El palangre de fondo siente ya los efectos del cierre de las zonas de pesca, según han indicado armadores gallegos a Europa Azul. En este momento, las vedas causan grandes problemas a esta flota que impide faenar a más de 400 metros de profundidad y perjudican directamente a 59 barcos españoles dedicados al palangre de fondo (a especies como merluza de pincho). El Ministerio rebaja a 59 los barcos más afectados por el veto a la pesca de fondo.
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El veto en los cantiles comunitarios supone un grave revés para esta flota, especialmente en invierno, para la merluza y el rape, una vez que se refugian en esta época, mientras que en los fondos llanos y arenosos los encuentran en verano.
El malestar de los armadores se ciñe porque no se les deja pescar en los cañones submarinos cuando los cables que tienden la fibra óptica entre Europa y América pasan como arados por esos fondos. Sin embargo, no se reconoce que el palangre busca peces de noche cuando se desplaza a diferentes profundidades, en donde elevan sus anzuelos a 15 metros del fondo y 220 brazas, con una ‘strip’ o línea de seguridad que evita que el aparejo se quede en el abajo.
Las restricciones de los cantiles afecta especialmente a los armadores del Norte, pero muy poco a Irlanda y Francia. En este sentido zonas que deberían ser vedadas en Irlanda por ser ecosistemas marinos vulnerables se han pasado por alto.
Recurso español
Según una alocución, on line, que mantuvo el viernes la Secretaria General de Pesca Alicia Villauriz con la prensa, los servicios jurídicos de Agricultura trabajan con los del Ministerio de Asuntos Exteriores para presentar y fundamentar el recurso, con el objetivo de que la CE reconsidere una medida que, a juicio de España, “está mal formulada” y va más allá de lo necesario para proteger los ecosistemas.
En principio, el Gobierno español prevé recurrir antes del 19 de noviembre, las vedas a la pesca de fondo de 87 zonas del Atlántico nororiental impuestas por la Comisión Europea (CE), pero estarán vigentes por lo menos hasta 2023. España ultima el recurso ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (UE) contra la decisión de la CE pero aún no está clara la fecha de presentación, si bien será “como tarde” el 19 de noviembre, según Alicia Villauriz. En ese fecha se cumplirán los dos meses que el Gobierno tiene de plazo para impugnar la norma, es decir, los dos meses desde que fue publicada en el Diario Oficial de la UE.
La flota, mayoritariamente gallega, que captura merluza de pincho en aguas del Gran Sol, está siendo la más afectada por el veto a la pesca de fondo que ha impuesto la UE para salvaguardar los ecosistemas marinos. Tras la entrada en vigor del acto de ejecución que prohíbe faenar en 87 áreas del Atlántico de más de 400 metros de profundidad, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación estima que 59 palangreros son los más perjudicados. Esta cantidad es considerablemente menor que la que se apuntó cuando se anunció la medida. Aunque se hablaba de estimaciones, la Xunta llegó a calcular que sólo en Galicia unos 200 barcos estarían afectados directamente y hasta mil de forma indirecta. Además de ser la única administración que se atrevió a dar una cifra de impacto sobre el daño a la economía. Solo en Galicia se habló de 812 millones de euros.
El cambio sustancial ha llegado después de que la Comisión Europea aclarase el ámbito de aplicación del reglamento europeo. El Ministerio y otros estados miembros consultaron con las autoridades europeas ante las contradicciones del texto legal. Aunque primero se reconocía que la nueva norma sólo tenía efecto en profundidades de entre 400 y 800 metros, en el anexo en el que se incluían las coordenadas con las zonas prohibidas aparecían 41 en las que los pesqueros faenaban habitualmente por debajo de esas profundidades. La CE puntualizó que en esas áreas se podría faenar pero sólo por debajo de los 400 metros. Las cuadrículas con las zonas prohibidas pueden llegar a tener hasta 25 kilómetros cuadrados de extensión.
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Fuentes del Ministerio han explicado que prácticamente todo el arrastre español, salvo algún barco de la Bahía de Cádiz, logra esquivar la prohibición, dado que ya estaba trabajando en fondos marinos de menos de 400 metros. Desde el Ministerio se recrimina a la CE que haya utilizado informes científicos sobre el impacto del arrastre para articular una normativa que al final afecta a otras artes menos agresivas.
«Todo el mundo está pensando en cómo sobrevivir»
El veto a la pesca de fondo entró en vigor el domingo pasado, por lo que tanto el Ministerio como el sector indican que todavía es pronto para conocer el impacto en las capturas. Fuentes del Ministerio explican que las primeras noticias que tienen es que se han reducido, si bien precisan que las condiciones climáticas en estos últimos días no han sido las mejores para la pesca. La prohibición obliga a los barcos a moverse de sus zonas habituales y desplazarse a otras en las que ya hay otros pesqueros.
Sobre esto último el presidente de la Federación Nacional de Cofradías de Pescadores (FNCP), Basilio Otero, añade que un elemento más de preocupación: el elevado precio del combustible. «Estamos en 0,94 euros por litro y, ese precio no da para hacer exploración de caladeros», advierte sobre una situación que tacha de «preocupante». El representante de las cofradías también constata que «las capturas mermaron» durante los primeros días de la prohibición (está en vigor desde el domingo) aunque matiza que tampoco las condiciones eran las mejores, por la luna llena y las corrientes. «Hay que dejar más distancia de las zonas ahora prohibidas para no caer en ellas», apunta al respecto.
Preguntado por el estado de ánimo en la flota afectada, Otero apunta que «todo el mundo está pensando en cómo hacer para sobrevivir» y muestra su deseo de que el recurso ante la Justicia europea se materialice lo antes posible y abre la puerta a estudiar «todas las opciones». Esto incluye, algún eventual régimen de ayudas o compensaciones que todavía no está sobre la mesa de la Secretaria General de Pesca, según fuentes de este ministerio.
Por su parte, desde la patronal pesquera Cepesca, Iván López reconoce «alguna reducción en merluza y rape, aunque es muy pronto para tener un análisis claro». En este sentido, coincide con Cofradías en que «los barcos están buscando qué hacer» y añade que «no es el mejor momento para buscar nuevas zonas de pesca, ya que a la situación del gasoil se suma que el precio del pescado de algunas flotas no es el más alto». En este sentido, López alerta que esta presión añadida al alza de costes está llevado a otros profesionales a abandonar sus embarcaciones para trabajar en otros barcos menos afectados por el veto. «Se verá poco a poco en estos días, ya que hay barcos con mareas de 15 días y hay que ver pasar el ciclo completo», apunta el también presidente de la Alianza Europea de Pesca de Fondo (EBFA, por sus siglas en inglés).
Cuenta atrás para el recurso
El departamento de Planas sigue trabajando en el recurso para intentar frenar la normativa en el Tribunal de Justicia de la UE. El plazo para presentarlo termina el 19 de noviembre, pero todavía no hay una fecha concreta. Tampoco hay una estimación de cuánto podría tardar el TJUE en pronunciarse. López (Cepesca) habla de «impasse» y advierte de un largo recorrido jurídico al recurso. Sobre la revisión prevista para noviembre, no cree que haya cambios en el reglamento hasta la próxima primavera.
La Comisión revisará su decisión una vez le lleguen los nuevos informes científicos, que se retrasarán hasta el 16 de diciembre, a los que debería añadirse otro de impacto socieconómico. Pero aún así la decisión no será inmediata y se demorará varios meses en volver a pronunciarse, según confirmó la semana pasada en una reunión con eurodiputados.
Por el momento, el Gobierno no contempla ayudas para la flota afectada. El Ministerio está a la espera de conocer exactamente qué impacto tiene la medida en la flota y a partir de ahí se tomarán las decisiones que correspondan. Para el representante de Cepesca hay un elemento más que aleja la posibilidad de un régimen ad hoc de ayudas, que la propia Comisión Europea dijera esta semana, a preguntas de un eurodiputado, que no había previsto ningún tipo de ayuda o compensación «al tratarse de un cumplimiento de la ley» y , en todo caso, los armadores y pescadores podían acudir al Fondo Europeo Marítimo y de Pesca (FEMP). «Esto remite a planes de adaptación de la flota, de reducción, y no queremos ser los pagadores de un error . Todos necesitamos el dinero de los impuestos para cosas más productivas», apunta López.
Pesca de fondo y palangre, diferentes impactos
Para el presidente de Cofradías Basilio Otero, lo que se ha hecho a partir del informe del Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES, en inglés) es «perjudicar al palangre con la huella pesquera de otro arte», en referencia la pesca de arrastre. Al respecto, el investigador del Instituto Español de Oceanografía (IEO) José Manuel González Irusta también ve «una paradoja del todo indeseable» que esta regulación tenga un impacto reducido en el arrastre pero muy profundo en el palangre. Este experto cree que «no es correcto considerar como un todo uniforme a todas las artes de pesca, porque en absoluto tienen el mismo impacto». En ese sentido, recuerda el consenso entre ONGs y comunidad científica sobre la menor incidencia del palangre.
González Irusta recuerda que hay estudios que demuestran que «el impacto del palangre (consistente en una línea de anzuelos con cebo unidos a intervalos regulares a una línea madre más grande) sobre los ecosistemas marinos vulnerables es hasta 100 veces menor que el del arrastre». En concreto, razona, «no es lo mismo arrastrar una red de decenas de metros de ancho y puertas de varias toneladas, que largar una línea de palangre, que si bien puede ser muy larga (varios kilómetros), no tiene anchura y, en ocasiones, apenas toca el fondo».
En este sentido, habla de la persistencia de ecosistemas tras décadas de actividad del palangre aunque admite que es «difícil» de evaluar y matiza que todas las artes estáticas tiene su impacto también. En cualquier caso, no cree que se puedan meter todas las artes «en el mismo saco».