El último dictamen científico para la caballa, el arenque y la bacaladilla en el Atlántico nororiental es negativo. Junto a ello, el desacuerdo entre los países ribereños puede empeorar la situación.
El Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES) ha publicado el 30 de septiembre una serie de dictámenes sobre la pesca de especies pelágicas en el Atlántico nororiental. En concreto, recomienda fijar un total admisible de capturas (TAC) de 794.920 toneladas de caballa para 2022, un nivel un 6,7% inferior al recomendado para 2021. Para el arenque atlántico-escandinavo, la recomendación es de 598 588 toneladas (-8%) y para la bacaladilla de 752 736 toneladas (-19%) en comparación con el consejo de capturas para 2021.
Sin embargo, estos descensos para 2022 no significan que las acciones estén en mal estado a largo plazo. Por ejemplo, en el caso del arenque y la bacaladilla, la biomasa aún no está en tan mal estado como parece inicialmente. Sin embargo, el viejo desacuerdo entre los estados costeros sobre el reparto de este recurso, acentuado por el Brexit, hace que el TAC se supere en 2021 en un 42% para la caballa, un 39% para el arenque y un 30% para la bacaladilla. Esto ya ha provocado la suspensión de varias certificaciones por parte del Marine Stewarship Council (MSC).
Esta situación ha llevado a la creación de un grupo de presión transnacional, el North Atlantic Pelagic Advocacy Group (Napa), que reúne a fabricantes y distribuidores británicos, nórdicos y europeos. En un comunicado de prensa emitido incluso antes de que se diera a conocer el dictamen de la ICES, el grupo pidió a las naciones pesqueras que «dejen de lado sus intereses nacionales y se comprometan a adoptar medidas de gestión sostenible para estas poblaciones en la próxima reunión de los Estados costeros». La 40ª reunión anual de la Comisión de Pesquerías del Atlántico Nordeste (CPANE) está prevista del 9 al 12 de noviembre.
