El gobierno de Kiribati ha anunciado que abrirá a la pesca comercial una de las zonas marinas protegidas más grandes del mundo, alegando los beneficios económicos para su población. La zona protegida de las Islas Fénix tiene el tamaño de California y está totalmente cerrada a la pesca comercial desde 2015
El Área Protegida de las Islas Fénix (PIPA, por sus siglas en inglés) se extiende por 408.250 km2 (157.626 millas cuadradas) -un área del tamaño de California- y fue creada en 2006, siendo declarada en 2015 zona de «no captura», lo que significa que la pesca comercial está prohibida.
Kiribati, un conjunto de islas en el Pacífico central y que tiene una ZEE mayor que el tamaño de la India, captura 700.000 toneladas al año de atún. En las aguas de Kiribati se captura más atún que en las de cualquier otra nación del mundo.
En un comunicado de prensa emitido el lunes, la oficina del presidente del gobierno de Kiribati confirmó que abría la zona protegida citando el enorme coste económico que supone la prohibición para Kiribati, una nación en desarrollo.
«Al igual que cualquier gobierno, nuestras decisiones, tal y como las tomamos, ponen en primer plano los medios de vida de nuestro pueblo y han sido cuidadosamente consideradas y acordadas como gobierno», decía.
«Nuestra decisión, como país soberano y Gobierno, está centrada en la gente y es acorde con las opciones holísticas de protección y gestión marina, diversificación económica, turismo y pesca sostenibles, para promover el crecimiento de la economía azul de Kiribati y mejorar la vida de todos los kiribatianos».
El Dr. Richard Jeo, vicepresidente senior de la división de campo de Asia-Pacífico de Conservación Internacional, dijo que tenían «entendido que esta propuesta aún no ha sido introducida en el parlamento de Kiribati».
«Tendría que ser aprobada formalmente por el parlamento antes de entrar en vigor, lo que probablemente no sería hasta el año que viene como muy pronto. Hay una importante geopolítica en juego en la región del Pacífico, y como nación soberana, Kiribati tiene autoridad para decidir sobre el futuro de la PIPA».
Jeo dijo que mantenían la esperanza de que Kiribati mantuviera la designación de área marina protegida del PIPA y optara por «continuar como líder mundial de la conservación, manteniéndose al lado de una comunidad mundial que se ha comprometido a proteger el 30% de la tierra y el mar para 2030».
Pero el gobierno de Kiribati dijo que cuando estableció la PIPA le aseguraron que podría recuperar los ingresos perdidos por las licencias de pesca, que suponen más del 70% de los ingresos anuales totales de Kiribati, pero que esto no se ha producido.
El gobierno dijo que, años después de la creación del PIPA, éste no era suficiente para satisfacer las necesidades actuales del pueblo de Kiribati y las futuras necesidades de desarrollo del país.
La declaración también reiteró el compromiso del gobierno de Kiribati con los esfuerzos de conservación, invirtiendo en la protección de la biodiversidad marina y promoviendo la resiliencia climática.
El gobierno dijo que desde el cierre de la PIPA a la pesca comercial, se había producido un descenso del 8% en la demanda de pesca en la ZEE de Kiribati, lo que se tradujo en una pérdida de ingresos de hasta 146 millones de dólares estadounidenses desde 2015 hasta la actualidad.
El ex presidente Anote Tong, que fue el responsable de supervisar la creación de la PIPA, expresó su gran decepción por el anuncio, pero dijo que el proceso adecuado, que implica una votación parlamentaria sobre la apertura de la PIPA a la pesca, todavía tenía que ser observado.
«Estoy muy, muy decepcionado», dijo. «Nunca esperé que esto sucediera. Y esta fue precisamente la razón por la que lo pusimos en la legislación. Porque tenía que ser algo que se mantuviera independientemente de cualquier cambio político».
