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viernes, marzo 29, 2024
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Se acelera la pérdida de hielo en Groenlandia

El hielo se derrite por toda Groenlandia cada vez más deprisa y el volumen de agua de fusión que va a parar al océano ha alcanzado unos niveles que probablemente no tienen precedentes en siete u ocho mil años. Estos hallazgos, deducidos de testigos que incluyen hielo de hace casi 350 años, muestran una brusca punta de la fusión en las dos últimas décadas.

Estudios anteriores habían demostrado que el hielo se derrite a una velocidad de récord en algunas partes de Groenlandia, pero el último análisis contiene la primera estimación de la escorrentía histórica por todo el casquete de hielo. Los resultados, publicados el 5 de diciembre en Nature, indican que en las dos últimas décadas procedió a un ritmo un 33 por ciento superior al promedio del siglo XX y un 50 por ciento más deprisa que en la era preindustrial.

«No es que la fusión esté aumentando; es que se está acelerando», dice el autor principal del artículo, Luke Trusel, glaciólogo de la Universidad Rowan de Glassboro, Nueva Jersey. «Y esa es una preocupación clave para el futuro».

Siglos de hielo

Un equipo dirigido por Truel extrajo en 2014 y 2015 varios testigos de hielo, el mayor de 140 metros de longitud, en la parte central del oeste de Groenlandia. Allí, la nieve que se derrite en verano se vuelve luego a congelar en vez de correr hacia el océano; de esa forma se crea un registro anual de la fusión del hielo. Compararon los datos de estos testigos de hielo y de uno más antiguo de la misma zona con las observaciones por satélite de la fusión a través de Groenlandia y las estimaciones de la fusión y la escorrentía arrojadas por un modelo del clima de la región.

El análisis del equipo señala que el ritmo de la fusión del hielo en los lugares donde perforaron es representativo de las tendencias a lo largo y ancho de Groenlandia. Armados con estos conocimientos, los investigadores se valieron de los datos de los testigos vicariamente para calcular el ritmo de la escorrentía siglos atrás, antes de que existiesen satélites y modelos del clima.

Los resultados respaldan un estudio publicado en marzo según el cual la Groenlandia occidental se derrite más deprisa que en al menos 450 años. «Lo que este artículo hace muy bien es expandir ese registro a todo el casquete de hielo», dice Eric Osterberg, climatólogo del Colegio Dartmouth, en Hanover, New Hampshire, y coautor del estudio de marzo.

Círculo vicioso

El último análisis da también a entender que el calentamiento está alterando la esructura de la capa superior del casquete de hielo. Derretirse y volverse a congelar establece un círculo vicioso: nieve brillante es reemplazada por parcelas más oscuras de hielo que absorben más calor del Sol y calientan así adicionalmente Groenlandia. El ciclo de fusión y congelación hace además que el hielo que hay bajo la superficie sea menos permeable, de modo que es mayor la escorrentía que es derivada hacia el océano en vez de calar a través del casquete de hielo.

Según el estudio de su equipo, la escorrentía de Groenlandia alcazó un máximo de los últimos 350 años en 2012, año en el que el casquete de hielo desprendió unos 600.000 millones de toneladas en el océano, suficientes para llenar 240 millones de piscinas olímpicas. En el mundo, el nivel medio del mar ha aumentado en alrededor de 3,5 milímetros al año desde 2005. Groenlandia es ahora una gran contribuyente a ese aumento; le corresponde alrededor de un 15 por ciento del total, según el último análisis de Programa de Investigación del Clima Mundial. Y ese número está abocado a crecer.

«Creo que la aceleración es el timbre de aviso aquí», dice Mary Albert, glacióloga de Dartmouth y coautora de un estudio anterior según el cual el récord de fusión de 2012 se debió a que la contaminación del aire con hollín procedente de incendios forestales intensificase el proceso. Cuando las partículas oscuras aterrizaron en el hielo absorbieron más calor del Sol y calentaron Groenlandia, indicaba el análisis de Albert. Y como se prevé que tanto los incendios forestales como las temperaturas aumenten en las décadas venideras, el peligro para la criosfera de la Tierra (sus regiones heladas) no hará sino aumentar a su vez, afirma Albert.

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