La mejora de los sistemas de producción de pescado es clave para que ese alimento lo consuman más personas, sobre todo en los países pobres, donde puede aportar micronutrientes a quienes sufren malnutrición, en opinión de distintos expertos. El economista del Banco Mundial Pawan Patil apuntó en una conferencia en Roma que las dietas pobres en nutrientes influyen en los niveles de pobreza tanto que, según algunas estimaciones, la malnutrición impacta cada año hasta en un 11 % del Producto Interior Bruto mundial.
Unos 815 millones de personas pasan hambre en el mundo, mientras que otros 2.000 millones carecen de micronutrientes y más de 1.900 millones sufren sobrepeso, entre otras formas de malnutrición.
El pescado, rico en vitaminas, zinc, hierro y calcio, puede contribuir a mejorar la alimentación, para lo que se deben «corregir los fallos en la demanda y la oferta» de ese producto, realizar inversiones y potenciar aquellas especies más nutritivas, según Patil.
El experto del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) Richard Abila dijo que están trabajando para fomentar la producción en pequeña escala, reducir las pérdidas de pescado (que pueden llegar al 40 % en la mayoría de países pobres) y lograr una acuicultura más sostenible.
El consumo de pescado, que en 2014 sumaba una media de 20 kilos por persona al año, sigue siendo más alto en los países ricos, añadió Abila.
Entre los países que pueden aumentar su consumo está Brasil, de acuerdo a la especialista de la Universidad de Agricultura de Sao Paulo Juliana Antunes, que mencionó la «baja calidad del pescado» y su alto precio como dos de las razones por las que no es tan habitual en la dieta.
Un problema tiene que ver con el procesamiento, ante la falta de instalaciones que obligan a muchos a manejar los recursos pesqueros al aire libre y sin tomar las debidas medidas de higiene.
«Resulta muy difícil mantener la cadena del frío en un país tan cálido», aseguró Antunes, que destacó encuestas según las cuales los brasileños prefieren tomar el pescado refrigerado, enlatado o conservado en sal.
Una responsable de la organización internacional WorldFish, Shakuntala Thilstedt, animó a mejorar el acceso a ciertos peces pequeños, que representan un tercio del calcio y la mitad de la vitamina A que ingiere la población pobre en Bangladesh, que «no podría reemplazarlos» si se quedara sin ellos.
Thilstedt también recomendó el consumo de ese pescado entre las mujeres embarazadas y lactantes de cara a garantizar la salud de sus hijos y combatir la desnutrición infantil.
Los expertos presentes en la conferencia también hablaron de necesidad de evitar la contaminación de las aguas y, por tanto, del pescado que luego comen las personas.
Asimismo, fueron presentados proyectos como los que sirven para controlar la calidad del marisco o analizar el contenido de muestras de pescados en las aguas que bañan las costas africanas.