En el contexto de una crisis pospandémica generalizada y del conflicto entre Rusia y Ucrania, las últimas semanas han puesto de manifiesto una crisis preocupante que, debido principalmente a los aumentos desproporcionados de los costes de la energía, está afectando significativamente a determinadas categorías de producción. Desgraciadamente, uno de ellos es el sector pesquero, que se ve directamente afectado por el aumento del coste del combustible, una partida que supone el 60% de los gastos de explotación de la empresa. La subida del precio del combustible ha llevado a muchos operadores a dejar sus barcos parados en los puertos; otros muchos han decidido trabajar aunque esperen escasos ingresos, para darse una oportunidad y evitar una excesiva escasez de pescado en los mercados. Las empresas pesqueras están agotadas, los pescadores también.
El gobierno italiano ha decidido apoyar al sector con importantes iniciativas. En la Conferencia Estado/Regiones, el Ministerio de Políticas Agrícolas, Alimentarias y Forestales, a través del «Fondo para el desarrollo y apoyo de los sectores de la pesca y la acuicultura», ha puesto a disposición del sector pesquero 20 millones de euros. Los recursos del fondo se pondrán a disposición lo antes posible para apoyar a la categoría, que se encuentra bajo la presión de los altos precios del combustible. Precisamente el pasado viernes, 18 de marzo de 2022, con el llamado decreto de «reducción de precios», el Gobierno italiano, en un esfuerzo por apoyar a las empresas pesqueras, dispuso un crédito fiscal del 20% del gasto en la compra de gasóleo. El Mipaaf también se comprometió a garantizar que las empresas agrícolas, pesqueras y acuícolas pudieran beneficiarse de la oportunidad de renegociar y reestructurar los préstamos ya estipulados y de ampliar los plazos de reembolso restantes hasta 25 años. La ISMEA también puede ofrecer garantías gratuitas a los pescadores y agricultores. «El coste del gasóleo utilizado por los buques pesqueros se ha duplicado en unos meses: nuestras empresas pesqueras, ya presionadas por los paros impuestos por la pandemia y, sobre todo, por las restricciones impuestas por Europa, están al límite. Nuestros asociados han optado por no ir a la huelga: dejar de pescar nunca es bueno, ya que deja al mercado nacional de pescado privado de pescado fresco y de calidad, en beneficio del pescado extranjero, a menudo de dudosa procedencia y mala calidad. La capacidad de ingresos de nuestras empresas pesqueras se ha contraído fuertemente en las últimas semanas, y no es sólo el excesivo coste del gasóleo lo que les afecta, sino el coste del suministro energético en general.
La dinámica actual genera un aumento del precio de los productos que, en el caso de los productos de la pesca (que forman parte de una cadena de frío ya costosa), cobra especial importancia para el consumidor final, que desvía sus compras hacia otros bienes. Por tanto, es bueno el apoyo que se dará a través del Fondo de la Cadena de Suministro, así como la aportación extraordinaria para la compra de combustible, que, recordemos, tendrá que respetar los límites impuestos por el régimen de ayudas de minimis, y también es bueno el refuerzo de la garantía pública para los préstamos, pero son soluciones temporales. Éstas son útiles como soluciones a corto plazo, pero se necesitarán soluciones más sustanciales para pensar a largo plazo. Los debates y las consultas entre el Gobierno, los pescadores y las asociaciones serán esenciales. Así, Gennaro Scognamiglio, presidente nacional de UNCI Agroalimentare.