El IEO‑CSIC y pescadores desarrollan estrategias adaptativas en el Cantábrico y Mediterráneo
El Instituto Español de Oceanografía (IEO‑CSIC), junto con organizaciones pesqueras, ha concluido con éxito el programa Vadapes II, orientado a fortalecer la resiliencia de la pesca artesanal ante los impactos del cambio climático. El proyecto, financiado por la Fundación Biodiversidad y alineado con el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático 2021–2030, ha contado con actuaciones en territorios tan diversos como Mallorca, Asturias y el Cantábrico.
A lo largo del programa, investigadores y pescadores identificaron 69 retos clave —entre ellos ecológicos, normativos, de gobernanza y generacionales— mediante talleres participativos. A partir de esta evaluación, se diseñaron acciones concretas como vedas adaptativas, venta directa, etiquetado ambiental, mejora de las condiciones laborales y esquemas de cogestión, orientadas a incrementar la flexibilidad del sector.
Un aspecto clave ha sido desarrollar herramientas para analizar el coste-beneficio de medidas de descarbonización. Estas incorporan indicadores de capturas, beneficios, emisiones de carbono y diversidad de hábitats, buscando priorizar zonas donde implementar políticas sin comprometer la biodiversidad ni la sostenibilidad económica.
Según Marta Albo, coordinadora del proyecto en Baleares, «evitar la maladaptación es clave», enfatizando la necesidad de integrar factores ecológicos, socioeconómicos y de gobernanza, combinando conocimiento local y científico. Por su parte, la investigadora Lucía López resaltó que la capacidad de adaptación del sistema de gobernanza ha sido “un punto débil común” que es fundamental reforzar.
El informe final de Vadapes II ha sido reconocido por la ONU en el marco de la Década de las Ciencias Oceánicas, como un ejemplo de acción científica-sectorial en la transición climática del sector pesquero.
Entre los logros destacados, se estableció un marco de trabajo participativo para co-crear y validar medidas adaptativas específicas por región, evitando soluciones uniformes con posibles consecuencias negativas Además, se enfatizó el uso de conocimiento ecológico tradicional, fortaleciendo así la gobernanza local y la seguridad alimentaria mediante estrategias basadas en la naturaleza
