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viernes, diciembre 6, 2024
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La desoxigenación de los océanos, otra amenaza más para las pesquerías

Las amenazas en los ecosistemas, las pesquerías y a la vida marina están aumentando a causa del incremento de la pérdida de oxígeno a nivel global en los océanos, según alerta la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN) en un informe presentado, en la XXV Conferencia de las Partes de la Convención Marco para el Cambio Climático de la ONU que se está celebrando en Madrid bajo la Presidencia de Chile.

El estudio advierte de que la desoxigenación o pérdida de oxígeno provocada por el cambio climático y la contaminación de los nutrientes es una amenaza creciente para las pesquerías y especialmente para grupos de especies como los atunes, el pez espada y los tiburones. La directora general de la UICN, Grethel Aguilar, señala que el informe denuncia que la escala del daño que el cambio climático está provocando sobre los océanos se convierte en el punto estrella.

«Mientras el océano cálido pierde oxígeno, el delicado equilibrio de la vida marina es lanzado al descontrol», ha concluido Aguilar, que ha insistido en que «los potenciales efectos extremos en las pesquerías y en las comunidades costeras más vulnerables hacen las decisiones que se adopten en el marco de la Cumbre del Clima incluso más cruciales».

En ese sentido, ha añadido que para detener la pérdida de oxígeno junto a otros impactos desastrosos del cambio climático, los líderes mundiales deben comprometerse de inmediato para cortar de forma sustancial las emisiones globales de gases de efecto invernadero.

El informe ‘La Desoxigenación del océano: Un problema de todos’ es el mayor estudio con revisión de partes que avanza más en las causas, los impactos y las posibles soluciones para la desoxigenación de los océanos. En él 67 científicos de 51 instituciones de 17 países, es «el más extenso sobre los océanos».

Entre sus conclusiones, afirma que las regiones del océano con bajas concentraciones de oxígeno se están expandiendo, con alrededor de 700 enclaves en todo el mundo afectadas por las condiciones de bajo oxígeno, cuando en los años 60 éstas apenas llegaban a 45.

En el mismo periodo, el volumen de aguas anóxicas, es decir zonas completamente carentes de oxígeno en el océano se han cuadriplicado, según el informe. «Estamos viendo ahora que se han incrementado las áreas con bajos niveles de oxígeno disuelto a lo largo de amplias zonas del océano abierto», ha apostillado.

El responsable de ciencia marina y conservación del programa marino global y del programa polar de la UICN, Dan Laffoley, ha asegurado en la presentación del informe este sábado en la COP25 que «la gente necesita oír sobre la desoxigenación de los océanos tanto como del calentamiento global o de la acidificación» y ha asegurado a los medios que hay muchas historias que contar sobre esta cuestión.

Última llamada

«Esta es, quizá, la última llamada para despertarse de los incontrolados experimentos humanos que están dañando los océanos del mundo tanto como las emisiones de carbono sigan incrementándose», ha advertido.

Laffoley, uno de los coautores del informe ha denunciado que la reducción del oxígeno en los océanos amenaza los ecosistemas marinos que ya están además sufriendo el estrés del calentamiento global y de la acidificación.

Además, el estudio añade que para detener esta «preocupante» expansión de las zonas de bajo oxígeno, es necesario detener y dar la vuelta de forma decisiva a las emisiones de gases de efecto invernadero, tanto como la contaminación por nutrientes de la agricultura y otras fuentes.

«La desoxigenación está empezando a alterar el equilibrio de la vida marina favoreciendo a las especies más tolerantes a las condiciones de bajo oxígeno, como microbios, medusas y otros tipos de calamar a expensas de otras especies más sensibles a las condiciones de poco oxígeno como la muchas especies marinas, incluidas algunas pesquerías», ha concluido.

El informe insiste en que como resultados de los sistemas pobres en oxígeno, estas áreas son particularmente vulnerables a estos pequeños cambios en el oxígeno de los océanos. Los impactos finalmente afectarán a cientos de millones de personas en todo el mundo, alerta.

En concreto, añade que grupos de especies como atunes, pez espada y tiburones son particularmente sensibles al bajo oxígeno porque su gran tamaño y la energía que demandan. Estas especies están empezando a encaminarse a zonas de aguas poco profundas, lo que les hace más vulnerables a la sobrepesca.

El océano podría perder entre el 3 o 4 por ciento de su inventario global de oxígeno de aquí a 2100 bajo el actual escenario, pero bajo los enmascarados y cambios globales que se están prediciendo, esto podría ser aún peor.

Los mayores causantes de la pérdida de oxígeno son el cambio climático, la contaminación por nutrientes por los fertilizantes, las aguas residuales, los residuos animales y la acuicultura que provocan un excesivo crecimiento de algas que absorben el oxígeno en su descomposición.

«Se necesita una acción global urgente para abordar la cuestión y revertir los efectos de la desoxigenación», reclama la UICN, que expone que las decisiones que se adopten en la COP25 determinarán si los océanos continúan manteniendo su vida rica y variada o si bien, si las zonas habitables, las áreas marinas ricas en oxígeno irrevocablemente se pierden.

«La UICN celebrará en junio de 2020 en Marsella (Francia) el Congreso Mundial de la Conservación para adoptar acciones que se dirijan a mejorar la salud de los océanos, una de las claves del próximo congreso de la UICN», han destacado los representantes de la UICN en la rueda de prensa.

El biólogo de la comisión de áreas protegidas de la UICN, John Baxter, ha manifestado su preocupación por los efectos que se observan en las zonas costeras donde alerta de que pueden desaparecer numerosas especies marinas.

«La desoxigenación de los océanos puede acabar con zonas enteras del océano», ha sentenciado el biólogo que ha apuntado que en una pequeña zona del Pacífico de Panamá se ha reducido en un 75 por ciento el oxígeno y que solo en un episodio de desoxigenación pereció un millón de ejemplares de bacalao.

Además, Lisa Levin, otra de las biólogas y coautoras del informe, ha asegurado que reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es «muy importante para frenar la desoxigenación», y ha añadido que así como se reduzcan las emisiones mejorará la oxigenación de los océanos. También ha añadido que los nutrientes de la agricultura son un factor determinante.

Sobre la acuicultura

Preguntados los expertos por si la acuicultura puede ser una solución a la seguridad alimentaria y por los efectos que puede provocar en la desoxigenación de los océanos, David Laffoley, ha urgido a pensar acciones complementarias sobre la agricultura, que puede suponer una ayuda a la alimentación del planeta pero debe hacerse «de la forma adecuada».

«En la historia se ha visto como también en la acuicultura las cosas pueden hacerse bien. Por un lado, esta puede ayudar a evitar capturas y sobrepresca, pero por otro hay que se muy cauteloso con la población y los efectos sobre la vida marina en las zonas de producción», ha manifestado.

En todo caso, mostrando enfado y preocupación Laffoley ha denunciado que los científicos de la UICN y del IPCC traen «la verdad» y esta se está «ignorando» mientras el planeta se destruye. «Nadie debería irse de esta COP azul sin una reacción en su cabeza de que el oxígeno es fundamental para los océanos y para la vida humana y todos los ecosistemas», ha reclamado.

En definitiva, concluye que «sin un océano sano, olvídense, no habrá un planeta sano», al tiempo que opina que los políticos se están centrando en las políticas terrestres pero se están olvidando de las políticas del mar. «Es necesario cambiar», ha apostillado.

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