El astillero vasco La Naval entra en concurso de acreedores, a pesar de la ampliación, por falta de nuevos inversores, y sin ayudas para su reflotamiento. Las esperanzas estaban en el empresario asturiano Manuel del Dago, pero ni ha aparecido en la junta extraordinaria, aunque nadie descarta que encuentre inversores en el periodo de liquidación. La Naval es otro ejemplo de empresa en crisis, como Abengoa o Isolux, con distinto desenlace.
La dirección del astillero La Naval de Sestao ha comunicado al comité de empresa que solicitará la entrada en concurso de acreedores tras el fracaso para encontrar inversores que inyecten el dinero que necesita para salir a flote. Así lo ha aprobado el consejo de administración en la junta extraordinaria celebrado este miércoles.
La dirección ha intentado salvar el historio astillero vasco, pero sin éxito. El último paso, aprobado por los accionistas, fue una ampliación de capital, en abril, que había situado entre los posibles inversores al empresario asturiano Manuel del Dago, principal accionista de Naviera del Norte. Al final, hasta esa esperanza se ha esfumado; ni ha aparecido en la junta extraordinaria.
El Gobierno vasco ha quedado al margen, aunque se reunió con Dago, y no se ha planteado poner dinero, aunque ha mostrado interés en tratar de sacar a flote 32 empresas industriales vascas, entre ellas La Naval.
Es ahí, en ese punto, donde estaba el problema por el desgaste del Ejecutivo de Vitoria con las autoridades comunitarias, derivado, precisamente, de las ayudas públicas a empresas privadas en el pasado.
La situación de La Naval recuerda a otras empresas en crisis, como Abengoa o Isolux, pero a otra escala y desigual suerte. La primera superó el preconcurso (situación en la que está La Naval desde junio) y la segunda no.
El astillero vasco, en concreto, necesitaba 42 millones de dinero nuevo tras las pérdidas que acumula en los últimos tres años (80 millones). En 2016, perdió 70 millones.
El Gobierno vasco ha insistido en la posición competitiva de La Naval, dispone instalaciones (en la imagen) y, además, está muy bien equipado tecnológicamente. Los mensajes de apoyo, por tanto, estaban dentro de la lógica, sin olvidar -importante- que están en juego casi 2.000 empleos.
Todo pasará a manos, ahora, de un administrador judicial, que podría enfilar a la empresa a la liquidación, tras el análisis de sus activos. No se descarta que acuda a esa fase Manuel del Dago, que se podría quedar con el astillero a precio de ganga.