Greenpeace ha iniciado una campaña que se extenderá durante todo el año para reclamar la creación de la mayor área protegida del mundo en el océano antártico de 1,8 millones de kilómetros cuadrados, tres veces el tamaño de España.
Así, la ONG ha iniciado una expedición histórica para reclamar su creación, algo que se discutirá el próximo mes de octubre en la Comisión del Océano Antártico. En la expedición participa un equipo científico, pilotos de submarinos, expertos en maniobras en el hielo, cineastas y periodistas que viajarán a bordo del rompehielos y buque de investigación Artic Sunrise de Greenpeace durante tres meses para explorar el lecho del mar de Weddell.
Según la ONG proteger la zona permitiría conservar la vida silvestre y también tener un océano sano que contribuya a mitigar los peores efectos del cambio climático.
La responsable de la campaña Santuario del océano Antártico de Greenpeace España, Pilar Marcos, considera que en 2018 hay una «oportunidad histórica»: la creación de la mayor área protegida de la Tierra, el Santuario del océano Antártico.
«Este santuario sería un refugio para pingüinos, ballenas y focas y dejaría estas aguas fuera del alcance de los buques de pesca industrial que buscan explotar el pequeño camarón o kril en el que se basa la vida en la Antártida», ha manifestado.
La tripulación está compuesta por 35 personas que realizarán investigación científica con un submarino para documentar hábitats del fondo marino -que se enfrenta a fuertes presiones por el cambio climático, la sobrepesca y la contaminación- y recoger pruebas para que los gobiernos declaren un Santuario en el océano Antártico.
La expedición explorará por primera vez a bordo del submarino el lecho del mar de Weddell, que es el espacio propuesto por la UE –a propuesta del Gobierno alemán– a la Comisión del Océano Antártico para la creación del santuario marino.
En concreto, el equipo científico realizará investigaciones para identificar Ecosistemas Marinos Vulnerables (EMV) y nuevas especies en el fondo marino, incluidos corales y esponjas de profundidad. Esto proporcionará mayor evidencia de la necesidad de una protección integral del área. La tripulación también realizará muestreos de agua para identificar la presencia de contaminación por plásticos en esta remota región.
La doctora Susanne Lockhart, especialista en los ecosistemas antárticos de la Academia de Ciencias de California, que coordinará las inmersiones de la expedición en el fondo oceánico ha destacado que ya se han dado los primeros pasos por los encargados de la gobernanza en el océano Antártico para proteger «uno de los últimos ecosistemas marinos prístinos del mundo», un océano que conecta con todos los océanos.
Marcos ha insistido que el océano antártico «puede parecer lejano» pero lo que sucede allí es «crucial para el futuro» porque salvaguardaría la fauna icónica como pingüinos y ballenas, pero también ayudaría a lograr un océano sano que mitigue los peores efectos del cambio climático. «Cuando los gobiernos se reúnan en octubre, tienen la oportunidad de crear el área protegida más grande de la Tierra. Hagamos que esto sea posible», ha subrayado.
En el inicio de la expedición han aparecido pingüinos de papel en ciudades de todo el planeta, de Londres a Seúl, pasando por Buenos Aires, Sidney, Johannesburgo, Washington y Barcelona para llamar la atención sobre esta zona olvidada del planeta.