El 82,5% del pescado desembarcado a escala global en 2019 procedió de poblaciones en niveles de sostenibilidad biológica, lo que supone un incremento del 3,8% respecto a 2017 y el 64,6% de los stocks pesqueros disfrutaban de este mismo nivel. Así lo recoge el informe SOFIA 2022 sobre el Estado Mundial de la Pesca y la Acuicultura, que la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) hizo público ayer en el marco de la Conferencia Mundial de los Océanos, que se está celebrando esta semana en Lisboa.
El informe de FAO, de carácter bianual, actualiza los datos sobre el estado de los recursos
pesqueros y muestra que, a nivel mundial, los stocks pesqueros estaban en niveles de
sostenibilidad biológica (64,6%), resultado de la suma de los stocks que se pescan dentro de los niveles de Rendimiento Máximo Sostenible (RMS) y los stocks subexplotados, que representan el 57,3%, y el 7,2%, respectivamente. Por su parte, las poblaciones sobreexplotadas se sitúan en un 35,4% en 2019, (34,22% en 2017).
La FAO destaca y califica como señal alentadora que las poblaciones pescadas de forma sostenible representen el 82,5% del volumen total de desembarques en 2019, (3,8%, respecto a 2017); una progresión que indica que las poblaciones más grandes se están gestionando de forma más eficaz.
En 2019, entre las 16 áreas de pesca principales de la FAO, el Pacífico Sureste (Area 87) registra el porcentaje más alto (66,7%) de stocks sobreexplotados, seguido del Mediterráneo y el mar Negro (Área 37) con un 63,4% y Atlántico Suroeste (Area 41) con un 40%. Por el contrario, el Pacífico Noreste (Area 67), el Pacífico Centro-Oriental (Area 77), Pacífico Centro-Occidental (Area 71) y Pacífico Sur Occidental (Area 81) registran la proporción más baja (13-23%) de stocks sobreexplotados.
Contribución creciente a la nutrición y la seguridad alimentaria
SOFIA 2022 también constata la contribución creciente de los productos pesqueros a la nutrición y la seguridad alimentaria. De hecho, según el director general de la FAO, Qu Dongyu, “el crecimiento de la pesca y la acuicultura es vital para acabar con el hambre y la malnutrición en el mundo”. Con ese objetivo, de acuerdo con Qu Dognyu, “debemos transformar los sistemas agroalimentarios para garantizar una producción sostenible al tiempo que se salvaguardan los recursos y se protegen los hábitats y la biodiversidad marina”.
Según el informe, la producción mundial de productos pesqueros en 2020 se situó en 177,8
millones de toneladas, de las cuales 90,3 millones corresponden a la pesca de captura (78,8 millones de toneladas de pesca marina y 11,5 millones de toneladas de pesca de agua dulce). La acuicultura, por su parte, aportó 87,5 millones de toneladas. Esto significa que, en 2020, la producción de productos pesqueros fue un 30% superior a la media de la década del 2000 y un 60% mayor que la media de la década de 1990. El informe prevé que la producción total de productos pesqueros alcance los 202 millones de toneladas en 2030.
En cuanto a la producción mundial, cabe señalar que la reducción de la pesca de captura en 2020v(en 2018 alcanzó el nivel más alto registrado con 96,4 millones de toneladas), se vio principalmente motivada por la pandemia de la Covid-19, que interrumpió de forma severa las actividades pesqueras, el acceso al mercado y las ventas, así como por la reducción de las capturas de China y la caída de las capturas de anchoveta en línea con su fluctuación natural.
En 2020, los países asiáticos acapararon el 70% de la producción mundial de la pesca y acuicultura, seguidos de países de América, Europa, África y Oceanía. China se mantiene como el principal productor (11,77 millones de toneladas en 2020 y 15% de la producción mundial), seguida devIndonesia, Perú, Rusia, Estados Unidos, India y Vietnam. Por su parte, España, con 800.000 toneladas (1% de la producción mundial), se mantiene en la vigésima posición del ranking de productores.
En cuanto al consumo mundial de productos pesqueros también ha crecido, hasta situarse en 20,2 kg per cápita, más del doble del consumo registrado en la década de 1960. A pesar del impacto de la pandemia de la Covid-19, en 2020, se destinaron al consumo humano directo más de 157 millones de toneladas o el 89% de la producción de productos pesqueros, un volumen ligeramente superior al de 2018. Así, los productos pesqueros aportaron alrededor del 17% de las proteínas animales consumidas en 2019 y se espera que el consumo aumente en un 15% para alcanzar en 2030 un promedio de 21,4 kg per cápita.
Contribución al empleo, el comercio y el desarrollo económico
El informe SOFIA también muestra la contribución de la pesca y la acuicultura al empleo, el
comercio y el desarrollo económico, y llama a una “Transformación Azul” para maximizar esta aportación sin salirse de los límites ecológicos. El valor total de primera venta de la producción pesquera y acuícola en 2020 se estima en 406.000 millones de dólares, de los cuales 141.000 millones de dólares corresponden a la pesca de captura. Por su parte, el valor del comercio internacional de productos de la pesca y la acuicultura se sitúa en 151.000 millones de dólares.
Respecto al empleo, en el sector pesquero y acuícola trabajan 58,5 millones de personas en todo el mundo, de las cuales alrededor del 21% son mujeres; y se estima que la vida y el sustento de alrededor de 600 millones de personas dependen de alguna manera de la pesca y la acuicultura.
Según Javier Garat, secretario general de Cepesca y presidente de Europêche, “está demostrado que los productos pesqueros son la fuente de proteínas más saludable y con menor huella de carbono y, en lugar de nuevos obstáculos y limitaciones sin argumentos científicos, el sector necesita que se reconozca el carácter esencial de su labor y se facilite el desarrollo de su actividad, garantizando, por supuesto, la protección de mares y océanos. Para ello, -apostilla Garat-, el sector pesquero emprendió hace décadas la transformación azul que FAO impulsa apoyándose en la ciencia y la tecnología”.