Después de un 2024 complicado, la acuicultura mundial mira hacia el futuro con optimismo: el salmón y las especies de agua dulce están creciendo, mientras que el camarón se desacelera. Pero la incertidumbre geopolítica sigue siendo un desafío.
Según el informe elaborado por Rabobank en colaboración con la Global Seafood Alliance (GSA ), se espera que aumente la producción de salmón del Atlántico, camarones y especies de agua dulce como pangasius y tilapia, siendo algunas áreas más prometedoras que otras. Noruega se confirma como líder en la producción de salmón del Atlántico, con un crecimiento anual estimado del 2,2% en 2025 y del 5,3% en 2026.
A pesar del retroceso registrado en los dos años anteriores, la mejora de las condiciones biológicas y la consecución de mayores pesos de captura ofrecer nuevas perspectivas para el sector. Incluso Chile, aunque a un ritmo más lento, retoma una trayectoria positiva con un aumento del 1,4% previsto para 2025. Sin embargo, los volúmenes chilenos no superarán los niveles prepandemia antes de 2026. En el frente del camarón, la situación es más compleja.
Después de años de crecimiento sólido, 2024 marcó una desaceleración significativa, con un aumento de la producción mundial de solo un 1%. Las perspectivas para 2025 indican un tímido +2%, impulsado por la estabilización de mercados clave. En América Latina, en particular, el crecimiento sigue estancado por los bajos precios y el exceso de oferta, y sólo se esperan signos de recuperación a mediano plazo. Especies de agua dulce como el pangasius y la tilapia destacan por su dinamismo. Se espera que la producción mundial de pangasius aumente un 7%, gracias a la creciente demanda china y al liderazgo de Vietnam.
La tilapia, con un incremento estimado del 5%, superará los 7 millones de toneladas métricas, consolidándose entre las proteínas más solicitadas en los mercados asiáticos. A pesar de las perspectivas alentadoras, el sector sigue expuesto a importantes desafíos. La incertidumbre geopolítica podría afectar los flujos comerciales, particularmente con Estados Unidos, donde la victoria presidencial de Donald Trump podría generar nuevos aranceles a las importaciones de productos del mar. Dado que Estados Unidos depende del pescado extranjero para más del 80% de su suministro, cualquier restricción comercial podría tener repercusiones globales.
Recuperación de la demanda
Además, la lenta recuperación de la demanda en los mercados europeo, japonés y chino representa un elemento adicional de incertidumbre. El retorno de muchas especies a los precios anteriores a la pandemia sigue siendo incierto, aunque la optimización de los costos de los piensos y la innovación en las tecnologías agrícolas pueden ofrecer cierto alivio a los productores. Por tanto, 2025 se perfila como un año de oportunidades y desafíos. La acuicultura mundial puede recuperar impulso, pero será necesario afrontar las incógnitas relacionadas con los mercados, los costos y las regulaciones con determinación para garantizar un crecimiento sostenible.