El total autorizado de bonito del Atlántico norte seguirá en 37.801 t para el período 2022-2023, sobre la base de la Regla de control de captura provisional, con lo que se mantiene en el mismo volumen que en 2021.
En principio los pescadores del Cantábrico se encuentran molestos por el fuerte volumen de pescado que han dejado de pescar desde que se procediera al cierre de campaña y que después se procediera a la reapertura de la pesca, en noviembre, por haber sobrado 200.000 kilos. La temporada de este año ha vuelto a ser muy buena y se considera que la población de atún blanco está infraexplotada, en torno al 85% del rendimiento máximo sostenible (RMS).
También existe decepción para los arrastreros pelágicos del Golfo de Vizcaya y de Bretaña, especialmente para los que ya se enfrentan a las restricciones del Brexit sobre otras especies en el Mar Céltico, en particular, y que probablemente se enfrentarán a restricciones aún mayores en 2022. «Desgraciadamente, esperábamos este resultado desde septiembre», explica Jean-Marie Robert, responsable de las especies pelágicas del OP Les Pêcheurs de Bretagne. Sabíamos que la Comisión Europea, que negocia en el Iccat, no estaba presionando para que las medidas de gestión fueran menos cautelosas. De esta manera, la mayor parte de la cuota recaerá en España, cerca de 30.000 toneladas entre cañeros, flota de canarias, y artes menores, mientras la cuota francesa, que era de 5.522 toneladas en 2021 y se fijará en el Consejo de Ministros de Pesca de diciembre para 2022, sólo podrá variar al margen. Mientras que, con una norma de gestión en el RMS, los pescadores franceses podrían esperar casi 1.000 toneladas más.
El nivel exacto de la tasa de capturas permitida (TCA) también podría verse afectado por el pasado exceso de consumo de otros países de la UE (Portugal e Irlanda, en particular). Evitar esta doble penalización será una de las prioridades de los profesionales franceses para el consejo de fin de año.
Plan de recuperación del marrajo
No obstante, las decisiones de ICCAT sólo han contentado a los ecologistas que no tienen ningún rubor en alegrarse de la introducción de un plan de recuperación del marrajo, adelantado con las medidas de gestión y tras la inclusión de la especie en el Apéndice II de CITES, limitando su comercialización, la pesquería de marrajo dientuso en el Atlántico Norte. Durante los dos próximos años, el permiso de retención de marrajos a bordo procedentes de pesca accidental, queda suspendida iniciando una nueva etapa para la flota: un plan de recuperación de la especie.
Tras cuatro años de largos debates, ICCAT acordó una nueva medida de conservación para el marrajo dientuso del Atlántico norte capturado en asociación con pesquerías de ICCAT a partir de 2022, «para poner fin de manera inmediata a la sobrepesca», según la nota de prensa y alcanzar gradualmente niveles de biomasa suficientes que permitan el rendimiento máximo sostenible (RMS), desde ahora hasta 2070 con una probabilidad de un rango de entre el 60 % y el 70 % como mínimo. La mortalidad por pesca total se estableció en un máximo de 250 toneladas hasta que se facilite nuevo asesoramiento científico a la Comisión.
Para ICCAT está medida que entra en vigor a partir de enero de 2022 busca poner “fin a la sobrepesca de inmediato” y avanzar de manera gradual hacia niveles de biomasa suficientes que permitan lograr el RMS en el horizonte de 2070 con una probabilidad que oscila entre el 60 y el 70% como mínimo. La mortalidad total por pesca se fijó en un máximo de 250 toneladas hasta que se proporcione a la Comisión un nuevo dictamen científico, sin embargo la flota no podrá retener ni desembarcar ejemplares.
Aunque el más mediático por su simbolismo, la del marrajo no fue la única medida adoptada. En total, se adoptaron 21 nuevas Recomendaciones y 3 Resoluciones que cubren cuestiones relevantes sobre la conservación y ordenación de la pesca del atún atlántico y especies afines.
Los ecologistas y el marrajo
Entidades conservacionistas celebran la prohibición de la retención de marrajos del Atlántico Norte adoptada hoy por la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT) como un primer paso para revertir el declive de esta población, gravemente sobreexplotada.
La prohibición constituye el eje central de un plan internacional de recuperación a largo plazo, el primero a escala internacional para esta valiosa y globalmente amenazada especie.
Los responsables de las pesquerías de ICCAT acordaron que, en 2022 y 2023, se prohibirá todo tipo de retención de marrajos del Atlántico Norte, una medida que los científicos de ICCAT llevan aconsejando desde 2017.
Sin embargo, la Unión europea (UE), que durante mucho tiempo ha acaparado la mayor parte de las capturas de marrajo, insistió en incluir una complicada fórmula que puede ofrecer una vía para que algunas Partes reanuden los desembarcos tras la prórroga.
«Felicitamos a Canadá, al Reino Unido, a Senegal y a Gabón por abanderar esta protección histórica de fundamento científico a favor de los amenazados marrajos», dijo Shannon Arnold, coordinadora del programa marino del Ecology Action Centre. «Hoy celebramos este avance decisivo, pero sabemos que la lucha para reforzarlo comienza mañana. De estas negociaciones se deduce claramente que la UE sigue centrada en reactivar la explotación lo antes posible. Por eso, para evitar los tejemanejes y que se produzca un retroceso en 2024, necesitamos que se sumen aún más países al debate y que luchen con el mismo ahínco con el objetivo de reconstruir la población».
Los científicos han recomendado que se prohíba la retención del marrajo dientuso en el Atlántico Norte, ya que se trata de la medida inmediata más eficaz para revertir el declive y regenerar la población en un plazo de unos cincuenta años. Numerosos países han planteado repetidamente esta prohibición, pero las propuestas de excepción contrapuestas de la UE y EEUU han impedido alcanzar un consenso durante años.
Al contar con una inmensa flota palangrera y aplicar una laxa gestión del marrajo, la UE sigue siendo la principal amenaza para la recuperación. La UE se hizo con el 74 por ciento de las capturas de marrajo del Atlántico Norte en 2020 y no fijó su primer límite de capturas hasta este año. En el caso de España, la cifra se superó con creces durante el año pasado.
«Por fin disponemos de los cimientos de un plan de recuperación que supondrá un punto de inflexión, pero no llegará a buen puerto si perdemos de vista a la UE y a su atroz intención de reanudar la pesca una década antes de que se prevea el inicio de la recuperación», declaró Ali Hood, director de Conservación de Shark Trust, quien sostiene que «sin embargo, ahora debemos centrarnos en la abrumadora ola de concienciación que nos ha ayudado a lograr este decisivo avance. Estamos profundamente agradecidos a quienes han alzado su voz por los marrajos (‘Voices for Makos’), es decir, a los continuos llamamientos de conservacionistas, buceadores, científicos, acuaristas, minoristas y representantes electos para proteger a este asediado tiburón».
Apreciados por su carne, sus aletas y la práctica deportiva, los marrajos se encuentran entre los tiburones más valiosos. Su lento crecimiento los hace excepcionalmente vulnerables a la sobrepesca, al igual que a sus parientes, los marrajos carite. Ambas especies están clasificadas como «En peligro» a escala internacional por la UICN. Al estar incluidos en el Apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES), las Partes deben demostrar que las exportaciones de marrajos proceden de pesquerías legales y sostenibles.
«Nos alegramos de que Estados Unidos haya aceptado la prohibición de la pesca de marrajos que aconsejan los científicos y esperamos que esto marque un antes y un después en su acción a favor de la conservación de los tiburones», declaró Sonja Fordham, presidenta de Shark Advocates International. «Ante todos los compromisos y advertencias existentes sobre la grave situación de los marrajos, esta victoria no debería haber resultado tan difícil. Bajo el paraguas de ICCAT y la CITES, instamos a todas las Partes a adaptar unos compromisos más ambiciosos respecto a los marrajos y a esforzarse por aumentar y no relajar este crucial esfuerzo de recuperación».
La nueva medida insta a los científicos a que examinen las tendencias de las capturas de marrajos, que siguen sin estar protegidos más allá de las aguas estadounidenses. ICCAT aún no ha abordado el consejo de los científicos de limitar las capturas de marrajo del Atlántico Sur, pero sí ha acordado dar a conocer entre las Partes el límite total de capturas de tintorera del Atlántico Sur tan pronto como el año que viene. La muy popular propuesta de reforzar la prohibición de cercenamiento de aletas de ICCAT, que pretendía prohibir esta práctica en los propios mares, fue bloqueada una vez más por Japón.
Otras medidas adoptadas
Por otro lado, se llegó a un acuerdo que permite la prórroga del plan plurianual de conservación y ordenación de los túnidos tropicales, que implica un total admisible de captura (TAC) para el patudo de 62.000 toneladas para 2022. Además, con el fin de reducir la mortalidad por pesca del patudo y el rabil juveniles, se acordó una nueva veda a la pesca con DCP más corta. El TAC anual para el rabil se mantendrá en 110.000 toneladas. Por último, se decidió que en 2022 se celebrarán reuniones intersesiones de la Subcomisión 1 para examinar las medidas existentes y, entre otras cosas, desarrollar límites de captura y mecanismos de verificación de
la captura asociados para 2023. Se acordó una modificación a la Recomendación de ICCAT para un plan provisional de conservación y ordenación para el atún rojo del Atlántico oeste (Rec. 17-06), que establece un TAC, incluidos los descartes de ejemplares muertos, de 2.726 toneladas para 2022, lo que corresponde a un incremento de 376 toneladas.
En 2022, se realizará una nueva evaluación del stock de atún rojo del Atlántico este y Mediterráneo para incorporar los datos disponibles más recientes y utilizar un nuevo modelo de evaluación de stock. El TAC para 2022 se mantiene en 36.000 toneladas, mientras que el TAC para 2023 se decidirá en la reunión anual de la Comisión de 2022, de acuerdo con un procedimiento de ordenación (MP) o basándose en el nuevo
asesoramiento científico en 2022 si el MP aún no está disponible.
En el caso del stock del atún blanco del Mediterráneo, la Comisión acordó implementar un plan de recuperación con una duración de 15 años que comenzará en 2022 y continuará hasta 2036 inclusive. Para 2022, se estableció un TAC de 2.500 toneladas