Los pescadores de bonito llevan un 30 por ciento de la cuota agotada a pocos días de faena y van camino de repetir la misma situación que el pasado año en el que la cuota se agotó antes de lo previsto. Por estos motivos, la flota asturiana ha pedido medidas «urgentes» para evitar un cierre anticipado de la costera. A 24 de julio de 2018 se había consumido aproximadamente el 40% del cupo, una cifra muy similar a la capturada este año en fechas mucho más tempranas. A 5 de julio, España ya había capturado el 30% de la cuota total asignada, aspecto que ya preocupa a la flota. En principio, Asturias ha pedido a la Secretaría General de Pesca que tome medidas «urgentes» de ordenación pesquera para evitar el cierre anticipado de la costera del bonito. El sector se teme lo peor: que se repita -e incluso anticipe- lo ocurrido la pasada temporada, cuando por primera vez en la historia se cerró la pesquería del atún blanco del norte a finales de agosto.
En concrero, se ha consumido el 32,29% de su cuota de 16.620,68 toneladas, según la información proporcionada por la Secretaría General de Pesca a través de la plataforma Gestcuotas, que da acceso a los datos de cuota y consumo agregados por especie y modalidad de las principales pesquerías sujetas a cupos. Es decir, los barcos que faenan con pabellón español en las aguas del Atlántico capturaron 5.366.825 toneladas de atún blanco. Por lo tanto, apenas quedarían 11.253.854 toneladas disponibles. Menos, de hecho, ya que a esta cifra hay que añadir las capturas efectuadas durante el fin de semana, que se contabilizarán más adelante. El ritmo de pesca es tal que prácticamente se duplicaron en apenas cinco días. El primer día de julio se habían pescado 2.706,029 toneladas, el 16,09% del cupo.
De seguir así, la situación podría ser incluso más crítica que el año pasado, cuando la Secretaría General de Pesca decretó un cierre precautorio de la pesquería el 18 de agosto por el agotamiento de la cuota, que finalmente no se hizo efectivo hasta el día 22. Fue la costera más corta de la historia, pero dado el volumen actual de capturas, el sector teme que esta temporada haya que añadir un «hasta ahora» a dicha afirmación. Y eso que nunca antes había sucedido algo similar. Para encontrar el único precedente hay que remontarse al año 2016, cuando el Estado también decidió el cierre de la pesquería, pero la diferencia es que lo hizo el 5 de octubre.
Habitualmente, se pesca hasta esa fecha que los bonitos desaparecen del Cantábrico en busca de aguas más cálidas o mayores profundidades. Esto permite prolongar las capturas hasta finales de octubre o principios de noviembre, nada parecido a lo que ocurrió en 2018, cuando España llegó a sobrepasar en agosto su cuota en 470.000 kilos más, hasta los 15.496.413 kilos. La presencia de abundante bocarte, alimento del bonito e imán para los del Norte, y una elevada temperatura del agua del Cantábrico hicieron que los túnidos entraran de lleno en el golfo de Vizcaya a finales de junio, cuando lo habitual es que lo hagan a mediados de agosto.
Esta temporada, alerta el sector, puede que ni siquiera lleguen al 22 de agosto. Y en esta ocasión, dadas las excelentes capturas de la anterior costera, son más los barcos que van al bonito, que se encuentra muy cerca de la costa, a apenas dos o tres horas de navegación. «Viendo los datos, pedimos una reunión urgente con la Secretaría General de Pesca porque creemos que va a haber que tomar medidas», confirma Dimas García, presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de Asturias. «Al paso que vamos, tenemos para el mes de julio escaso», lamenta.
La clausura temprana de la costera podría llegar a amarrar la flota del Cantábrico. La otra opción es regresar antes de tiempo a los caladeros de la región, que habitualmente, mientras la flota asturiana se dedicaba a la campaña del bonito se dejaban descansar para que se recuperasen las pesquerías más rentables. Asegura García que la cuota restante debería «regularse por tripulante y día o por semana para que no se pesque tantísimo».
Los boniteros asturianos, un centenar este año, pescan al curricán o cacea, una de las artes más respetuosas con el medio ambiente. Sin embargo, es la flota que faena con arte de tanqueo o cebo vivo la que más peces captura, ya que la utilización de este método hace posible la captura del banco de túnidos prácticamente completo en pocos minutos. Son barcos de gran capacidad, en su mayoría vascos y cántabros, a los que beneficia la cercanía del atún a la costa. «Los más perjudicados son, como siempre, los barcos pequeños de artes menores», indica. Coincide con él Salvador Fernández, patrón mayor de Cudillero, quien apunta que «los barcos de tanqueo están pescando desmesuradamente y el ministerio debería imponerles topes, ya que agotan las cuotas». «Estamos preocupados», añade.
«Esperamos que los consumos sean moderados», confía por su parte el presidente de la Federación Nacional de Cofradías, Basilio Otero. Y advierte al ministerio de que la temporada pasada reabrió la pesquería en octubre: «Aquí no valen cierres preventivos para volver a abrir después».