España y la UE defienden un incremento de capturas avalado por la ciencia mientras Washington reclama máxima prudencia en ICCAT
Sevilla se ha convertido estos días en el epicentro mundial de la gestión de los grandes túnidos. Más de sesenta países negocian desde este fin de semana, en el seno de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT), el futuro inmediato del atún rojo del Atlántico y el Mediterráneo, una de las especies más emblemáticas –y sensibles– del planeta. En esa mesa, España y la Unión Europea llegan con el objetivo de traducir en más cuota la recuperación del stock, mientras Estados Unidos se ha colocado en la línea de contención, oponiéndose a un incremento significativo del Total Admisible de Capturas (TAC) y abogando por una lectura mucho más restrictiva del dictamen científico.
Sobre la mesa está el reparto del atún rojo oriental para el trienio 2026-2028. El TAC actual ronda las 40.000 toneladas anuales para el Atlántico y el Mediterráneo oriental, cifra fijada en el marco del nuevo plan de gestión y de la “management procedure” adoptada por ICCAT en 2022 para dar estabilidad a la pesquería. Los científicos han avalado la buena salud del stock, con una mortalidad por pesca por debajo del nivel de rendimiento máximo sostenible, lo que abre la puerta a un incremento de las capturas en un rango aproximado del 12 % al 20 %, siempre dentro de límites de riesgo considerados aceptables.
España, primer país europeo en cuota con 6.783,67 toneladas asignadas en el trienio en vigor, defiende junto a la Comisión Europea que el nuevo TAC recoja de forma clara esa mejora biológica, con un aumento en torno al 19 % que permita aliviar la presión económica sobre los distintos segmentos de flota que dependen del atún rojo –cerqueros del Mediterráneo, almadrabas del Estrecho, barcos de cebo vivo del Cantábrico, cañeros canarios y flotas artesanales del Mediterráneo y del Estrecho– sin poner en riesgo la sostenibilidad.
Frente a esa posición, Estados Unidos está encabezando el bloque de países que piden frenar el entusiasmo. Según fuentes del sector presentes en Sevilla, la delegación estadounidense ha mostrado su negativa a aceptar los escenarios de incremento más ambiciosos y ha cuestionado la conveniencia de elevar el TAC mientras sigan abiertas algunas incógnitas científicas: el efecto del cambio climático sobre la distribución del stock, la interacción entre poblaciones migradoras y residentes, o las incertidumbres asociadas a los nuevos modelos de evaluación. Washington se presenta así como la voz de la precaución, reclamando que la prioridad siga siendo “consolidar la recuperación” antes que traducirla plenamente en más toneladas.
Mientras la Unión Europea y varios países ribereños del Mediterráneo llegan a ICCAT con la vista puesta en nuevos aumentos de la cuota de atún rojo, Estados Unidos juega otro papel: el del freno. No se opone al crecimiento de la pesquería en sí, pero sí a las “subidas grandes” o a repartos que, a su juicio, ponen en riesgo la sostenibilidad del stock occidental o perpetúan un trato histórico poco favorable a su propia flota.
Detrás de esa postura hay ciencia, legislación interna, intereses económicos muy concretos y también una apuesta estratégica: convertir ICCAT en el escaparate mundial de la gestión basada en procedimientos científicos, sin concesiones al regateo político.
El corazón del problema: proteger el stock occidental y el “mixed stock”
Formalmente, ICCAT gestiona dos unidades de atún rojo:
- El stock Este + Mediterráneo, donde concentran su esfuerzo la UE, el norte de África y otros países ribereños.
- El stock Oeste, explotado sobre todo por EE. UU., Canadá y en menor medida Japón y otros países del Atlántico occidental.
Pero los túnidos no entienden de líneas imaginarias en el océano. La frontera del 45º Oeste, que separa sobre el papel ambos stocks, es mucho menos nítida en la realidad. Una parte de los ejemplares nacidos en zonas de puesta occidentales termina siendo capturada en el Atlántico oriental y, sobre todo, en el Mediterráneo. Es el llamado “mixed stock”, la mezcla biológica que ICCAT reconoce y que complica cualquier decisión de gestión.
La consecuencia es directa:
- Subir mucho la cuota en el Este no es un tema aislado: puede aumentar la mortalidad de peces de origen occidental, comprometiendo la recuperación del stock Oeste, tradicionalmente más delicado.
Por eso, la delegación estadounidense llega a las reuniones de ICCAT con dos líneas rojas claras:
- Subidas muy controladas del TAC, siempre dentro de los márgenes que arroja el Management Procedure (MP) adoptado en 2022 para ambos stocks. El MP fija automáticamente el Total Admisible de Capturas en función de indicadores científicos preacordados.
- Rechazo a los “atajos políticos”: nada de elevar el TAC por encima de lo que marca el MP, ni de relajar controles en el área oriental si eso puede traducirse en una presión extra sobre el stock occidental vía mezcla de poblaciones.
En la práctica, EE. UU. se presenta como el garante de que la recuperación del Oeste no quedará sacrificada en aras de un crecimiento acelerado de las capturas en el Mediterráneo.
La camisa de fuerza legal y la imagen “verde” de Washington
El discurso estadounidense no solo responde a la biología. También está condicionado por su propia legislación pesquera, especialmente la Ley Magnuson-Stevens, que obliga a gestionar las poblaciones siguiendo el mejor asesoramiento científico disponible y a evitar el retorno a situaciones de sobrepesca.
Eso tiene varias implicaciones:
- La administración (NOAA) no puede permitirse acuerdos que contradigan de forma flagrante las recomendaciones científicas o los resultados de los modelos.
- Ante la opinión pública interna y las ONG, EE. UU. quiere mantener la imagen de potencia que impulsa procedimientos científicos robustos. El MP de atún rojo, con base en el Management Strategy Evaluation (MSE), es un producto que la propia delegación ha ayudado a impulsar y que ahora defiende como ejemplo de “buena gobernanza”.
Washington insiste en que las decisiones no pueden basarse en el argumento de que “el recurso va bien” y por tanto hay margen para repartir más. Su relato es otro:
No se trata de cómo perciben los operadores la abundancia, sino de lo que dicen las simulaciones del MSE, las probabilidades de mantener la biomasa por encima de B_MSY y el riesgo de volver a la sobreexplotación.
Así, cuando la UE o los países mediterráneos reclaman aumentos significativos del TAC del stock oriental o ajustes en el reparto que incentiven más esfuerzo allí, EE. UU. se sitúa en posición de “guardián del MP”:
“Aceptamos lo que diga el procedimiento; no aceptamos subidas por motivos políticos”.
Intereses económicos: quién se queda con la parte grande de la tarta
La narrativa oficial es conservacionista, pero detrás late un interés económico muy concreto.
La flota estadounidense opera sobre todo sobre el stock occidental, con una cuota relativamente modesta si se compara con los grandes actores mediterráneos, pero de altísimo valor comercial y recreativo. No solo se trata de ventas de pescado: también de todo el negocio asociado a la pesca deportiva, charters y turismo de alto poder adquisitivo ligado al atún rojo.
En este contexto, Washington:
- Empuja para aumentar su cuota en el Oeste, apoyándose en nuevos estudios que apuntan a una abundancia mayor de lo que se creía y a un stock occidental en proceso avanzado de reconstrucción.
- Sostiene que su cuota histórica en el Oeste ha estado “deprimida” respecto a su contribución a la recuperación y al valor económico que genera.
Eso explica su cautela frente a un gran aumento global del TAC cuando el diseño de reparto hace que la mayor parte del incremento vaya al stock oriental, dominado por flotas de la UE, Turquía y países norteafricanos.
En términos prácticos, la posición de EE. UU. se resume así:
- Sí quiere más cuota, pero sobre todo más cuota para el Oeste y para su flota, no un crecimiento desequilibrado que refuerce aún más el peso del Mediterráneo.
- Desconfía de subidas fuertes del TAC oriental que no le repercuten directamente y que, además, pueden dañar el mismo stock con el que opera vía mezcla de poblaciones.
El debate sobre sostenibilidad y el debate sobre equidad en el reparto histórico van, en su caso, de la mano.
Blindar el “modelo ICCAT”: menos regateo anual y más reglas automáticas
Hay, por último, un componente claramente estratégico.
En las dos últimas décadas, EE. UU. ha invertido cantidades importantes en investigación sobre atún rojo: programas específicos, estudios de mezcla, genética, técnicas “close-kin” de parentesco y todo el andamiaje científico que ha permitido refinar la comprensión de los stocks y desarrollar el MSE.
Esa inversión viene acompañada de una apuesta política: convertir ICCAT en organización de referencia mundial en gestión basada en procedimientos científicos, alejándose del modelo clásico de “negociación anual de cuotas” donde todo es intercambiable.
Desde esa óptica, las presiones para:
- elevar el TAC en el Este por encima de lo que marca el MP,
- o flexibilizar los controles y obligaciones asociadas al plan de recuperación,
no son solo una cuestión de riesgo biológico, sino también una amenaza al “modelo ICCAT” que Washington quiere consolidar.
El mensaje estadounidense es nítido:
- “No rompamos el MP en el segundo ciclo de aplicación”.
- “Si la ciencia ofrece nuevas señales –por ejemplo, que el Oeste está mejor de lo previsto–, ajustemos dentro del procedimiento y revisemos en la ventana prevista, 2026–2028, sin volver al mercadeo ad hoc”.
Una oposición matizada: ni “no” al aumento, ni “sí” sin condiciones
Cuando en los pasillos de ICCAT se dice que Estados Unidos “se opone” a subir la cuota de atún rojo, la frase esconde una posición mucho más matizada.
Washington no niega la recuperación del recurso ni cierra la puerta a nuevos incrementos de TAC, pero:
- Rechaza las subidas grandes o mal repartidas que favorecen, sobre todo, al stock oriental y a sus principales flotas.
- Exige que cualquier aumento esté perfectamente respaldado por el MP y por la ciencia, sin atajos.
- Y protege con especial celo los intereses del stock occidental, del que depende tanto su flota comercial como todo un ecosistema económico ligado a la pesca recreativa.
En ese equilibrio entre ciencia, cuotas e influencia geopolítica se juega una parte clave del futuro del atún rojo en el Atlántico. Y, a día de hoy, Estados Unidos prefiere ser el socio incómodo que pisa el freno antes que el aliado complaciente que celebra un aumento rápido y, quizás, efímero.
Ese choque de enfoques marca el pulso político de una reunión que ICCAT celebra en formato híbrido –presencial y telemático– hasta el 24 de noviembre, y en la que la Unión Europea negocia en bloque en nombre de sus 27 Estados miembros. En torno a la mesa se sientan, por un lado, potencias con larga tradición atunera y derechos históricos sobre el recurso –como la propia UE o Japón– y, por otro, países emergentes que aspiran a desarrollar su pesca y a ganar peso en el reparto de cuotas. El encaje de esas ambiciones, con Estados Unidos empujando hacia una lectura conservadora del dictamen científico, complica el camino hacia un consenso.
Para la flota española, que llega a Sevilla con la sensación de haber cumplido la parte más dura del plan de recuperación –años de recortes, ajustes de esfuerzo pesquero y fuertes inversiones en control–, la resistencia norteamericana resulta difícil de digerir. El sector subraya que el atún rojo es hoy uno de los grandes casos de éxito de gestión pesquera a escala internacional, precisamente gracias a las drásticas medidas adoptadas desde finales de los 2000, y reclama que los beneficios de esa recuperación se trasladen ahora a las comunidades que han soportado el coste.
Las organizaciones de productores y las almadrabas insisten en que un incremento del TAC dentro de las horquillas recomendadas por los científicos permitiría reforzar la viabilidad económica de muchas empresas y dar aire a las flotas artesanales más afectadas por la desaparición de otras especies en determinadas áreas, como consecuencia de factores ambientales o de la invasión de especies exóticas. Recuerdan, además, que cualquier subida se mantendría bajo la tutela de la “management procedure” aprobada en 2022, que limita explícitamente el riesgo de que el stock caiga por debajo de los niveles de seguridad.
Estados Unidos, sin embargo, alerta de que la propia adopción de esa herramienta de gestión moderna exige no forzar sus parámetros al máximo desde el primer ciclo. En la práctica, la negativa estadounidense al aumento planteado por la UE se traduce en dos posibles escenarios de negociación: mantener el TAC prácticamente congelado durante el próximo trienio o aceptar un incremento mucho más moderado que el defendido por los países con mayor dependencia del atún rojo oriental. El resultado final tendrá consecuencias directas sobre la distribución interna de las cuotas en España, donde el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ya ha avanzado que, si se produce un aumento significativo, se planteará una reasignación que permita incorporar nuevos segmentos de flota y atender mejor las capturas accidentales.
Más allá del atún rojo, la agenda de Sevilla incluye otros dosieres relevantes: el bonito del norte, cuya situación es calificada como “excelente”; el pez espada, con diferencias claras entre el buen estado del stock del Atlántico Norte y las mayores incertidumbres en el Sur; y varias especies de tiburones, algunas de ellas en situación comprometida y para las que los grupos conservacionistas reclaman medidas más estrictas de protección. También se debatirá la gestión de los atunes tropicales –rabil, patudo–, claves para la industria europea de conservas y la gran flota atunera de cerco que opera en Atlántico, Índico y Pacífico.
Pero es el atún rojo el que concentra la carga simbólica y mediática de la reunión. Lo que está en juego en Sevilla no es sólo un porcentaje de subida o congelación de la cuota, sino el mensaje que ICCAT envía al mundo tras más de una década de esfuerzos: si el éxito de la recuperación se traduce en una gestión prudente pero coherente con la mejor ciencia disponible, o si la división entre bloques –con Estados Unidos en el papel de guardián del freno de mano– termina bloqueando la posibilidad de repartir de forma más generosa un recurso que, esta vez sí, parece haber dejado atrás la fase crítica.
Hasta el cierre de la cita, el próximo día 24, las delegaciones seguirán buscando un equilibrio entre biología, economía y geopolítica. De su capacidad para acercar posiciones dependerá no sólo cuántas toneladas de atún rojo se podrán capturar entre 2026 y 2028, sino también la credibilidad de ICCAT como foro capaz de conciliar conservación y actividad pesquera en uno de los recursos más valiosos del Atlántico y el Mediterráneo.
Cuota total España 2025: 6.783,67 t
Las toneladas de la tabla son un cálculo aproximado aplicando el % del BOE sobre las 6.783,67 t (en el BOE vienen los porcentajes, no siempre la tonelada exacta
Modalidad
Flota de cebo vivo del Cantábrico (Caladero Cantábrico-Noroeste) 19,3650 % ≈ 1.313,66 t
Flota de cañas y líneas de mano del Estrecho 6,0127 % ≈ 407,88 t
Flotas de palangre y línea de mano 12,3154 % ≈ 835,44 t
Flota de cerco del Mediterráneo 25,2347 % ≈ 1.711,84 t
Almadrabas 24,2223 % ≈ 1.643,16 t
Cañeros autorizados a pescar en aguas del Caladero Canario 7,9263 % ≈ 537,69 t
Flota de artes menores del Mediterráneo 2,8754 % ≈ 195,06 t
Flota de buques artesanales en el Estrecho de captura limitada 0,8978 % ≈ 60,90 t
Reserva para sobrepasar cuota y flotas fuera del censo específico 0,4000 % ≈ 27,13 t
Almadraba de túnidos menores del Mediterráneo 0,0231 % ≈ 1,57 t
Capturas fortuitas curricaneros de bonito del norte y palangreros de superficie
0,1696 % ≈ 11,51 t
Retención de eventuales ejemplares muertos en pesca recreativa 0,5577 %
La secretaria general de Pesca destaca la importancia del multilateralismo para la gobernanza internacional de los océanos y la pesca sostenible
Isabel Artime subraya la cooperación internacional para garantizar la conservación de los recursos pesqueros y del medio marino para las generaciones futuras
La secretaria general de Pesca, Isabel Artime, ha destacado hoy la “necesidad de la cooperación internacional y la responsabilidad compartida para proteger los recursos pesqueros y el medio marino para las generaciones futuras”.
Artime ha participado hoy en la apertura de la vigésimo novena reunión ordinaria de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT, por sus siglas en inglés), que se celebra en Sevilla del 17 al 24 de noviembre. Allí, ha resaltado que esta organización, con casi 60 años de historia, se ha convertido en un referente global en la conservación de los recursos marinos vivos y en la gestión sostenible de túnidos y especies afines en el Atlántico y el Mediterráneo.
La secretaria general ha destacado los logros de ICCAT, como la recuperación del atún rojo, una especie que estuvo al borde del colapso hace 20 años y que hoy se encuentra en excelente estado, lo que permite revisar al alza sus posibilidades de pesca. Asimismo, Artime ha reafirmado el compromiso de España en la lucha contra la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, uno de los mayores desafíos a los que se enfrentan los océanos.
Durante esta semana, ICCAT decidirá cuestiones clave, como la cuota de atún rojo para el trienio 2026-2028, así como medidas sobre otras especies como pez espada, atún blanco y tiburones.
ICCAT es una de las principales Organizaciones Regionales de Pesca, encargada de la gestión de túnidos y especies afines en el Atlántico y el Mediterráneo. Actualmente cuenta con 55 partes contratantes, entre ellas la Unión Europea. España forma parte de esta organización desde 1969.
WWF insta a ICCAT a adoptar medidas firmes para garantizar la sostenibilidad de las pesquerías de atunes en el Atlántico
Con motivo de la 29.ª reunión de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT), que se celebra en Sevilla del 17 al 24 de noviembre, WWF pide a los países miembros que refuercen su compromiso con una gestión pesquera basada en la ciencia, capaz de garantizar la sostenibilidad de las poblaciones de atunes y la salud de los ecosistemas marinos del Atlántico y el Mediterráneo y, así, el bienestar de las familias que dependen de ellos.
Ante la celebración de la 29º reunión de ICCAT, WWF recuerda que las poblaciones de atunes muestran claros signos de recuperación, gracias al esfuerzo conjunto realizado durante años. Sin embargo, los avances siguen amenazados por la sobrecapacidad de las flotas y la falta de control efectivo. La organización insiste en que no podemos permitir que se repita la historia de sobreexplotación del pasado.
Dentro de las especies claves que se tratarán en esta reunión de ICCAT, destacan:
Atunes tropicales (rabil, patudo y listado)
WWF advierte de que las capturas de atún rabil siguen superando el límite anual permitido (110 000 toneladas). La organización pide mantener ese límite, asignar cuotas por país y abordar el exceso de capacidad de la flota.
En cuanto al patudo, la organización apoya mantener un TAC (Total Admisible de Capturas) precautorio de 73 000 toneladas, que permitiría mantener el stock en niveles saludables en 2034.
Asimismo, insta a adoptar en 2025 una estrategia de gestión para el atún listado del Atlántico occidental y a mejorar el control de los dispositivos agregadores de peces (FAD) mediante la puesta en marcha de sistemas de registro y trazabilidad obligatorios.
Atún rojo del Atlántico
WWF celebra la recuperación de esta especie gracias a un marco de gestión basado en la ciencia. Sin embargo, advierte sobre el aumento de la mortalidad no declarada, como ocurre con los cadáveres de atunes que se encuentran en el mar. La organización pide que se revisen las cuotas para el próximo ciclo (2026-2028) en base a las Reglas de Control de Capturas vigentes y que se garantice el cumplimiento de las normas para evitar mortalidades ocultas, por ejemplo, registrando los ejemplares muertos en las operaciones de pesca de cerco o en la recreativa.
WWF recuerda que la recuperación de esta especie es una oportunidad para hacer un reparto más justo de las cuotas; tratándose de un recurso estratégico alternativo, por ejemplo, para las flotas artesanales que sufren la degradación ambiental y sobreexplotación de sus caladeros.
Pez espada
La población del Atlántico norte se mantiene estable, mientras que la del sur sigue sobreexplotada. WWF reclama que se intensifique el seguimiento de los planes de recuperación, que se anticipe la nueva evaluación de las poblaciones del Mediterráneo y que se refuerce la recogida de datos sobre las nuevas artes de pesca, como las líneas de trampa. También insta a mejorar la trazabilidad y a aplicar la prohibición de redes de deriva en el Mediterráneo.
Tiburones y rayas
La organización pide mantener la prohibición total de capturar tiburón marrajo dientuso y reducir el TAC de tintorera en el Atlántico Sur.
Asimismo, exige una moratoria para la tintorera del Mediterráneo, mejorar las medidas de mitigación de las capturas accidentales y la aplicación de la política de «aletas adheridas naturalmente» sin excepciones a todas las especies de tiburones comerciales.
La organización recuerda la urgencia de proteger los hábitats esenciales para su cría y alimentación, y de fortalecer la cooperación mediante convenios internacionales como CITES, CMS y el Acuerdo sobre Biodiversidad en Alta Mar.
Control de flota y pesca ilegal
WWF alerta de la creciente sobrecapacidad de las flotas en el Atlántico y pide que se adopten registros cerrados de buques a partir de 2026, junto con una cobertura del 100 % de observadores a bordo o mediante sistemas electrónicos en buques industriales y trasbordos en alta mar.
También reclama el cumplimiento de las medidas (REC 24-14) para garantizar la seguridad de los observadores, reforzar la lucha contra la pesca ilegal y promover de manera complementaria al VMS, el uso del sistema AIS para aumentar la seguridad, transparencia y el control en el mar.
“ICCAT ha abierto el camino de la recuperación y gestión sostenible de los atunes y especies similares a nivel global y, en Sevilla, tiene una oportunidad decisiva para demostrar su liderazgo y garantizar la gestión de los recursos marinos y la conservación de su ecosistema se base en la mejor ciencia y no en intereses a corto plazo. Solo con decisiones firmes y coordinadas podremos mantener pesquerías sostenibles, un océano saludable y medios de vida estables para las comunidades costeras que dependen de ellos”, comentó Raúl García, Coordinador de Pesquerías de WWF España, que participa en la reunión
Y concluyó: “Ante tales retos, desde WWF instamos a todas las Partes a ratificar la Convención de ICCAT, adoptada en 2018. Su entrada en vigor ampliaría su mandato a la conservación de especies altamente migratorias como los tiburones y reforzaría principios como el enfoque ecosistémico y precautorio”.
Notable recuperación de la especie
La flota española de atún rojo entra desde hoy en una semana decisiva en Sevilla, donde más de 60 países negocian en el seno de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT) el reparto de las capturas de túnidos en el Atlántico y el Mediterráneo hasta 2028. La reunión, que se prolongará hasta el 24 de noviembre en formato híbrido, tiene un protagonista claro: la revisión al alza de la cuota de atún rojo, una especie emblemática cuya recuperación ha sido avalada por los informes científicos de la propia organización.
España, que ya es el país europeo con mayor cupo de atún rojo, acudirá al encuentro decidida a defender un incremento “ambicioso pero responsable” de sus posibilidades de pesca. El Gobierno y el propio sector apuntan a un aumento cercano al 19 % para el trienio 2026-2028, dentro de la horquilla del 12-20 % que los científicos de ICCAT consideran compatible con el buen estado del stock tras años de severas restricciones.
Actualmente, el Total Admisible de Capturas (TAC) de atún rojo del Atlántico oriental y el Mediterráneo ronda las 40.000 toneladas anuales y España dispone de algo más de 6.780 toneladas, repartidas entre la flota de cerco del Mediterráneo, las históricas almadrabas del Golfo de Cádiz, los barcos de cebo vivo del Cantábrico, los cañeros de Canarias y las flotas artesanales del Estrecho y del Mediterráneo. Ese reparto interno también está sobre la mesa: si ICCAT aprueba una subida significativa, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ya ha anunciado una revisión del real decreto que regula esta pesquería para abrir la mano a nuevos segmentos de flota y atender las demandas de la pesca artesanal y de las capturas accesorias.
La delegación europea negociará en Sevilla en nombre de los 27 Estados miembros, en un escenario complejo en el que se cruzan intereses históricos y nuevas aspiraciones. De un lado, potencias pesqueras con flotas altamente desarrolladas como la UE o Japón; de otro, países emergentes que reclaman una mayor porción del recurso para desarrollar sus propias pesquerías. El presidente de ICCAT, Ernesto Penas, ya ha advertido en los días previos que, tras el éxito del plan de recuperación, “no se puede fallar ahora” en la gestión, y ha llamado a encontrar un equilibrio entre la explotación económica y la sostenibilidad a largo plazo.
Para la flota española, la cita de Sevilla es algo más que una batalla de cifras. El atún rojo se ha convertido en una especie refugio para muchas empresas afectadas por la caída de otras pesquerías, la presión de especies invasoras o la competencia creciente en los mercados internacionales. En el Estrecho y el Golfo de Cádiz, las almadrabas y los barcos artesanales denuncian desde hace años que la expansión del atún, unido a la invasión del alga Rugulopteryx okamurae, ha cambiado por completo el equilibrio ecológico y ha reducido la presencia de especies tradicionales como el voraz, el pez sable o el pulpo, lo que aumenta la dependencia de una cuota suficiente de atún rojo para sostener las economías locales.
En el Cantábrico, las empresas de cebo vivo subrayan que llevan más de una década aplicando medidas estrictas de control, cupos individualizados y sistemas de seguimiento que han contribuido de forma decisiva a la recuperación de la especie. El mensaje que llega desde las organizaciones de productores y cofradías es nítido: el esfuerzo realizado por la flota europea y, en particular, por la española debe verse recompensado con un escenario de estabilidad y crecimiento moderado que permita planificar inversiones, renovar buques y mantener empleo en tierra y a bordo.
En paralelo a la “gran batalla” del atún rojo, la agenda de ICCAT incluye otros dosieres relevantes para el sector español. La organización debatirá sobre la situación del bonito del norte, que los científicos sitúan en un estado biológico muy favorable, así como sobre el pez espada del Atlántico norte y sur, con situaciones diferenciadas, y varias especies de tiburones sometidas a una fuerte presión pesquera. También se analizará la gestión de los atunes tropicales (rabil, listado y patudo), esenciales para la industria conservera, incluidos los periodos de veda y el uso de dispositivos concentradores de peces (FAD).
La reunión de Sevilla llega después de un intenso trabajo técnico a lo largo del año, en el que el comité científico de ICCAT ha desarrollado nuevos modelos de evaluación y ha testado estrategias de gestión basadas en reglas de control de capturas. El objetivo es dotar a la Comisión de herramientas que permitan ajustar los TAC de forma predecible en función del estado del stock, reduciendo así la incertidumbre política que rodea cada trienio de negociación. De hecho, los documentos preparatorios apuntan ya a dos escenarios concretos de aumento del TAC global de atún rojo, que podrían situarlo en torno a las 45.000-48.000 toneladas anuales en el periodo 2026-2028.
Más allá de los números, la reunión de la ICCAT en Sevilla tiene una fuerte carga simbólica para España, que alberga la sede de la organización en Madrid desde 1966 y se ha consolidado como una de las potencias clave en la gobernanza internacional de los túnidos. El sector pesquero español llega con la vista puesta en un resultado que consolide el “caso de éxito” del atún rojo y permita, al mismo tiempo, responder a las necesidades de la flota y de las comunidades costeras que dependen de esta especie.
Durante los próximos días, la negociación se desarrollará en sesiones de panel, grupos técnicos y encuentros bilaterales en los pasillos del hotel sevillano que acoge la cumbre. En ellos se calibrarán apoyos, se intercambiarán propuestas de texto y se buscarán equilibrios que permitan cerrar un acuerdo de consenso antes del 24 de noviembre. Para la flota española, el objetivo está claro: lograr un aumento significativo de la cuota de atún rojo que reconozca el esfuerzo realizado, consolide el empleo y fortalezca su posición en un mercado global cada vez más competitivo, sin perder de vista que el verdadero capital a proteger sigue siendo el buen estado de los stocks.