La flota de bajura del Norte ha agotado la mitad de la cuota de bonito con lo que se presume que nuevamente, de seguir el mismo ritmo, se podrá agotar la cuota para septiembre, tal como ocurriese hace dos años. Los barcos de cebo vivo afrontan una gran actividad con importantes descargas, una vez que se ha localizado la especie muy cerca de la costa. Comercializadores vascos hablaban que se estaba produciendo la entrada de dos tipos de bonito. Uno de 4 a 7 kilos de peso que ofrecía un precio de 3,40 a 3,70 euros, en lonja. Y otro de 8 a 9 kilos de peso con unos precios de 4,50 a 4,90 euros-kilo. La presencia del bonito cerca de la costa contribuye también a obtener una gran rentabilidad y evitar el consumo de gasoil, como muchas veces ha ocurrido con traslados de la flota cerca de Irlanda.
Otro factor que a los que se refieren los pescadores son las altas temperaturas de la mar, que habrían posibilitado la concentración de los túnidos en nuestra costa. «También se produce mucha presencia de anchoa, con lo que al encontrar alimento hace posible que pueda ser localizado y pescado con caña», decía un comercializador.
Durante los últimos días, los barcos han descargado una media de 40.000 a 50.000 kilos por barco con mareas muy breves de seis días. Pero el ritmo de capturas que protagoniza la flota es como para estar preocupado. Sin haber transcurrido el ecuador de la campaña, los barcos de bajura llevan capturados 8.182.611, en total un 54 % de la cuota cifrada para este año en 15.015.580 kilos. No obstante, hay que considerar que en los próximos días se produce el parón de algunas flotas por fiestas, con lo que este ritmo de desembarcos quedará minorizado. Sólo los puertos vascos el pasado año recibieron 6,7 millones de kilos con un valor en primera venta de 26,3 millones de euros y un precio medio de 3,89 euros el kilo. Getaria lideró el capítulo de descargas con cerca de 2.800 toneladas, seguida de Hondarribia con 2.000. En Bermeo se sumaron 701, mientras que en Ondarroa se contabilizaron 603.
A medida que pasen las semanas también se producirá un mayor presencia de barcos pelágicos galos e irlandeses,un asunto que inquieta a la flota bonitera que muestra su preocupación ante la incertidumbre que supone la «difícil convivencia» con la pelágica de Francia e Irlanda, que trabaja con normas distintas y artes diferentes, lo que supone una amenaza para los pesqueros que emplean aparejos selectivos. El sector teme que los barcos pelágicos, al iniciar de forma temprana la costera del bonito, que trabajen cerca de las costas españolas y que aprovechen la localización de los bancos por parte de las embarcaciones de cebo vivo para después ellos lanzar sus redes y hacerse con el recurso.
