Las negociaciones entre los interlocutores sociales del sector marítimo internacional, que se reunieron los días 26 y 27 de abril, sobre la revalorización del salario mínimo básico de los marineros cualificados, se han paralizado. Los representantes de los armadores y los marinos se culpan mutuamente de este fracaso.
Desde enero, el salario mínimo, definido en 2018, es de 641 dólares (528 euros) por 48 horas semanales. Su revisión, negociada cada dos años por los interlocutores sociales reunidos en el seno de la Comisión Mixta Marítima (CMM) de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se calcula en función del nivel de vida medio de los 44 principales países marítimos en términos de tonelaje o número de marinos.
Por parte de los armadores, la Cámara Naviera Internacional (ICS) ha propuesto un aumento gradual del 3%, pero también ha pedido un cambio en el método de cálculo. Para la Federación Internacional de Sindicatos de Marinos (ITF), que esperaba un salario mínimo mensual de 683 dólares en enero de 2022, el nuevo método de cálculo equivale a una congelación salarial.
Con la crisis sanitaria, las relaciones entre los interlocutores sociales se han tensado, como demuestra el aplazamiento, en dos ocasiones desde 2020, del Foro Internacional de Negociación (FIB), la reunión entre la ITF y las navieras con convenio social.
A pesar de ello, el ICS dice que sigue «abierto al debate». La ITF ha declarado que prefiere «hacer frente a las compañías navieras para que fijen los salarios de forma unilateral», y que reanudará las conversaciones «si prevalece el sentido común».
