La olas de calor marinas han aumentado su frecuencia un 34% en el último siglo, según un estudio internacional publicado en ‘Nature Communications’ y co-escrito por investigadores del Centro de Excelencia ARC para Clima Extremo (CLEX) y el Instituto de Estudios Marinos y Antárticos (IMAS), ambos en Australia, revela que las olas de calor marinas mundiales han aumentado en el último siglo en duración e intensidad como resultado directo del calentamiento de los océanos.
De 1925 a 2016, el estudio descubrió que la frecuencia de olas de calor marinas había aumentado en promedio en un 34 por ciento y la longitud de cada ola de calor había ascendido en un 17 por ciento. En conjunto, esto condujo a un incremento del 54 por ciento en el número de días de olas de calor marino cada año. «Nuestra investigación también encontró que a partir de 1982 hubo una notable aceleración de la tendencia en las olas de calor marinas», señala el autor principal, el doctor Eric Oliver, de la Universidad de Dalhousie, Canadá.
«Mientras que algunos de nosotros podemos disfrutar de las aguas más cálidas cuando vamos a nadar, estas olas de calor tienen un impacto significativo en los ecosistemas, la biodiversidad, la pesca, el turismo y la acuicultura. A menudo hay profundas consecuencias económicas que van de la mano con estos eventos», afirma.
Algunos ejemplos recientes muestran cómo de importantes pueden ser los eventos de ondas de calor marinas. En 2011, en el oeste de Australia se vio una ola de calor marina que desplazó a los ecosistemas de ser dominados por plantas laminariales a ser dominados por algas marinas. Ese cambio se mantuvo incluso después de que la temperatura del agua volviera a la normalidad.
En 2012, una ola de calor marina en el Golfo de Maine, en Estados Unidos, provocó un aumento de las langostas, pero un desplome de los precios que perjudicó seriamente a las ganancias de la industria. El agua cálida persistente en el Pacífico norte entre 2014 y 2016 dio lugar a cierres de pesquerías, varamientos masivos de mamíferos marinos y floraciones de algas nocivas a lo largo de las costas. Esa ola de calor incluso cambió los patrones climáticos a gran escala en el noroeste del Pacífico.
Más recientemente aún, la intensa ola marina de Tasmania en 2016 provocó brotes de enfermedades y disminuyó las tasas de crecimiento en las industrias acuícolas. Los investigadores utilizaron una variedad de conjuntos de datos de observación para revelar la tendencia del aumento de las olas de calor marinas, combinando datos satelitales con conjuntos de datos de un siglo de duración tomados de barcos y varias estaciones de medición terrestres.
Luego, eliminaron las influencias de la variabilidad natural causadas por la Oscilación del Sur de El Niño, la Oscilación Decadal del Pacífico y la Oscilación Multidecadal del Atlántico para encontrar la tendencia subyacente. «Hubo una relación clara entre el aumento de las temperaturas promedio de la superficie del mar y el incremento de las olas de calor marinas, casi igual que vemos aumentos en los eventos de calor extremo relacionados con el incremento de las temperaturas promedio mundiales», afirma el coautor Neil Holbrook, del IMAS en la Universidad de Tasmania.
«Con más del 90 por ciento del calor del calentamiento global causado por los humanos que entra en nuestros océanos, es probable que las olas de calor marinas continúen aumentando –concluye–. La siguiente etapa clave para nuestra investigación es cuantificar exactamente cuánto pueden cambiar. Es probable que los resultados de estas proyecciones tengan implicaciones significativas sobre cómo nuestro medio ambiente y nuestras economías se adaptan a este mundo cambiante»