En los mercados internacionales, pocos productos pesqueros pueden presumir de un récord como el del pangasio vietnamita: el 100% de su producción mundial cuenta con la certificación ASC (Aquaculture Stewardship Council), el sello que garantiza prácticas responsables en materia ambiental, social y de seguridad alimentaria.

Originario de los grandes ríos del Sudeste Asiático, como el Mekong y el Chao Phraya, el pangasio (Pangasianodon hypophthalmus) ha encontrado en Vietnam el escenario perfecto para un desarrollo intensivo y controlado en acuicultura, convirtiéndose en un emblema de sostenibilidad certificada.

Datos de un monopolio verde
En 2024, Vietnam registró 58 granjas certificadas ASC, con una producción de unas 210.144 toneladas y exportaciones a 61 países, incluidos Países Bajos, Alemania, Reino Unido y Suiza, mercados reconocidos por su rigor en materia de estándares ambientales y de calidad.

Los beneficios van más allá del sello. Cada tonelada de pangasio certificado ahorra, de media, 144 metros cúbicos de agua. El 88,9% de las instalaciones cuenta con sistemas avanzados de prevención y control de enfermedades, y el 72,4% dispone de plantas de tratamiento de lodos de alto nivel. La productividad alcanza el 70,4%, lo que reduce costes y refuerza la competitividad.

Una llave de oro para mercados exigentes
Para Vietnam, la certificación ASC no es solo un reconocimiento, sino una herramienta estratégica para afianzar su presencia en mercados premium, en un contexto en el que los consumidores valoran cada vez más los productos con garantías ambientales y sociales.

Situación en Italia
En el mercado italiano, el pangasio certificado ASC está presente, pero con una cuota reducida respecto a otros países europeos. Tras el auge de hace más de una década, su consumo se ha moderado, condicionado por una percepción pública desigual y por la competencia de especies más habituales como el bacalao o la platija. Actualmente, su presencia se concentra en productos congelados de la gran distribución y en la restauración colectiva, con un potencial de crecimiento vinculado a su aval de sostenibilidad.

Un modelo para la acuicultura mundial
Mientras otros países siguen debatiendo cómo “ecologizar” su acuicultura, Vietnam ha logrado convertir el pangasio certificado ASC en un caso de éxito global que combina sostenibilidad y negocio. Un ejemplo de estrategia industrial que ofrece lecciones para el sector pesquero internacional, con margen aún para crecer en mercados como el italiano.

En los últimos años, España ha experimentado una notable disminución de las poblaciones de pulpo común (Octopus vulgaris), una especie emblemática tanto para la pesca artesanal como para la exportación hacia mercados europeos e internacionales. La sobrepesca, los cambios ambientales y el aumento de la demanda global han puesto bajo fuerte presión a las poblaciones silvestres.

La situación ha desatado un debate de múltiples aristas. Por un lado, pescadores y empresas buscan garantizar un suministro estable; por otro, organizaciones ecologistas y científicos cuestionan la sostenibilidad y la ética del consumo de esta especie.

Importar o criar: dos caminos controvertidos
Ante la caída de la producción local, España ha incrementado las importaciones de pulpo desde países como Marruecos y Mauritania. Esta estrategia asegura continuidad en el mercado, pero plantea interrogantes sobre la trazabilidad, la sostenibilidad de las capturas y las condiciones laborales en los países exportadores.

En paralelo, avanzan los proyectos de acuicultura, con el primer criadero industrial a gran escala previsto en las Islas Canarias. Sin embargo, la iniciativa ha generado fuertes polémicas: expertos y activistas advierten sobre el bienestar animal —el pulpo es un invertebrado con un sistema nervioso complejo y gran capacidad cognitiva— y sobre el posible impacto ambiental de la cría intensiva.

Un impacto que llega a Italia
La crisis del pulpo en España no se limita a sus costas. El producto español representa una parte significativa de las importaciones que abastecen al mercado italiano, tanto en el sector Horeca como en la gran distribución. Una reducción de la oferta o un encarecimiento del producto podría obligar a los operadores italianos a diversificar sus proveedores o a buscar alternativas de consumo.

El reto: equilibrar demanda y sostenibilidad
El sector se enfrenta a una difícil ecuación: satisfacer la demanda sin agotar el recurso. Entre las soluciones se barajan una disminución del esfuerzo pesquero, cuotas más estrictas, acuicultura de bajo impacto y campañas de concienciación para fomentar un consumo responsable.

La pregunta clave sigue abierta: ¿es mejor importar o proteger? La respuesta dependerá de una gobernanza internacional sólida y del compromiso de todos los eslabones de la cadena, desde el mar hasta el consumidor final.

El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y Pesca España han recordado esta semana la relevancia que adquieren los productos del mar durante los meses estivales, especialmente para quienes buscan comidas más ligeras que aporten energía y bienestar. En verano, el pescado y el marisco no solo ganan protagonismo por su frescura y versatilidad en la cocina, sino también por sus propiedades nutricionales, entre ellas su potente efecto antiinflamatorio.

Un aliado para sentirse más ligero
Con el calor, la alimentación tiende a orientarse hacia platos frescos, menos calóricos y fáciles de digerir. El pescado —rico en proteínas de alta calidad y grasas saludables— se convierte en una opción ideal para quienes desean mantener una dieta equilibrada sin renunciar al sabor.

Según expertos en nutrición, especies como el atún, la sardina, la caballa o el salmón aportan ácidos grasos omega-3, conocidos por su papel en la reducción de la inflamación y en la protección del sistema cardiovascular. Además, estos nutrientes favorecen la salud cerebral y pueden contribuir a mejorar el estado de ánimo.

Pesca España ha recordado la importancia que adquieren los productos del mar en las dietas veraniegas para aquellos que “buscan sentirse menos pesados y más vitales”. La organización destaca la capacidad de los ácidos grasos omega-3, presentes en productos del mar como la caballa, el atún o las sardinas, para ayudar a controlar procesos inflamatorios y “promover una mejor sensación de bienestar”. Estos nutrientes, especialmente el EPA y el DHA, actúan reduciendo la producción de moléculas inflamatorias en el cuerpo.

La sensación de hinchazón o pesadez digestiva, incluso sin comer mucho, puede estar causada por la inflamación de bajo grado, “cada vez más frecuente”, señala Pesca España. Factores como el estrés, el sedentarismo, la falta de sueño o una dieta pobre en nutrientes clave aumentan esta hinchazón que, aunque es una reacción natural del cuerpo, si se prolonga, puede generar molestias digestivas, fatiga, retención de líquidos y elevar el riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas.

Más allá del plato: sostenibilidad y proximidad
El ministerio también ha subrayado la importancia de elegir pescado de temporada y de origen sostenible, apoyando así a la pesca local y reduciendo el impacto ambiental. En esta época del año, las lonjas españolas ofrecen una amplia variedad de especies frescas que permiten elaborar desde recetas tradicionales hasta propuestas más innovadoras.

Vitalidad para disfrutar el verano
Mantener una dieta rica en pescado puede ayudar a combatir la fatiga propia de las altas temperaturas, gracias a su aporte de vitaminas, minerales y proteínas fácilmente asimilables. Combinado con frutas, verduras y una adecuada hidratación, se convierte en un pilar fundamental para afrontar los meses de calor con más energía y vitalidad.

En palabras de la administración pesquera, “los productos del mar no solo son un placer para el paladar, sino un impulso para el bienestar físico y mental durante el verano”.