembarcados en la UE y al 38% de los ingresos totales de la flota europea». Además, esta medida estaría «injustificada» porque «algunas zonas han sido definidas para preservar aves y tortugas» sin ningún vínculo con el mar. «El único resultado será desplazar los esfuerzos pesqueros, aumentando el consumo de combustible y las repercusiones indeseables sobre las poblaciones», o incluso animar a la UE a importar más pescado, insiste su presidente, Iván López.

Por su parte, la ONG Bloom lamenta que el texto no sea vinculante y que sólo establezca recomendaciones con plazos lejanos: «La Comisión ha optado por renunciar a su poder político limitándose a publicar un ‘Plan de Acción’ que hace recaer la responsabilidad de tomar medidas en los Estados miembros de la UE». Con todo, celebra que el organismo haga suyas «algunas de las recomendaciones de científicos y asociaciones de protección del medio ambiente» al pedir a los Estados «que prohíban todas las artes de pesca de contacto con el fondo en todas las zonas marinas protegidas de la UE». La Comisión, dice la ONG, «al menos establece algunos criterios claros que permitirán acabar con la farsa de las áreas marinas protegidas ‘a la francesa'».

Para Rebecca Hubbard, de la coalición de ONG ecologistas Our Fish, «esto es demasiado poco, demasiado lento [y] está lejos del calendario urgente que se necesita». De hecho, la UE tolerará la pesca de arrastre de fondo durante siete años más en las zonas protegidas y después de 2030 fuera de ellas, coincide la ONG Oceana, que denuncia «la marcada discrepancia entre la observación y la debilidad de las acciones propuestas».

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