Es un efecto dominó increíble. El sábado, mientras una erupción volcánica y un tsunami sin precedentes golpeaban las islas Tonga, al este de Australia, un gran vertido de petróleo golpeaba la costa peruana al otro lado del océano Pacífico unas horas más tarde. El fuerte oleaje desestabilizó un petrolero que descargaba petróleo. Las consecuencias medioambientales son desastrosas. A Repsol, la empresa propietaria de la refinería, se le reprocha su falta de respuesta.
Pájaros, pingüinos, peces y tortugas arrastrados y cubiertos de petróleo. Estas son las imágenes que llegan desde las habitualmente paradisíacas playas de Lima, Perú, tras un vertido de petróleo considerado «el peor desastre ecológico ocurrido en la región en los últimos años». El sábado 15 de enero, a 9.000 kilómetros de distancia, una erupción volcánica -la mayor registrada en décadas- y un devastador tsunami golpearon las islas Tonga, al este de Australia. La marejada que atravesó el océano Pacífico desestabilizó un petrolero que descargaba en la refinería de Ventanilla, propiedad de la empresa española Repsol, al norte de la capital peruana.
Se contaminaron más de 18.000 metros cuadrados de costa y mar, se contaminaron dos zonas naturales protegidas, hogar de aves marinas, y se privó a cientos de familias de pescadores de su medio de vida. En las redes sociales se han compartido muchas imágenes del desastre medioambiental, ya que se han puesto en marcha varias operaciones de limpieza. Se calcula que el petróleo derramado equivale a la cantidad que se necesitaría para llenar los depósitos de 25.000 coches.
Un «derrame limitado» según Repsol
«Repsol debe pagar por este daño inmediatamente», dijo el Ministerio de Asuntos Exteriores peruano en Twitter. El gobierno peruano ha exigido a la petrolera española Repsol una indemnización por los daños causados por el vertido de 6.000 barriles de crudo en la costa del país. La empresa se refirió inicialmente a un «derrame limitado», diciendo a la fiscalía que la cantidad de crudo implicada no superaba los 7 galones, o 0,16 barriles. Veinticuatro horas más tarde, la empresa afirmó que el vertido había sido contenido. El ministro de Medio Ambiente advirtió que la multa podría superar los 30 millones de euros.
En un comunicado el miércoles, la empresa reiteró que estaba «en proceso de llevar a cabo la restauración de la costa y los trabajos de limpieza de las playas tras la situación provocada por las altas mareas registradas debido a la erupción volcánica en Tonga». «Se han desplegado barreras de contención alrededor de todas las zonas afectadas, así como equipos especializados en mar y tierra», añadió la refinería.
La empresa también negó su responsabilidad en el vertido de petróleo. Culpa a la Armada por no haber activado la alerta de tsunami, a diferencia de otros países como Ecuador o Chile. El lunes, la fiscalía ambiental de Lima abrió una investigación por presunta contaminación ambiental contra los representantes legales y los directivos de la refinería de Repsol.