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viernes, diciembre 5, 2025
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Ciencia y pesca unen fuerzas en el Golfo de Vizcaya para preservar las especies pelágicas

Desde hace 25 años, el programa científico Pelgas evalúa la biomasa de pequeños pelágicos como la sardina y el anchoa en el Golfo de Vizcaya. Este año, el buque oceanográfico Thalassa volvió a zarpar, acompañado por pesqueros profesionales, para reforzar la precisión de sus investigaciones.

A las 4:30 de la madrugada, en el puerto de La Turballe, los motores del Cintharth 2 y del Marilude 2 rompen el silencio. Estos dos buques pesqueros pelágicos se preparan para reunirse con el Thalassa, el navío oceanográfico del Ifremer (Instituto Francés de Investigación para la Explotación del Mar), en plena misión científica en las aguas del Golfo de Vizcaya. Se trata de una nueva campaña de Pelgas, un programa iniciado en el año 2000 con el objetivo de evaluar la cantidad de biomasa disponible de especies como la sardina, el anchoa, el jurel y la caballa.

Desde 2007, los científicos del Ifremer cuentan con el apoyo activo de la flota pesquera profesional. En concreto, cada primavera dos pares de barcos arrastreros colaboran durante periodos de diez días para ayudar a identificar con mayor precisión las señales acústicas recogidas por los equipos del Thalassa. Esto permite diferenciar con más exactitud las especies y cuantificar mejor los cardúmenes detectados mediante sonda.

Ludo Le Roux, patrón del Cintharth 2, se sumó al proyecto tras la crisis del stock de anchoa que llevó a la Unión Europea a imponer una veda entre 2005 y 2010. “Aquella decisión fue dura, aquí en La Turballe perdimos un tercio de la flota. Pero participar en estas campañas permite entender mejor por qué se toman ciertas decisiones científicas y cómo prevenir futuras crisis,” comenta Le Roux.

A bordo también se encuentra Quentin Boisbouvier, observador científico de la empresa Sinay, contratada por el Ifremer para reforzar las tareas de monitoreo. Es su primera campaña, pero forma parte de un engranaje fundamental: el de tender puentes entre el conocimiento científico y la experiencia del mar. Su labor consiste en recoger muestras, realizar mediciones y validar los datos de forma coordinada con la tripulación pesquera.

El Thalassa, que zarpó de Brest el 26 de abril para un mes de campaña, representa uno de los pilares de la Flota Oceanográfica Francesa. A bordo viajan técnicos y biólogos que procesan la información recolectada durante las travesías y la utilizan para elaborar las evaluaciones que posteriormente alimentan las recomendaciones de cuotas pesqueras que los países de la UE deben seguir.

Este enfoque colaborativo, en el que ciencia y flota profesional trabajan de la mano, es un modelo a seguir en tiempos en los que la sostenibilidad de los recursos marinos y la viabilidad económica del sector pesquero deben avanzar juntos. Con iniciativas como Pelgas, el Golfo de Vizcaya se convierte en laboratorio vivo de cómo conjugar conservación y aprovechamiento racional de los océanos.

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