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sábado, noviembre 23, 2024
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La UE adopta acuerdos de colaboración con México en una gobernanza global

La Unión Europea (UE), convencida que el océano puede ser el vector de una nueva revolución económica, intenta movilizar la cooperación global para proteger los mares de todo el mundo de factores que cada vez más amenazan su salud, como el cambio climático, la sobreexplotación de recursos, la pesca ilegal y la contaminación.“Nuestro océanos tienen límites y estamos peligrosamente acercándonos a algunos de ellos”, alertó el comisario europeo de Asuntos Marítimos y Pesca, Karmenu Vella. “Necesitamos una verdadera gobernanza global, con cooperación entre todos los actores. Por supuesto, esperamos que México se sume a nuestro llamado por una gobernanza marítima”, dijo antes de viajar al país para participar de la Cumbre Mundial del Océano (World Ocean Summit), que concluyó en Playa del Carmen.

El comisario señaló la importancia de México como “actor del océano” por su doble frontera con el Atlántico y el Pacífico. El país ya coopera con la UE en algunos proyectos de gestión marítima, como en relación a la pesca sostenible del atún tropical. A Vella le gustaría extender esa colaboración a la pesca del atún de aleta azul, una especie considerada vulnerable en el océano Pacífico y en peligro de extinción en el Atlántico.

La UE también espera que México se sume al acuerdo de la ONU para la preservación y uso sostenible de bancos de peces migratorios (UNFSA), así como al acuerdo PSMA de la FAO para el control de la pesca ilegal.

Para el comisario, de 68 años, quien nació y creció en la isla de Malta, en medio del mar Mediterráneo, la protección de los océanos pasa por una mejor educación desde la infancia y por un cambio de hábitos de consumo y de comportamiento de los ciudadanos.

“Cuando uno nace en una isla, como yo, se da cuenta cada día de que 70 por ciento de la superficie de la Tierra es agua. Pero mucha gente crece sin nunca ver el mar”, observó.

“Tenemos que invertir en la educación sobre los océanos, sobre cómo afectan nuestras vidas diarias, y fomentar la comprensión de que somos colectivamente responsables por cuidar a los océanos”, abogó.

En una sociedad aún muy dependiente de plásticos y de combustibles fósiles, con un consumo creciente de pescados y frutos del mar, el cambio de comportamiento de los ciudadanos es “claramente una parte de la ecuación cuando se trata de crear una economía más sostenible, más circular y más sana”.

“Nuestras acciones diarias, nuestra alimentación, nuestra manera de comprar, nuestro consumo energético, todo tiene un impacto inmediato en el océano”, sostuvo el comisario.

El político maltés consideró que es responsabilidad de las autoridades públicas ayudar a los ciudadanos a cambiar sus hábitos a través de información, educación y la oferta de infraestructura adecuada de gestión de residuos y desechos.

Citó como ejemplo la legislación europea sobre plásticos, que restringe el uso de bolsos y envases desechables.

De igual importancia es el control de la pesca de manera a permitir la regeneración de los bancos de peces, un problema que ha enfrentado la UE en la última década y que apenas empieza a solventarse gracias a un política estricta.

Al mismo tiempo, Vella defendió la inversión en acuicultura y maricultura “sostenibles” como la mejor manera de responder a la creciente demanda por pescado y frutos del mar, teniendo en cuenta que el mundo tendrá 10 mil millones de consumidores a más en 2050. “Pero tenemos que visar la alta calidad y observar los más elevados criterios ambientales, de seguridad alimentaria y de bienestar animal. Es también así que podemos conquistar la confianza de los consumidores”, acreditó.

Más que un interés ambiental, la UE tiene también un fuerte interés económico en la protección de las aguas marítimas.En la última década, la economía relacionada a la explotación del océano ha tenido mejores resultados en la UE que la economía general, y el principal beneficiado es el sector pesquero, afirmó el comisario.

La acuicultura europea se valora actualmente en casi cuatro mil millones de euros, el sector de la energía eólica en alta mar se ha consolidado e independizado de las subvenciones públicas, y la industria farmacéutica y médica cuenta con nuevos ingredientes procedentes del mar.

“En tanto que legisladores, es nuestra tarea fomentar esas innovaciones y ofrecer un ambiente regulador que garantice su desarrollo sostenible”, puntualizó

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