Texto y fotos Iñaki Garro
Sorkidxe: Con este nombre denominamos en Bermeo la almohadilla que utilizaban las mujeres que vivían en los puertos marítimos del Cantábrico en tiempos pasados y que se colocaban en la cabeza para el traslado de pesos en ella. Utilizaban cualquier prenda que llevaban debajo del brazo y a veces el propio delantal debidamente acomodado.
Cestas grandes (Sardin otzarie), barriles, leña, carbón y cualquier peso. La utilizaban como apoyo o protección para evitar rozaduras y daños en el traslado de estas cargas. Se cuenta que algunas tenían fuerza y capacidad hasta para llevar hasta 50 kilos y poder agachar para coger cualquier objeto del suelo, tanta era la habilidad y dominio que adquirían con la cabeza, que incluso algunas mujeres bailaban con un objeto encima, manteniendo el equilibrio. Es justo reconocer que actualmente se recomienda no manejar pesos de más de 15 kg. en las mujeres y 25kg en los hombres.
A pesar del siglo en que vivimos, en algunos lugares, se sigue utilizando, bien por negación a los nuevos métodos o simplemente por mantener una tradición.
En esos años el transporte mecánico apenas existía o era muy rudimentario, y casi siempre el acarreo de las cargas se hacía físicamente y con la dificultad añadida del pavimento irregular de las calles y vías de comunicación entre pueblos; la manipulación y el transporte de las mercancías que realizaban eran muy variados, dependiendo a las necesidades de abastecimiento de determinados productos de consumo .
El estudio de esta prenda nos llevó a analizar en profundidad el trabajo físico e intelectual que realizaban las mujeres, en las tareas domésticas, en la administración económica familiar. en la crianza y en la educación de los hijos.
En 1930 se fundó la Casa del Niño en Bermeo, para cuidado de criaturas, mientras las madres trabajaban. Esto alivió bastante la tarea de estas mujeres y que gracias a ellas mantenemos viva la memoria del tiempo.
Desde tiempos atrás, ya en el siglo XVIII y XIX, la actividad principal en Bermeo era la pesca y la navegación, donde los hombres se ausentaban mucho tiempo del entorno familiar y debido a esta circunstancia los maridos daban poder a la esposa para que en su ausencia pudieran gestionar y tomar decisiones difíciles, tanto en lo familiar o patrimonial.
De esta circunstancia creemos que nació el matriarcado y el carácter de la mujer bermeana.
Si tan duro era el trabajo de desplazamiento de pesos que realizaban con la cabeza, no menos duro fue su utilización intelectual para llevar la administración familiar, por los escasos recursos económicos que tenían en esos tiempos.
El trabajo de las mujeres
EN LA VENTA DE PESCADO
Aprovechando la temperatura nocturna a fin mantener el pescado fresco para vender a las primeras horas de la mañana en los pueblos cercanos, eran capaces de recorrer muchos kilómetros por los caminos de noche. Mungia a 10 kms era destino habitual.
A veces intercambiaban el pescado por otros productos del caserío y en otras aprovechaban el regreso para recoger madera de los bosques cercanos, para la cocina de casa.
EN LOS BARCOS PESQUEROS
A las mujeres que desarrollaban estos trabajos se les llamaba Neskatillas ; ayudaban en la descarga del pescado, en las tareas de pertrechar la embarcación para determinadas modalidades de pesca, a elaborar anchoas en salazón en barriles para utilizar como cebo en la pesca de besugo, palometa etc.; al abastecimiento de víveres para determinadas singladuras, a la limpieza de cajas de pescado que retiraban de la fábricas, al arreglo de redes. También asistían y colaboraban en la subasta de pescado y retiraban dinero de los bancos (txanteles) para repartir las ganancias por la venta de pescado entre la tripulación Incluso ante la convocaban a los armadores para las reuniones que se realizaban en la lonja que disponía cada embarcación embarcación.
EN LOS BARCOS DE CABOTAJE
También denominados buques costeros, que estaban diseñados para navegar en aguas poco profundas. Bermeo en esa época era un puerto muy importante y recalaban bastantes buques con diversas mercancías, sobre todo carbón para abastecimiento de barcos pesqueros de propulsión de calderas de vapor. Aquí la mujer tuvo un papel muy relevante ya que colaboraban en la descarga del carbón, utilizando su capacidad física, sorteando una pasarela con pesos de hasta 50 kilos encima de la cabeza. La remuneración que recibían por este trabajo, muchas veces no era la moneda, sino una cantidad determinada de carbón, que se calculaba en función de las horas trabajadas. Esta mercancía era muy estimada por el alto valor que tenía para cocinar y para el mantenimiento de las cocinas de chapa en el invierno y de esta forma mantener caliente la casa.
EN LAS FÁBRICAS DE CONSERVA DE PESCADOS
El trabajo en las fábricas era duro, siendo los horarios de siete de la mañana a una de la tarde y luego hasta el anochecer. Las labores que realizaban consistían en la limpieza del pescado, su cocción o fritura, descabezado y envasado en barriles o posteriormente en latas. La elaboración de salazones de pescado es una de las técnicas más antiguas de conservación de alimentos y se cree que fue instaurada en los tiempos de los fenicios, griegos y romanos.
Y además muchas madres hacían un pequeño receso, para dar pecho a su criatura.
EN TAREAS DE LAVADO DE ROPA
Estas mujeres después de terminar su jornada laboral en determinados días de la semana, acudían a los riachuelos para lavado de la ropa y de regreso llenaban garrafas con agua, porque en aquellos tiempos no se disponía de agua en las casas.
Desde estas líneas queremos manifestar nuestro reconocimiento y agradecimiento a la labor que desarrollaron estas mujeres, que gracias a ellas, mantenemos viva la historia de nuestro pueblo, que es rica y muy variada.
KRIELA
Otro término bermeano era el que definía a una madera rectangular con rebordes en los tres lados del cuatrilátero. Se utilizaba para encebar los anzuelos de los palangres y mantener enrollados hasta su lanzamiento al agua.- El palangre consiste de un cordel largo y grueso del cual penden unas cuerdas más finas con anzuelos en los extremos para la pesca de merluza, besugo, palometa, etc., a este palangre se le dominaba de fondo y para elaboración del mismo, cada patrón tenía su técnica, y daba instrucciones a los lonjeros, facilitando las medidas de largura de la cuerda delgada, cantidad de anzuelos etc.
A las personas que realizaban el trabajo de encebar los anzuelos de los palangres se les llamaba, lonjeros o bodegueros, porque hacían su actividad en lonjas que para tal fin disponían los armadores de los barcos pesqueros, bien en propiedad o alquilados.
La labor de lonjeros consistía, en realizar los aparejos de pesca, desenredar los palangres, mantener los pertrechos y la lonja en buen estado y ayudar en las descargas de pescado .
Su sueldo consistía en una cuarta o media parte de la que le correspondía al arrantzale de la embarcación más el parte de pesca.
A principios del siglo XX la modalidad de la pesca de merluza, besugo y palometa era una actividad muy rentable para la clase arrantzale, se cotizaba muy bien en la lonja de pescado, circunstancia por la cual se le daba mucha importancia a la elaboración de encebar los anzuelos en los krieles.
El aprendizaje de la elaboración de encebado de palangres se empezaba desde una edad muy temprana, muchos niños antes de acudir a la escuela se levantaban a las seis de la mañana y con solo siete años, asistían a las lonjas para adquirir conocimientos de dicha tarea; los armadores tenían muy presente los conocimientos de esta actividad para el primer embarque en los pesqueros.
Para cada singladura de pesca se necesitaba muchos krieles encebados para rentabilizar las capturas, y para conseguir y reunir la cantidad necesaria, se contrataba a la gente para ayudar al lonjero, el pago de este servicio se hacía por cada Kriel encebado, más parte de la pesca conseguida