Un informe del Gobierno Vasco revela que el fuerte incremento del gasóleo encarece un 38% el coste del verdel, un 24% la anchoa, un 15% la merluza y un 63% el atún
Los precios del pescado están por las nubes. El verdel se ha encarecido en lonja un 38% respecto al mismo periodo del año pasado, la anchoa un 24%, y la sardina y el chicharro un 22% y un 25%, respectivamente, según constata el informe del Observatorio del Sector Pesquero del Gobierno Vasco. La merluza ha subido un 15% y el atún, un 63%
Pero, ¿cuál es la razón por la que el precio de estas capturas se ha encarecido tanto en este primer cuatrimestre? El sector arrantzale ha tenido que afrontar serias dificultades en esta campaña. Y es que el alto precio del gasóleo, la consecuente huelga del transporte que tuvo lugar en marzo y que dejó en tierra a la flota vasca al no tener garantizada la distribución de sus capturas, y la escasez y el reducido tamaño de varias especies han condicionado sobremanera la presente campaña.
El presidente de la Federación de Cofradías de Gipuzkoa, Eugenio Elduayen, confirma la subida del precio del verdel y también de la anchoa, condicionada esta última especie por «el tamaño» de la misma. Elduayen indica que los pescadores hacen «una subasta a la baja» de su producto y no pueden «incidir nunca en el precio», por lo que «estamos atados de pies y manos». Por suerte para la Federación de Cofradías de Gipuzkoa, el precio de la mayoría de las especies ha subido hasta abril, «una circunstancia que nos viene bien porque los costes también son mayores».
Un barco de bajura grande gasta una media de 200.000 litros de gasóleo al año. Hay que tener en cuenta que el año pasado, el precio medio del gasóleo pesquero estuvo en 0,47 céntimos. Hoy ya se encuentra en 1,10 céntimos el litro. «El precio del combustible está al doble que el año pasado o más. Aunque apliquemos la rebaja de 20 céntimos, si acudimos a un surtidor, el precio que pagamos sigue siendo el doble».
Ley de la oferta y la demanda
Desde la Asociación Detallista de Pescado de Gipuzkoa, que reúne a cerca de 80 empresas, su presidente, Enrique Legarda, confirma el incremento de precio de muchas especies por la simple ley de la oferta y la demanda. «Si hay poco pescado, su precio sube. Cada vez hay menos pescado, salvo especies puntuales. La merluza, por ejemplo, producto estrella en muchas pescaderías, está muchísimo más cara porque cada vez hay menos producto y más compradores, sobre todo grandes superficies y supermercados que inflan el precio en lonja».
Legarda incide en que el precio del pescado que compran en la lonja tiene unos costes posteriores que repercuten en la cuenta de resultados de cualquier pescadería. «El pescado que compramos tiene un IVA del 11%, y aún tenemos que sumar la tasa portuaria, que gira en torno al dos y pico por ciento, así como el impuesto de descarga. Estamos hablando que el precio que compramos tiene un incremento de entre el 16 y el 17% sobre el precio final».
Los clientes son plenamente consciente de las oscilaciones que padecen el precio de varias especies. «Saben que el precio puede variar de una semana a otra, como está ocurriendo con cualquier otro producto de la cesta de la compra. Los picos que se producen hoy en día son mucho más altos que hace años. El pescado está sufriendo variaciones como en la Bolsa», sostiene Legarda.
El presidente de la Asociación Detallista de Gipuzkoa también pone el foco en la procedencia de dichas capturas. «El precio de una especie que proviene de Escocia contiene menos anisakis (parásito que se encuentra en números pescados) que una capturada en Francia, y su precio generalmente es mucho mayor». El coste del carburante también ha impactado de lleno en los detallistas del territorio. «En mi caso tengo dos pescaderías y dos furgonetas de reparto. Antes me costaba llenar el depósito 80 euros, ahora alrededor de 120 euros».
Los armadores critican los precios bajos del gallo
Los armadores de Gran Sole alertan sobre los precios bajos en los que se encuentran sus especies de captura. Ponen como ejemplo, los precios del gallo a dos euros el kilo, cuando la media anual roza los cuatro euros. Lo mismo sucede con el rape o la merluza, cuyos ejemplares de buen tamaño aguantan el tirón, pero que en el resto de dimensiones cae. “La fina llega a estar a menos de tres euros y el rape a algo menos de cuatro”, indica.
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En Ondarroa están desesperados con el encarecimiento de los costes de explotación encarecen “repercute en el precio del producto”, pero que los armadores no pueden hacer lo mismo. “Los precios en las pescaderías son diferentes. ”, insiste.
Tanto uno como otro recuerdan que el precio en los supermercados es mucho más alto que el que hay en la lonja. “No es normal que una caja de 13 kilos de rapante se pague en el mejor de los casos a 90 euros”, apunta la armadora, “o que un rape grande se venda por cinco euros y que en el supermercado llegue a los 15 euros el kilo”.
Aunque el pasado 1 de abril se habilitó la rebaja de 20 céntimos en el precio del combustible, el gasóleo pesquero sigue estando a precios prohibitivos, superando el euro el litro y dejando el coste real con el descuento por encima de la barrera de los 60 céntimos, lo que dificulta la rentabilidad de la flota. Con lo que no contaba el sector era también con una caída de precios en lonja
La afiliación, en caída libre
La afiliación vasca del mar es la que no levanta cabeza. El mes de abril cerró con 4.038 personas, una cifra que desciende un 2,8% desde el mismo mes de 2021, y suma ya el duodécimo mes con caídas interanuales consecutivas. «Llevamos años hablando de este serio problema que atraviesa el sector. No existe un relevo generacional. Muchos arrantzales de hoy en día se encuentran próximos a la edad de jubilación y no encuentran quien les releve. No es algo muy pronunciado, pero sí muy continuado», corrobora Elduayen.