La piel de pescado es buena para comer y buena para la salud. La más sabrosa procede de la lubina, la solla, la caballa, el salmón y el pargo.
El pescado es rico en nutrientes, delicioso y bueno para la salud. ¿Puede decirse lo mismo de su piel?. Tendemos a desecharla, pero cuando el pescado se limpia adecuadamente y se le quitan las escamas, la piel se puede comer.
Para la piel del pescado se aplican las mismas recomendaciones que para la carne del pescado: comerlo al menos dos veces por semana, prefiriendo especies que no contengan altos niveles de mercurio y otras toxinas y contaminantes.
El perfil nutricional exacto de la piel varía mucho según la especie. Comer la piel de una variedad de pescados grasos y magros puede ayudar a garantizar una ingesta adecuada de nutrientes. Así pues, el pescado, incluida su piel, es una excelente fuente de proteínas alimentarias, un nutriente esencial que sirve como bloque de construcción de tejidos como los músculos del cuerpo humano. Además, ciertas proteínas, como las histonas y la transferrina, presentes en la mucosa de la piel del pescado, desempeñan un importante papel en nuestra salud. La piel y la carne son ricas en ácidos grasos omega-3.
La piel del pescado es una buena fuente de colágeno y vitamina E (el salmón y la trucha son muy ricos en ella), que contribuyen a la salud de nuestra piel, mejoran su hidratación, elasticidad y reducen las arrugas.