MERCEDES CARO, SARA ARRANZ e ITZIAR TUEROS, investigadoras de Alimentación y Salud
A pesar del conocido efecto beneficioso del consumo de pescado, éste no alcanza los mínimos de consumo recomendados en la mayor parte del mundo, generando, como consecuencia, un déficit en el consumo de ácidos grasos poliinsaturados (AGP) omega 3 en distintos grupos poblacionales. Este déficit se asocia a más de un millón de muertes al año por enfermedades cardiovasculares a nivel global.
España es uno de países que presenta los mayores consumos de pescado dentro de la unión europea, y a nivel mundial. Veamos su evolución y estado actual.
¿Cómo es el consumo actual de pescado?
A partir de las series de datos mensuales que publica el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, es posible comparar los datos de consumo de diferentes años. Así, al analizar los datos de consumo de los hogares de los últimos 10 años, se observa un paulatino descenso en el consumo de productos de la pesca (Figura 1).
Entre los años 2011-2019 se produjo un descenso del 16% del consumo global y un 14% per cápita. Debido a la situación excepcional generada por el COVID, entre los años 2019 y 2020 se observa un incremento del 10% en el consumo de estos productos, lo que deja un balance global para el periodo de 10 años de un descenso del consumo de pescado del 7%. Teniendo en cuenta que el consumo del total de alimentación en los hogares entre los años 2019 y 2020 aumentó un 11,2%, la categoría de productos de la pesca aumentó en menor proporción, indicando, junto con la tendencia de los años previos, que los hogares españoles cada vez consumen menos pescado.
Cabe destacar que no todas las categorías evolucionan igual. Los pescados frescos, congelados y el marisco, presentan tendencias descendentes, sin embargo, la categoría de conservas de pescados y marisco no solo mantiene, sino que aumenta año a año su cuota (Figura 2). Esta evolución de las conservas se asociaría con la tendencia “Transient Food”, una tendencia alimentaria que busca soluciones de alimentación sobre la marcha, productos preparados, para consumir en cualquier momento, y que supongan un ahorro de tiempo en la cocina.
A partir de los datos de consumo per cápita (Figura 2) también se observa que el consumo de todos los productos de la pesca ha superado siempre los 22 kilos al año y persona. La recomendación actual para la población española de 3-4 raciones a la semana supondrían un consumo de entre 19 y 25 kg/año. Por lo que, en promedio, los españoles sí alcanzarían el consumo recomendado.
Variaciones en el consumo
Sin embargo, el consumo de pescado no es homogéneo para toda la población española. Se observan importantes diferencias regionales, intergeneracionales y sociales.
- Por regiones: Galicia, Cantabria y País Vasco son las comunidades con mayor consumo y superaban en el año 2015 los 30 kilos de pescado por persona al año. En el otro extremo, las islas Baleares y las Canarias presentaban consumos de 19 kilos al año.
- Por edades: El estudio ANIBES realizado en población de 18-64 años cuantificó que un 65% de la población no alcanza la recomendación de consumo de pescado, especialmente en población juvenil. En cambio, otros estudios realizados en adultos de 17 a 60 años en España cifran en el 35% el porcentaje de personas que no llegan a la recomendación. Es importante destacar que la mayor parte de estos estudios recopilan la información a través de cuestionarios de autovaloración lo que puede llevar a estimaciones no muy precisas. Serían necesarios futuros estudios con metodologías alternativas para conocer la ingesta real a nivel individual de pescados y mariscos de la población española.
- Por nivel educativo: las personas con menor nivel educativo son las que presentan menor conocimiento en materia de salud y de hábitos saludables, lo que genera que sigan dietas más pobres y desequilibradas, y que se alejen de las recomendaciones, como la de consumo de pescado frecuente.
¿Qué anima (o evita) que comamos pescado?
Las principales razones por las que las personas consumidoras de pescado compran o consumen pescado son, en mayor medida, porque es un alimento saludable (79%), porque les gusta su sabor (45%) y porque tiene poca grasa (38%). Por otro lado, las personas que nunca comen pescado alegan principalmente que no les gusta el sabor, olor o aspecto de estos productos (45%), que no lo consumen por ser veganos o vegetarianos (35%) o en menor medida por motivos de salud como alergias o preocupación por contaminación por metales pesados (18%). Destacar que para los españoles, el precio elevado no es una causa principal de rechazo de los productos de la pesca, solo un 5% los elige entre las 3 principales razones, mientras que la media Europea se sitúa en el 16%.
¿Cómo fomentar el consumo de pescado?
- Promocionar e informar: A nivel nacional, se han planteado diversas campañas informativas y publicitarias que incluyen los beneficios nutricionales que aportan los pescados y que pueden ser declarados en las etiquetas de los mismos, sin embargo, aún no se resalta esta información en la mayor parte de productos de la pesca. La industria transformadora y comercializadora aún puede mejorar la información proporcionada para incrementar el conocimiento del consumidor sobre los aspectos saludables del consumo de pescado
- Desarrollar nuevos productos: Lo consumidores demandan cada vez más productos de conveniencia, que sean fáciles de cocinar, o estén listos para consumir, y les permitan ahorrar tiempo en su día a día. En el mercado van apareciendo productos que responden a estas necesidades, pero existe aún espacio para la innovación mediante la aplicación de procesos novedosos, como la tecnología de altas presiones, que la industria transformadora puede incorporar. Asimismo, las innovaciones en los envases permiten importantes mejoras en la conservación, así como presentaciones novedosas, o el desarrollo de productos de conveniencia listos para ser consumidos directamente o cocinados en su mismo envase que permiten crear nuevos momentos de consumo e incluso podrían ayudar a aumentar el consumo de pescado.
- Potenciar la idea de que existen productos de la pesca cuyo coste es bajo, o equiparable a ciertos productos cárnicos, permitiría romper la barrera de que “el pescado es caro”. Se podrían plantear campañas basadas en este concepto, con ideas como comparativas de precios, o carros de la compra con coste similar y aporte de omega 3 elevado.